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El director de Urbanismo de Madrid eliminó el veto de los técnicos para favorecer su negocio

Enrique Porto autorizó con su firma un plan para edificar en sus tierras pese a los informes en contra

Enrique Porto, director general de Urbanismo de Madrid hasta el pasado martes -dimitió al consultarle EL PAÍS por un negocio privado que hizo en Villanueva de la Cañada gracias a su gestión como cargo público- desoyó y alteró las conclusiones de los tres técnicos que le plantearon el 17 de septiembre de 2004 mantener la suspensión de edificar en un sector (Los Pocillos) donde Porto poseía con otros socios más de 22.000 metros cuadrados de suelo. Porto, en su informe final y sin las firmas de los técnicos, las dio por subsanadas seis días después. En enero de 2006, vendió esos terrenos por 4,3 millones de euros.

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Porto modificó, al menos en una ocasión, las conclusiones de sus técnicos. Sus funcionarios le plantearon el 17 de septiembre de 2004 mantener la suspensión de edificar en el sector 1 de los Pocillos de Villanueva de la Cañada. Ignoraban que su jefe tenía allí 20.000 metros cuadrados. Porto, que cuando estalló el escándalo alegó que se limitaba a elevar lo que le decían sus técnicos, realizó una radical modificación de su propuesta. El documento final que debió firmar Porto, tal y como se lo pasaron sus técnicos, contenía el siguiente veredicto: "En virtud del informe técnico y jurídico (...) procede que se adopte el siguiente acuerdo:

- Primero. Mantener el aplazamiento del Plan Parcial del Sector 1 de Los Pocillos a los efectos de que por el Ayuntamiento se subsanen las deficiencias puestas de manifiesto en el informe de la dirección general de Urbanismo y Planificación Regional.

- Segundo. Devolver el expediente al Ayuntamiento de Villanueva de la Cañada para las correcciones solicitadas. El documento definitivo deberá remitirse a la comunidad en el plazo de seis meses a contar desde la notificación del aplazamiento de la aprobación definitiva".

Porto eliminó esta propuesta técnica del informe final, que rubricó sólo seis días después con el siguiente texto: "Procede que se adopte el siguiente acuerdo:

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-Primero. Dar por subsanadas las deficiencias que motivaron el aplazamiento del Sector 1 Los Pocillos por acuerdo de la Comisión de Urbanismo de 7 de mayo de 2003.

- Segundo. Aprobar definitivamente el Plan Parcial del Sector Los Pocillos del Plan General de Villanueva de la Cañada.

Lo hizo en su nombre y con su firma, vulnerando, entre otros posibles preceptos legales, el artículo 4 de la Ley de Altos Cargos de la Comunidad de Madrid que le obligaba a inhibirse de un asunto en el que tenía intereses.

El 28 de septiembre de 2004, la comisión de Urbanismo sólo conoció el informe corregido por Porto. Y lo aprobó con su presencia. Había eliminado la última traba para urbanizar el sector de Los Pocillos -1,4 millones de metros cuadrados-, cuya recalificación diseñó en 1999 como arquitecto privado. Sus tierras -más de 22.000 metros cuadrados a su nombre o al de su sociedad Elclansol-, adquirieron un valor inusitado. Este plan parcial estaba paralizado desde 2003 porque los técnicos entendían que precisaba un informe de impacto ambiental, irrumpía en montes preservados y presentaba problemas con una carretera (M-503), entre otros.

En 2004, los técnicos volvieron a confirmar su veto al Plan Parcial. Porto necesitaba desbloquear este asunto y lo hizo eliminando el informe de los técnicos. Su acto revalorizó sus tierras, como ponen de manifiesto sus escrituras de venta de 2006. Las fincas "se encuentran dentro de un sector de suelo urbanizable que dispone a fecha de hoy de plan parcial aprobado definitivamente y firme en derecho, y con fecha de publicación en el boletín oficial de 26 de noviembre de 2004". En un cajón, quedaban las deficiencias y el veto que los tres técnicos plantearon a su sector, a su plan. Los técnicos cuyos informes se jactaba públicamente de acatar sin rechistar: los responsables de hacerle converger todos los aspectos técnicos y jurídicos sobre el plan que debía elevar. Del informe final desaparecieron "la técnico informante, la jurídico informante y el jefe de servicio de planeamiento y control de Metropolitano". Eran las mismas personas que denunciaron en 2003 las deficiencias del sector y lo bloquearon. En 2004, seguían viendo dos deficiencias:

1. "En relación con la carretera 503, colindante con el plan parcial, se reitera la necesidad de subsanar las deficiencias que motivaron el aplazamiento de la aprobación definitiva del Plan, que afecta a una banda de 200 metros a ambos márgenes de dicha carretera, tramitación previa a la aprobación definitiva del presente plan parcial".

2. "El plan parcial deberá excluir de su ámbito los terrenos de monte preservado, cuya delimitación precisa deberá contar con un informe favorable de la dirección general del Medio Natural. No pueden computarse dichos suelos a efectos de cálculo de edificabilidad, del aprovechamiento urbanístico o del número máximo de viviendas".

Al desaparecer las medidas correctoras para tales deficiencias del informe final de Porto -con fincas colindantes con la M-503 y los montes preservados-, no sólo se ganó en rapidez para urbanizar, sino que, según técnicos consultados, se han computado los montes preservados como zona verde lo que ha multiplicado la edificabilidad del sector donde se asentaban sus parcelas.

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