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Txapote y Amaia se niegan a declarar en el inicio del juicio por la muerte de Miguel Ángel Blanco

La Fiscalía pide para cada uno de ellos 50 años de cárcel.- Cerca de 300 personas se manifiestan ante la Audiencia Nacional para expresar su rechazo al proceso de paz

La Audiencia Nacional ha iniciado hoy el juicio a los etarras Francisco Javier García Gaztellu, alias Txapote, y su compañera sentimental Irantzu Gallastegi Sodupe, alias Amaia, como presuntos autores materiales de la muerte de Miguel Ángel Blanco, nueve años después del asesinato del concejal del PP en Ermua, que conmocionó a la sociedad española y provocó multitudinarias manifestaciones en todo el país. Los dos terroristas, para los que el fiscal pide 50 años de cárcel para cada uno, se han negado a declarar. Unas 300 personas se han manifestado frente al tribunal contra la negociación con ETA y el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido.

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Tras la negativa de los acusados a responder, algo que han manifestado en euskera, el fiscal y la acusación particular han leído sus preguntas. "¿Dispararon en la nuca a Miguel Ángel Blanco Garrido?, ¿Eran conscientes de su sufrimiento?", han sido algunas de las cuestiones que ha formulado el fiscal y que no han obtenido respuesta. Después ha comparecido Consuelo Garrido, madre de Miguel Ángel Blanco, quien ha sido interrogada por el fiscal acerca de los horarios de su hijo y sobre si había recibido amenazas de algún tipo.

Txapote y Amaia se han mostrado en todo momento indiferentes ante el proceso, aunque han evitado desafiar al tribunal como hicieran la pasada semana en su primer juicio juntos. En esta ocasión, la actitud desafiante ha provenido de los tres etarras que han sido llamados a declarar como testigos, Sebastián Lasa, Kepa Etxeberria y Gregorio Escudero, quienes a pesar de estar obligados a declarar por su condición de testigos, se han negado a hacerlo, por lo que el fiscal Miguel Ángel Carballo, ha solicitado que se les dedujera testimonio por un delito de desobediencia.

La presidenta del tribunal, Manuela Fernández de Prado, ha tenido incluso que llamar la atención a Lasa después de que éste saludase efusivamente y con el puño en alto a los acusados, a lo que el testigo ha contestado en voz baja, como posteriormente ha puesto en evidencia el fiscal: "yo me comporto como quiero".

Antes había comparecido Ibon Muñoa, ex concejal de HB que cumple 25 años de cárcel como cooperador necesario en el secuestro y posterior asesinato de Miguel Angel Blanco. Al ser preguntado, entre otras muchas cosas, si él elaboro informaciones sobre ediles del PP, Muñoa mantuvo que no se acordaba de "nada" y, en contra de lo que declaró en su momento, aseguró que nunca conoció a Miguel Angel Blanco y que todo lo que declaró en su día fue bajo tortura. "Estaba roto psíquicamente", ha afirmado el ex edil de HB, momento en el que Marimar Blanco, hermana de la víctima que se encontraba entre el público, ha exclamado: "Ya. Y nosotros no".

La madre del concejal, Soledad Garrido, ha sido la primera testigo en declarar. Tras relatar que la última vez que vio a su hijo fue cuando fue a comer a casa, ha explicado que el concejal "se llevaba bien con todo el mundo" y "sólo había tenido enfrentamientos con gente de HB, aunque no tomaba precauciones". A preguntas del fiscal, quien ha renunciado al testimonio del padre del edil por considerar "innecesario someter a esta víctima a un interrogatorio", Soledad Garrido ha asegurado que desde el asesinato de su hijo, ella y su marido están bajo tratamiento psicológico, y "mi hija después de esto (el juicio), también".

Además de 50 años de cárcel para Gaztelu y Gallastegi por los delitos de secuestro y asesinato terroristas (20 por el delito de secuestro y 30 por el de asesinato para cada uno), la Fiscalía solicita al tribunal que dicte una orden de alejamiento de la localidad de Ermua durante 5 años después de que los etarras salgan de prisión.

El juicio continuará mañana con el interrogatorio a más testigos.

