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El conflicto de Irak

Bush niega credibilidad al estudio sobre las víctimas de la guerra

Estados Unidos prevé mantener el actual número de soldados en Irak hasta el año 2010

El presidente George W. Bush calificó ayer de "no creíble" el estudio que calcula en 655.000 los muertos en Irak desde la invasión estadounidense de 2003. "No", dijo Bush al ser preguntado en una rueda de prensa en la Casa Blanca. "No considero que sea un informe creíble, tampoco lo cree el general George Casey [comandante de las fuerzas multinacionales en Irak] ni lo creen funcionarios iraquíes". El mando militar estadounidense ha anunciado que tiene previsto mantener el actual número de tropas en Irak hasta el año 2010.

Según el informe, realizado por la Universidad Johns Hopkins, un iraquí de cada 40 ha muerto como resultado del conflicto. Las cifras ahora aportadas multiplican por más de 20 los cálculos realizados por el Gobierno de EE UU, que en diciembre del año pasado situaba las víctimas iraquíes en 30.000. Ayer George Bush se mantuvo en ese número. "Sé que han muerto muchos inocentes", concedió. Y aseguró que la metodología empleada a la hora de elaborar el estudio carecía de crédito.

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El presidente no fue el único que rechazó el informe. "Las cifras están infladas", declaró Anthony Cordesman, analista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Anthony Cordesman calificó de "oportunismo político" la publicación del informe a menos de un mes de las elecciones legislativas del 7 de noviembre. "Esto no es un análisis, es pura política", insistió. El trabajo es la actualización de un estudio de la misma universidad, que se hizo público en 2004, justo antes de las elecciones presidenciales. En aquel momento, el centro Johns Hopkins aseguró que el momento se había escogido de forma deliberada.

Con el Senado y la Cámara en juego para los republicanos, con escándalos internos como el del congresista Mark Foley y las muertes diarias de los soldados en Irak, Bush volvió a refugiarse ayer en su eterna retórica sobre el enemigo. Defendió su política en Irak a capa y espada a pesar de las voces demócratas -pero también republicanas, como la del senador John Warner- que solicitan poner fecha a la retirada de las tropas estadounidenses. "Sé que atravesamos un periodo difícil en Irak", dijo. "Pero si abandonamos este país antes de que los iraquíes puedan defender su joven democracia, los terroristas tomarán el control y establecerán un nuevo refugio desde donde podrán lanzar ataques contra EE UU".El presidente aventuró "tiempos duros" para Irak, país golpeado diariamente por la violencia sectaria que se ha incrementado, en su opinión, con la celebración del mes sagrado Ramadán. Pero Bush cuenta no sólo con quedarse, sino con aportar todos los medios necesarios que necesite el general Casey para salir triunfante de un país que se desangra. "Confío en él", aseguró. "Si necesitas más tropas, pídemelas", declaró el presidente haberle dicho al comandante de las fuerzas multinacionales en Irak.

Ayer, el general jefe del Estado Mayor del Ejército, Peter J. Shoomaker, anunció que EE UU tiene previsto mantener el actual nivel de tropas en Irak, un total de 15 brigadas, hasta el año 2010. En la actualidad Estados Unidos tiene desplegados en Irak alrededor de 150.000 soldados y unos 20.000 en Afganistán.

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Simultáneamente, el mando militar estadounidense en Irak anunciaba ayer la muerte de un soldado en Bagdad a causa de la explosión de un artefacto al paso de su vehículo por el centro de la capital. El militar realizaba una "operación de seguridad", según el comunicado. Ya el miércoles tres marines habían perdido la vida en combate en la provincia occidental de Al Anbar. Con la muerte de ayer, son ya 2.751 los soldados del Ejército de EE UU que han fallecido en Irak desde el 20 de marzo de 2003, fecha de inicio de la guerra.

También en la capital, dos explosiones más hirieron a ocho personas, y un obús lanzado por un grupo armado suní provocó un incendio en el depósito de municiones de la base estadounidense de Falcon. Por otro lado, la policía iraquí halló ayer, en la ciudad septentrional de Mosul, el cadáver decapitado de un sacerdote de la Iglesia Cristiana Asiria de Irak. El sacerdote había sido secuestrado dos días antes por un grupo armado. Mosul, la tercera ciudad en importancia de Irak, cuenta con varias iglesias ortodoxas y hasta ahora sus feligreses apenas habían sufrido ataques.

El juicio contra el ex dictador Sadam Husein se reanudó ayer en Bagdad, tras la tumultuosa sesión de la víspera. Otros tres testigos del exterminio de la población kurda a finales de los años ochenta prestaron declaración.

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