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El Consejo de Seguridad de la ONU designa secretario general al surcoreano Ban Ki-moon

La decisión debe ser ahora ratificada por los 192 países que conforman la Asamblea General

El Consejo de Seguridad de la ONU ha designado esta tarde mediante una votación al actual ministro surcoreano de Relaciones Exteriores, Ban Ki-moon, como sucesor de Kofi Annan a partir del 1 de enero de 2007. La Asamblea General deberá ratificar al candidato oficial a partir del jueves y, salvo sorpresa de última hora, Ban Ki-moon llevará las riendas del organismo internacional durante los próximos cinco años, en un momento clave para su credibilidad.

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El anuncio lo ha hecho el presidente del Consejo, el embajador japonés, Kenzo Oshima, quien ha considerado que la elección de Ban ha sido una "decisión colectiva en base a la información, contactos y análisis". "Será un buen y firme secretario general. Estamos confiados que será aceptado por la Asamblea General", ha añadido. También se ha congratulado de que se haya cumplido con el calendario el proceso de elección, ya que los miembros del Consejo acordaron que la decisión debía tomarse a más tardar en octubre para permitir un proceso de transición.

Según informa Sandro Pozzi, el diplomático surcoreano, de 62 años y graduado en Harvard, se consagró como la persona con más posibilidades en la carrera sucesoria desde la primera ronda de votos informales lanzada en julio. Durante el proceso de selección, no hubo ningún choque de relevancia, a diferencia de pasadas elecciones. La contienda para la sucesión de Annan la disputaron siete candidatos: Ban Ki-moon (Corea del Sur), Shashi Tharoor (India), Vaira Vike-Freiberga (Letonia), Surakiart Sathirathai (Tailandia), Ashraf Ghani Ahmadzai (Afganistán) y Jayantha Dhanapala (Sri Lanka).

Único candidato en la recta final

Tras una votación informal el pasado lunes, en la que el candidato surcoreano obtuvo 14 votos a favor y una abstención, el resto de aspirantes se retiraron de la contienda, dejando el camino expedito a Ban Ki-moon. Esta tarde, los quince miembros del Consejo han procedido a la votación oficial que ha consagrado a Ban como ganador en la competición para suceder a Annan cuando acabe su mandato el 31 de diciembre. La decisión deberá ahora ser ratificada por los 192 países de la Asamblea General, lo que es considerado como un mero trámite, ya que los distintos grupos regionales se supone que han dado el visto bueno a su nombramiento. El asiático es descrito como una persona trabajadora, con una reputación inmaculada, un moderado que, sin embargo, no elude las confrontaciones.

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Su papel ha sido clave en las conversaciones a seis con Corea del Norte y se le considera una persona próxima a EE UU, tras su paso por la Embajada en Washington. También conoce los entresijos de la ONU gracias a su experiencia en la misión (embajada) de su país en Nueva York. Le preocupa la paz y la seguridad, el desarrollo, la democracia, el respeto de los derechos humanos y del derecho internacional. En el organismo, sin embargo, no muestran mucho entusiasmo con la elección y algunos temen que Ban Ki-moon no tenga el perfil y carisma suficientes para recuperar la moral en la institución tras los casos de corrupción, las divisiones entre sus miembros y el bloqueo ante decisiones de relevancia.

El surcoreano se convertirá en el octavo secretario general de la ONU en sus 61 años de historia y será el segundo asiático que asume la dirección de la organización, después de que el birmano U Thant ostentara el cargo entre 1961 y 1971. El antecesor de Ban Ki-moon, el ghanés Kofi Annan, será recordado por su lucha contra la pobreza y la defensa de los derechos humanos en sus diez años de mandato. Ban heredará una organización que cuenta con 9.000 empleados y deberá gestionar un presupuesto anual de cerca de más de 2.000 millones de dólares. También deberá atender a las 18 operaciones de mantenimiento de la paz en todo el mundo, con más de 90.000 cascos azules, cuyo presupuesto se eleva a 5.000 millones más de dólares.

Ban Ki-moon, en Seúl en febrero pasado.
Ban Ki-moon, en Seúl en febrero pasado.ASSOCIATED PRESS

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