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El desalojo de una casa 'okupada' provoca graves disturbios en Barcelona

El anuncio de desalojo de una fábrica de plásticos okupada por una treintena de personas provocó en la noche del miércoles graves incidentes en el barrio de Gràcia de Barcelona, que se saldaron con daños en el mobiliario público valorados en 21.000 euros y dejaron sin luz a más de 1.500 familias. No hubo detenciones.

Un grupo de 20 a 40 jóvenes, perfectamente organizados y con el rostro cubierto, actuó simultáneamente en cinco puntos diferentes del barrio. Según los vecinos, la policía tardó tres cuartos de hora en llegar. Fuentes de los Mossos d'Esquadra indicaron que tardaron 18 minutos en intervenir plenamente. El portavoz del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Hereu, explicó que los jóvenes utilizaron tácticas de guerrilla urbana. Bloquearon las calles de acceso a la fábrica y prendieron fuego al mobiliario urbano, cabinas de teléfono y contenedores de basuras.

Las barricadas levantadas impidieron el acceso a la zona de la policía y de los bomberos y tuvieron que ser los vecinos, desde las puertas de sus casas y desde los balcones, quienes empezaron a apagar los incendios, sobre todo el que prendieron frente a la antigua fábrica okupada.

La operación relámpago de los okupas duró poco menos de media hora y conmocionó al barrio de Gràcia, que criticó el retraso con que llegaron al lugar de los incidentes las fuerzas de seguridad. Los vecinos criticaron también la falta de previsión de la policía, que no previó los altercados que podía provocar el anuncio de desalojo.

"Película de miedo"

"Los vecinos se vieron metidos en una película de miedo, algo parecido a una guerrilla urbana. Exigimos que se investigue lo sucedido ayer y que se detenga a los autores del incidente", aseguró el portavoz del Ayuntamiento, Jordi Hereu, en una rueda de prensa.

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Las declaraciones de Hereu que implícitamente cuestionó la actuación de los Mossos d'Esquadra, provocaron la inmediata reacción de la Generalitat.

La consejera de Interior, Montserrat Tura, pidió públicamente a los miembros de la corporación municipal que cesasen en el "goteo de opiniones públicas no siempre favorables" a las actuaciones de los Mossos, y que en todo caso las canalizasen en los organismos previstos en los convenios de despliegue. "Lo que se trata es de condenar la violencia y no criticarnos unas autoridades a otras", añadió la consejera.

Los disturbios de la noche del miércoles son los cuartos que se producen en Barcelona en apenas cuatro meses. En marzo, tras la convocatoria del botellón multitudinario, hubo actos vandálicos en el Raval que originaron pérdidas en los comercios de la zona por valor de 200.000 euros. Más recientemente, con ocasión de la celebración de los títulos ganados por el Barça (Liga y Champions), se repitieron los incidentes en el centro de la ciudad. En el caso de la Copa de Europa, los destrozos alcanzaron los 700.000 euros.

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