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El conflicto de Oriente Próximo

EE UU denuncia que Irán y Siria preparan planes para derrocar el Gobierno de Líbano

Hezbolá dice que negocia, a través de un mediador de la ONU, el canje de presos con Israel

La Casa Blanca aseguró ayer que existen cada vez más pruebas de que Siria e Irán "preparan planes para derribar al Gobierno democráticamente elegido del primer ministro libanés, Fuad Siniora". Para el portavoz de Bush, Tony Snow, "cualquier intento de desestabilización mediante tácticas como la organización de manifestaciones violentas o la amenaza física de sus líderes supondría una violación" de la soberanía de Líbano. La denuncia se produce después de que el líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, dijese que negocia con Israel un canje de prisioneros.

"Líbano es un ejemplo para toda la zona, y lo que estamos diciendo a los países vecinos es que no metan sus manos en los asuntos del Gobierno de Siniora", señaló Snow. En la advertencia a "Siria, Irán, los islamistas de Hezbolá y otros grupos", Washington asegura que hay señales de que el Gobierno de Damasco quiere impedir que Líbano dé luz verde para que se constituya un tribunal internacional que juzgue a los sospechosos del asesinato del que fue primer ministro, Rafik Hariri.

El coche en el que viajaba Hariri saltó por los aires el 14 de febrero de 2005 frente al Hotel Saint George, en Beirut, matando a 23 personas. Entre los sospechosos se apuntó hacia varios funcionarios sirios de seguridad, incluidos el hermano y un cuñado del presidente Bashar al Assad, y a miembros del espionaje libanés. La ONU investigó, Damasco reiteró que no estaba al tanto de los planes para asesinar a Hariri y el Consejo de Seguridad decidió, por unanimidad, exigir la total cooperación de Siria en la investigación. El escándalo internacional por el asesinato desembocó en la retirada de Siria del Líbano en abril de 2005, después de 29 años de ocupación militar.

Las elecciones posteriores dieron la mayoría en el fragmentado Parlamento libanés a una amplia coalición de partidos. Los islamistas chiíes de Hezbolá tienen, en alianza con Amal y otros grupos, el 27% de los escaños, pero sólo dos carteras en el Gobierno, y exigen ampliar su presencia hasta ocupar un tercio del Gabinete para poder tener capacidad de veto. El líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, ha amenazado con manifestaciones y el bloqueo del Parlamento.

En esta tensa situación, Estados Unidos dice que cualquier intento de boicotear el tribunal está destinado al fracaso, porque "la comunidad internacional puede actuar, independientemente de lo que haga Líbano", pero añade que el Gobierno norteamericano "está comprometido con sus aliados y con el Gobierno de Beirut para garantizar una rápida constitución del tribunal ante el que comparezcan los responsables de los asesinatos". El lunes, en Beirut, el responsable de Política Exterior de la UE, Javier Solana, pidió a los partidos libaneses que apoyaran los esfuerzos de Siniora y dijo al primer ministro: "La UE está con usted".

Poco antes de la denuncia de ayer pasó por la Casa Blanca el líder de la minoría drusa de Líbano, Walid Jumblat, muy crítico con la continua interferencia de Siria. Jumblatt, que se entrevistó con el vicepresidente, Dick Cheney, y con la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, denunció en verano la intervención de Hezbolá en Israel que desencadenó una guerra de 33 días. El líder druso, que dirige el Partido Socialista Progresista, reveló el pasado año que Hariri le dijo que había sido amenazado por el presidente sirio en una reunión de un cuarto de hora celebrada en Damasco en 2004.

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En este contexto de creciente tensión, el líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, asomó la cabeza de su escondite, el martes, en una entrevista para la cadena Al Manar, la televisión de su partido-milicia. Nasralá confirmó que Hezbolá negocia un canje de prisioneros con Israel, a través de un agente secreto alemán enviado por la ONU. También reiteró que los cascos azules desplegados en el sur, que incluyen 1.000 españoles, ni pretenden desarmar a su guerrilla "ni serían capaces".

Milicianos de Hezbolá capturaron a dos soldados hebreos en julio. Fue la chispa que desató la contienda. Según Nasralá, el mediador de la ONU se ha reunido con ambas partes. "Las negociaciones van en serio. Estamos en la fase de intercambiar ideas, propuestas o condiciones", aseguró el jeque chií. Israel mantiene silencio.

Al principio de la guerra, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, rechazó cualquier intercambio con la guerrilla libanesa, pero existen precedentes. En diciembre de 2004, prosperó el último: un empresario israelí y los cadáveres de tres soldados hebreos fueron canjeados por 436 árabes presos en Israel. La resolución de la ONU que puso fin a los combates exige la liberación de ambos soldados.

Nasralá también envió un mensaje contundente a sus adversarios políticos, liderados por Siniora, Saad Hariri y Walid Jumblat. "A todos esos que cuentan con los americanos les recomiendo que aprendan de la experiencia de Vietnam y de la retirada israelí (de Líbano) y que asuman que cuando los americanos pierdan su campaña aquí les abandonarán".

Por otro lado, según publica el diario Financial Times, el primer ministro británico, Tony Blair, ha lanzado una ofensiva diplomática para convencer a Siria de que deje de apoyar a los grupos radicales de Oriente Medio.

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