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El cerebro de la trama marbellí cobró de constructores en Murcia y Estepona

La confesión de Roca y sus testaferros abre nuevas vías en el más grave caso de corrupción

La confesión en la última semana de dos de los supuestos testaferros del ex asesor municipal de urbanismo de Marbella y del propio Juan Antonio Roca ha abierto nuevas vías para la investigación del caso de corrupción urbanística más grave de España. Juan Antonio Roca, presunto cerebro de la trama de corrupción en el Ayuntamiento de Marbella desde su puesto de asesor de urbanismo, admitió en su última declaración al juez que ha hecho negocios inmobiliarios durante su etapa de gestor municipal por los que ha cobrado como intermediario en Marbella, Murcia y Estepona y que parte del patrimonio y de las empresas que se le adjudican son de su propiedad, aunque inicialmente lo negó.

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Roca empieza a verse afectado por las confesiones de sus testaferros. Las declaraciones previas de Montserrat Corulla y Óscar Benavente ante el juez Miguel Ángel Torres de Marbella, que instruye la Operación Malaya, han abierto algunas puertas cerradas en las anteriores declaraciones de Roca.

Tanto Benavente como Corulla desempeñaban un papel clave en la estructura de sociedades montada por Roca para el blanqueo del dinero obtenido y su reinversión en la actividad inmobiliaria, con lo que obtenía nuevos beneficios, según la investigación judicial. En esta trama de sociedades figuran Condeor S. L., Hotel La Malvasía, finca la Caridad, Marqués de Velilla, Jabor Magarbe y Vanda Agropecuaria.

El ex gerente y luego asesor de Urbanismo de Marbella sigue manteniendo que no cambiará "libertad por delación", pero, al menos, ha empezado a detallar su patrimonio. Por ejemplo, si en su primera declaración aseguró que del centenar de caballos de la cuadra de Marqués de Velilla (Marbella) sólo eran suyos siete, ahora admite que posee su totalidad (107 con los últimos nacimientos), aunque oficialmente figuren a nombre de un testaferro, Óscar Benavente.

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Roca detalló al magistrado que fue ampliando la cuadra poco a poco, y que su amigo Manuel González le había regalado hace muchos años cinco o seis vacas y dos toros bravos. Igualmente, mantuvo ante el juez que sólo era dueño de dos modestos pisos en Marbella. Ahora admite, por ejemplo, que posee un lujoso palacete en Madrid, el Ángel de Tepa, valorado en más de 30 millones de euros, a medias con el que fue su jefe político, Pedro Román Zurdo, ex primer teniente de alcalde durante la etapa de Jesús Gil.

También ha dado un matiz a la labor privada que simultaneó con su puesto de máximo jefe en la práctica del urbanismo marbellí. Si en un inicio aseguraba que su única labor extramunicipal fue la de asesorar a 120 empresas, ahora escala un peldaño más en sus gestiones personales: admite que ha ganado dinero con terrenos que ha vendido en Murcia, Marbella, Estepona y en otros muchos sitios. Este dinero lo ganaba como intermediario y normalmente lo cobraba de constructores en efectivo. El pago también se hacía a lo largo de un periodo de tiempo.

Así, admitió que había vendido solares al empresario Javier Arteche, a Fidel San Román, empresario ya imputado en esta trama y al que tras su detención el Gobierno madrileño de Esperanza Aguirre rescindió la gestión del coso de Las Ventas; Enrique Ventero o Aifos, y muchos más que no recordaba.

Entre los terrenos vendidos citó los casos de Altos Reales y La Dama de Noche, está última propiedad de una sociedad del propio Roca, y que fue a manos de San Román.

A tenor de su declaración, el máximo responsable urbanístico de Marbella tenía negocios privados con las empresas a las que como cargo público había de conceder licencias o convenios. Aseguró, en un nuevo giro de tuerca, que dentro de su patrimonio no sólo se incluían dos pisos en Marbella, sino también tres parcelas.

En el capítulo societario, Roca recordó que poseía empresas que antes había declarado que le eran ajenas, entre ellas Condeor, Mar de Bahía, Aguaca, One Properties y Vanda Agrícola.

Respecto de los convenios urbanísticos que concedió durante su mandato, aseguró que siempre fueron conocidos con anterioridad por la Junta de Andalucía, para que allí fuesen aprobados o refrendados tanto por los cargos políticos como por los técnicos, y amagó que en su momento demostrará que obtuvo luz verde para ello. Roca hizo concesiones al juez en cuanto al reconocimiento de su patrimonio real, forzado por las delaciones previas de sus testaferros Benavente o Corulla, pero no dio el menor paso en el capítulo más grave que pesa sobre él: la obtención y reparto entre los ediles de más de 30 millones de euros procedentes de sobornos de empresarios de la construcción.

En este sentido, retó a San Román a que demuestre que le hizo entrega de seis millones de euros a cambio de favores urbanísticos, como ha declarado el constructor. En esto fue tajante. Juan Antonio Roca garantizó al juez que nunca había recibido dinero de ningún empresario ni había hecho entrega a nadie de dinero en efectivo. Sólo admitió dos entregas de efectivos bajo un ámbito personal. Relató que había prestado unos 18 millones de pesetas a la ex concejal Carmen Revilla para que comprase una casa y evitarle que pidiera un crédito bancario.

La edil le prometió que le devolvería el dinero, sin que, según su versión, hasta la fecha hubiese ocurrido. Igualmente, detalló que a Rafael González le dejó unas pequeñas cantidades de dinero durante seis o siete meses, ya que un juzgado le había embargado su nómina y estaba pasando dificultades económicas. Nuevamente, aseguró que dichas cantidades no le habían sido reintegradas.

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