Protesta frente a la Audiencia

El furgón policial que ha trasladado a la madrileña calle Génova a los etarras García Gaztelu y Gallastegi Sodupe ha sido recibido por una concentración de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), del Foro de Ermua y de Nuevas Generaciones del PP del País Vasco. El presidente de la AVT, Francisco José Alcaraz, ha vuelto a manifestar su oposición al proceso de paz. Alcaraz ha dicho que si se negocia con ETA será como "volver a disparar" a Miguel Ángel Blanco y a todos los que fueron asesinados por la banda terrorista. Los concentrados a las puertas del tribunal han gritado asesinos, asesinos y coreado lemas como Negociación, en mi nombre, no; Zapatero, embustero o Vascos sí, ETA no, junto a otras como Conde-Pumpido, estás corrompido; Kale borroka, patada en la boca, España entera y una sola bandera o Guardia Civil, empuña tu fusil.

Según el relato de los hechos del fiscal, Gallastegi abordó a Blanco el jueves 10 de julio de 1997 en la estación de tren de Eibar (Guipúzcoa), cuando éste acudía a su trabajo. La tarde de ese mismo día, la Ertzaintza y el Servicio de Seguridad del PP recibieron una llamada de Egin-Irratia en la que se alertaba de que ETA reivindicaba el secuestro del concejal y daba de plazo hasta las 16.00 horas del sábado 12 de julio para trasladar a todos los presos etarras a Euskal Herria, o de lo contrario le matarían. El mismo sábado a las 16.40 se localizó en un campo cercano a Lasarte (Guipúzcoa) el cuerpo del concejal popular, aún con vida, con las manos atadas con un cable eléctrico y dos heridas de bala en la cabeza. Los disparos, explica el fiscal, fueron efectuados a muy pocos centímetros de la cabeza de Blanco, encontrándose "en posición y condiciones de absoluta indefensión". Al día siguiente el edil de Ermua fallecía en un hospital de San Sebastián.

Poco después de conocerse la desaparición de Miguel Ángel Blanco, comenzaron en las calles las muestras de apoyo de los ciudadanos, primero de los vecinos de Ermua, a los que se fueron sumando concentraciones en toda España, fuertemente conmocionada diez días antes por las imágenes de la liberación del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara tras su largo secuestro por ETA. El país siguió con angustia minuto a minuto durante dos días el desarrollo de los hechos, con la esperanza de que ETA no cumpliera finalmente su amenaza. Sin embargo, lo hizo, y acabó con la vida del economista de 29 años. Desde ese momento, los crespones negros en las ventanas y las banderas a media asta sustituyeron a los lazos azules con los que se había pedido su liberación, con las manos blancas, y que supusieron el nacimiento del llamado espíritu de Ermua.

La madre y la hermana de Miguel Ángel Blanco, durante el juicio.
La madre y la hermana de Miguel Ángel Blanco, durante el juicio.EFE
Un grupo de personas protesta frente a la Audiencia Nacional contra el proceso de paz.
Un grupo de personas protesta frente a la Audiencia Nacional contra el proceso de paz.EFE

"Si los que están a favor del proceso tuvieran que pasar por esto decidirían romper"

"Si muchos de los que están a favor del mal llamado proceso de paz tuvieran que pasar por esto", en alusión al juicio a sus asesinos, "decidirían romper" con ese proceso. Ni Txapote ni Amaia demuestran "ninguna intención de querer reinsertarse en la vida social" ni pedir perdón a las víctimas. Así se ha mostrado tras el primer día del juicio María del Mar Blanco, presidenta de la Fundación Miguel Ángel Blanco y hermana del edil del PP asesinado por ETA. Además, ha admitido que en el juicio sintió "odio y rencor" al ver cara a cara a los asesinos de su hermano, unos sentimientos que comparte "con todos los que estuvieron presentes" en la sala. Por eso, confía en que los terroristas "cumplan el mayor número de años en la cárcel". Si por los familiares de las víctimas fuera, según ha dicho, "nunca volverían a salir de sus cárceles para pagar todos los crímenes que han cometido en su larga carrera asesina".

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