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Reportaje:

Más visitantes que nunca en Euskadi

El número de viajeros ha crecido un 13% respecto al año pasado, aunque el sector evita echar las campanas al vuelo

Primero fue Ven y cuéntalo y ahora Euskadi, con mucho gusto. Con diferentes lemas publicitarios, el País Vasco lleva dos décadas empeñado en promocionar su atractivo turístico y contrarrestar el efecto pernicioso de los atentados de ETA, la kale borroka y la tensión que han desencadenado tantos años de violencia terrorista. Con el alto el fuego declarado por la banda el pasado marzo los vientos resultan más favorables que nunca a la llegada de más visitantes. En los tres primeros meses completos de inactividad terrorista, entre abril y junio pasados, la llegada de viajeros creció un 13% con respecto al mismo periodo de 2005.

Los responsables de Turismo vascos no quieren adelantar previsiones sobre la cifra de visitantes en julio, un mes que ha tenido un clima particularmente bueno en la comunidad autónoma. Ese dato no se hará público hasta el próximo día 22. Euskadi recibió en julio de 2005 algo más de 202.000 turistas, un 9% más que en igual mes de 2004.

El turismo ya supone el 5,2% del PIB de Euskadi, con cerca de dos millones de visitas
"En octubre y noviembre se verá si el alto el fuego influye", afirma un hostelero

Los efectos positivos sobre el turismo de la tregua etarra de 1998 desataron la euforia del sector: con el cartel de completo colgado en hoteles y establecimiento de turismo rural se hablaba de boom y hasta se le echaba la culpa de que la inflación fuese superior a la media española. Ahora no se aprecian esas muestras de euforia y el sector prefiere contener el optimismo. "Prima la prudencia, porque tenemos la experiencia de la tregua anterior", reconoce Mikel Ubarretxena, de la Asociación de Hostelería de Guipúzcoa. "En octubre y noviembre se verá si el alto el fuego influye de verdad. Si hay repuntes y si se mantienen a largo plazo", añade.

Las cifras muestran un significativo auge tras la declaración de tregua, siguiendo una tendencia ascendente que comenzó en 2002. En total, 530.000 viajeros entraron en la comunidad autónoma en el segundo trimestre de 2006, resultado favorecido porque la Semana Santa cayó este año en abril (en 2005 fue en marzo). El dato que confirma el dinamismo es el aumento del 11% en junio, con más de 181.000 turistas, el mejor resultado en ese mes desde que se elaboran estadísticas y sin ningún acontecimiento especial que lo justifique.

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La viceconsejera de Turismo, Koro Garmendia, comenta con prudencia los resultados y recuerda que también crece la media española. "El incremento de entradas de turistas en los primeros seis meses del año se sitúa cerca del 10%. Ha sido un buen trimestre, pero no se pueden buscar relaciones directas con la tregua. No cabe duda de que la distensión es muy positiva, pero no podemos saber en qué medida influye, como influyen la economía y las modas".

Ángel Gago, de la Federación de Hostelería del País Vasco, incide en que el turismo crece al igual que en otras comunidades autónomas porque la gente viaja cada día más y se han intensificado las campañas de promoción. "Se intuye que puede haber más simpatía hacia el País Vasco, pero no se puede constatar si la situación hace que venga más gente. Sin tregua, seguramente serían algunos turistas menos. ¿Cuántos? No se sabe", opina.

Lo cierto es que el turismo lleva cuatro años creciendo en el País Vasco, ya representa el 5,2% de su PIB y registra cerca de dos millones de personas alojadas en hoteles, agroturismos y campings al año, el doble que hace una década. La tendencia ascendente de los 90 se quebró con el fin de la anterior tregua etarra en diciembre de 1999. Entre 1997 y 1999 la entrada de viajeros subió casi un 36%, coincidiendo con la inauguración del Museo Guggenheim Bilbao, pero volvieron los atentados y los turistas disminuyeron en los dos ejercicios siguientes. 2002 fue el año de la recuperación, superándose incluso los resultados de 1999.

El crecimiento de las visitas no ha tenido un impacto proporcional en el Guggenheim. En sus taquillas la influencia de la tregua no se ve tan clara. Desde el inicio de la temporada estival, el museo ha registrado un ligero repunte de visitantes cercano al 4% sobre las cifras de igual periodo de 2005. Su subdirectora, Alicia Martínez, lo atribuye a la programación de este verano, en especial al atractivo de la exposición ¡Rusia!, que recorre desde los iconos medievales al arte contemporáneo, más que al clima político.

El Guggenheim, como otros veranos, sigue atrayendo a más visitantes extranjeros que nacionales. Como Gisela, alemana de 55 años, quien en 1999 ya estuvo en San Sebastián y ahora repite para conocer el museo de Bilbao. Bien informada sobre la situación política en el País Vasco, asegura que no le ha condicionado la ausencia de atentados: "Ni me sentí insegura en mi visita anterior, ni me siento mejor ahora".

Los españoles se muestran más reacios a decir por qué han viajado a Euskadi si su opinión va a ser publicada. Un hombre "del centro de España" que no quiere identificarse niega tajantemente que haya acudido con cuatro miembros de su familia a Bilbao por la tregua. "Hemos visto mucho y hemos sufrido mucho y no creo que nada vaya a cambiar por la tregua", dice. "Si lo tienes en cuenta te amargas".

Ubarretxena, con negocios de hostelería en la Parte Vieja de San Sebastián, sigue viendo "a los turistas de siempre" que, según avanza el verano, van llenando la ciudad más o menos como en los años anteriores, con una ocupación hotelera cercana al 90%. Sin embargo, está seguro de que los turistas que eligen el País Vasco para veranear no piensan en si está vigente el alto el fuego de ETA o no. Oliver, de 30 años, y Aurelien, de 26, una pareja de franceses de paso por Euskadi de camino a una estancia más larga en Portugal, dan la razón a Ubarretxena. Simplemente no lo tienen en cuenta. "Todo el mundo quiere que [el proceso de paz] salga bien, pero todavía es muy pronto para valorar las consecuencias. Ya se verá", indica Ubarretxena con escepticismo.

Un grupo de turistas pasea frente a la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, en Bermeo (Vizcaya).
Un grupo de turistas pasea frente a la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, en Bermeo (Vizcaya).SANTOS CIRILO

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