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La mayor tragedia de metro en España

El luto rebaja las expectativas del V Encuentro Mundial de las Familias

Ni las peores previsiones imaginaron que el luto por la tragedia del metro afectaría tanto al V Encuentro Mundial de las Familias, al que los organizadores esperan la llegada de más de 1,2 millones de peregrinos. Empezó el sábado y tenía que despegar ayer con el comienzo de tres congresos -el teológico con la presencia de 30 cardenales, y dos sobre la juventud y los abuelos-, pero la muerte ha trastocado la euforia en decepción. Se pudo comprobar en la primera sesión del congreso teológico. El cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, lo inauguró en una sala con 3.000 sillas. Apenas acudió un millar de personas.

Se esperaba el discurso del cardenal colombiano, que siempre garantiza duras execraciones contra los gobiernos y parlamentos europeos, con predilección contra los de España. No hubo ni una palabra al respecto. El cardenal lo dedicó a cuestiones de intendencia y a explicar los cambios exigidos por "los momentos de duelo".

El congreso debía servir para levantar el ánimo de los prelados y las familias católicas frente al "fanatismo laicista" o el anticlericalismo que, según muchos obispos españoles, padece su iglesia. Los discursos de ayer apenas dejaron vislumbrar esas intenciones, a la espera de qué vaya a decir el próximo fin de semana el Papa.

Los seis discursos del Papa

Benedicto XVI va a pronunciar seis discursos en Valencia, y se reunirá con el Rey y con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Nadie dudaba que en algunos de sus parlamentos, al menos durante su reunión con los obispos, el Papa abordaría la situación de la Iglesia católica en España y las legislaciones sobre matrimonio entre homosexuales, divorcio express o investigación con embriones. También que se pronunciaría sobre la anunciada negociación del Gobierno con ETA, que divide a los prelados españoles.

El accidente del lunes podría trastocar esas intenciones o rebajar la previsible severidad de las palabras del pontífice romano, que llega a España con una información muy reciente ofrecida el lunes pasado por el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco.

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Rouco no ha desvelado los asuntos tratados en esa audiencia privada, pero son conocidas sus posiciones, entre las más duras y críticas del episcopado, tanto en cuestiones morales como sobre la negociación con ETA o sobre los peligros que, según él, corre la unidad de España.

Pese a todo, Roma sabe que "España no es un país anticlerical, reacio a la Iglesia y que pasa del Papa. Eso no lo cree nadie". Lo dijo ayer el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, en declaraciones a Efe. Considerado el laico con más poder en el Vaticano y miembro del Opus Dei, Navarro, de 69 años, evitó pronunciarse sobre si la aprobación de los matrimonios homosexuales pesará sobre el viaje papal. Benedicto XVI conoce muy bien España, tanto en su historia como en su realidad actual, dijo.

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