_
_
_
_
_
Reportaje:

Los barones del PP imponen sus deseos

El pacto del Estatuto de Andalucía evidencia el poder emergente de los líderes autonómicos

Carlos E. Cué

Jaume Matas abrió la veda: su choque con la dirección del PP por el sistema de financiación que proponía el Estatuto balear, muy similar al del catalán, acabó con un pacto. Finalmente, dicho texto fija una inversión del Estado de 3.000 millones en 10 años, aunque no la vincula a la participación de esta comunidad en el PIB español, la fórmula que figura en el Estatuto catalán y por la que apostaban Matas y los socialistas de Baleares.

De esta forma, la voluntad de uno de los barones regionales más importantes del PP de sacar adelante su propio estatuto, calificado por él mismo como una respuesta para "defenderse" del catalán, se impuso. Y poco a poco, ha sido así con todas las reformas estatutarias.

"En el partido hay quien cree que el pacto no nos interesa, pero son minoría", señala un diputado

El PP aragonés, por ejemplo, que aún no se ha recuperado electoralmente desde que José María Aznar apostó por el trasvase del Ebro, contestado en la calle por miles de aragoneses, ha pactado con el PSOE regional una fórmula que prácticamente hace inviable el trasvase, ya que establece el derecho "preferente al aprovechamiento de los recursos hídricos" de Aragón, y reserva 6.550 hectómetros cúbicos de agua para uso exclusivo de la comunidad.

Por su relevancia política, sin embargo, la clave era el estatuto andaluz. En las últimas semanas, el líder del PP en esta comunidad, Javier Arenas, ex secretario general del partido y asistente habitual a los maitines de los lunes, había dejado bien clara su voluntad de encontrar un pacto. Las resistencias internas se hicieron evidentes cuando Eduardo Zaplana, portavoz parlamentario, señaló la semana pasada que veía "tremendamente complicado" el sí de su partido al Estatuto andaluz, precisamente en el momento en que Arenas manifestaba que lo veía "posible". Esto provocó el enésimo desencuentro entre ambos, que se saldó por parte de Arenas con diplomacia: "Han sido formas de expresarse distintas", señaló para zanjar la cuestión.

Fuentes del PP andaluz aclaran, sin embargo, que su líder ha negociado directamente con Mariano Rajoy y Ángel Acebes, dejando al margen al portavoz parlamentario. De hecho, en la negociación final del acuerdo participó el portavoz socialista, Diego López Garrido, pero no su homólogo Zaplana. Por parte del PP estaban la mano derecha de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, y Federico Trillo, portavoz en la Comisión Constitucional.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Después de este encontronazo entre Zaplana y Arenas, muchas personas del PP siguieron atentamente la rueda de prensa que ofreció, como todos los martes, el portavoz. La convocatoria se producía mientras PSOE y PP negociaban una solución para el término "realidad nacional". Esta vez fue muy cuidadoso, aunque entró en la cuestión central: "No hay novedades. Ojalá se llegara a un acuerdo, señal de que el Estatuto que sale es claramente constitucional. Y también he dicho, y sigo diciendo, que el el Partido Popular nunca respaldará la definición de Andalucía como realidad nacional", señaló. La palabra "definición" era la clave que hizo respirar tranquilos a los dirigentes del PP andaluz. Ya se sabía entonces que el pacto no pasaría por una definición. Aún así, Acebes había sido el día anterior mucho más cuidadoso en su rueda de prensa de los lunes. "No hay novedades", se limitó a decir, sin añadidos que pudieran ser polémicos.

Lo cierto es que los diputados andaluces ansiaban un pacto para no quedarse fuera del Estatuto, como en 1980, pero conocían las resistencias internas en el PP y especialmente en algunos medios con influencia en el partido. Nadie quería causarle un problema grave a Rajoy. "Tenemos que buscar una fórmula imaginativa para la realidad nacional, porque todos nos hemos comprometido demasiado en estas últimas semanas y, sobre todo, nadie va a permitir una fórmula con la que algunos medios puedan decir que Arenas estrangula a Rajoy, o cosas parecidas", señalaba un relevante diputado andaluz pocas horas antes de alcanzar el pacto.

Lo cierto es que el PP se ha debatido estos días, aunque nunca de manera orgánica, sino más bien en comentarios de pasillo, entre quienes piensan que el pacto con el PSOE por el Estatuto andaluz beneficia electoralmente al partido y los que creen que le perjudica. "Desde luego, electoralmente nos interesa mucho el pacto en Andalucía", señala otro diputado nacional de dicha comunidad. "En el partido hay quien cree que no nos interesa tanto en el resto de España, pero yo creo que son minoría y Rajoy no está entre ellos", concluye.

El único barón que no tuvo fortuna para imponer sus criterios pactistas fue el catalán Josep Piqué. Cuando trató de buscar un punto de encuentro -se le ocurrió decir:

"De alguna manera se nos va dando la razón en muchas cosas, como es el tema de financiación", en pleno debate estatutario- provocó la mayor crisis del PP en los últimos años. Acebes le corrigió: "El acuerdo va contra la España de todos. Si alguien ha hecho declaraciones contrarias a esta posición, se ha equivocado". Rajoy habló con Piqué durante tres horas y le convenció para que no dimitiera, aunque éste quedó totalmente desautorizado.

Ahora el PP tiene un nuevo frente abierto en el que se verá el creciente poder de los nuevos barones. El PSOE quiere reconocer el "carácter nacional" de Galicia en su nuevo estatuto. El líder popular, Alberto Núñez Feijóo, no ha dado un no definitivo, se ha limitado a aclarar que esperará a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto catalán. El nuevo pulso está servido.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_