_
_
_
_
_

Enfrentamientos entre la policía y manifestantes en el 50 aniversario de la revolución húngara

Las fuerzas de seguridas dispersan una manifestación contra el gobierno con gases lacrimógenos y pelotas de goma

Manifestantes encaramados en el vehículo militar del que se han apoderado durante los incidentes en Budapest, Hungría.
Manifestantes encaramados en el vehículo militar del que se han apoderado durante los incidentes en Budapest, Hungría.EFE

Hungría ha conmemorado hoy el 50 aniversario de la revolución popular de 1956 con un solemne acto en el Parlamento en Budapest, al que han asistido una cincuentena de jefes de Estado y Gobierno, así como otros dignatarios extranjeros. La jornada ha tenido su punto negro cuando la policía ha dispersado una manifestación contra el gobierno a base de pelotazos de goma y gases lacrimógenos. Al menos 10 personas han sido arrestadas.

Al menos una persona ha resultado herida en la cabeza en los enfrentamientos con la Policía, que ha empleado balas de goma, gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a los 200 manifestantes concentrados en la plaza del Parlamento para pedir la dimisión del primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsany. Según los medios de comunicación locales, varias personas han entrado en un vetusto carro de combate soviético que estaba siendo utilizado en las celebraciones y lo han dirigido hacia la línea de la policía durante un rato.

El acto principal del día, que ha tenido lugar en la Sala de Asambleas del Parlamento de la capital, ha servido de marco oficial para recordar las protestas contra el régimen comunista hace exactamente medio siglo, que concluyeron con su aplastamiento por las tropas soviéticas 13 días después. Los enfrentamientos causaron más de 2.500 muertos, numerosos heridos y un éxodo a diversos países occidentales de unas 200.000 personas, que en su gran mayoría no regresó a su país natal.

La jornada ha comenzado con una ofrenda floral en la plaza Kossuth, ante el Parlamento, por parte de los representantes de 56 países invitados, que en muchos casos acogieron a los fugitivos húngaros tras la represión violenta soviética. Esta ceremonia ha coincidido con la manifestación de unas cincuenta personas, que han querido interrumpir el acto profiriendo gritos, pero el fuerte contingente policial ha impedido que los congregados lograran su objetivo.

A continuación, se ha llevado a cabo en el Parlamento la ceremonia para recordar el levantamiento popular húngaro contra el sistema comunista con la intervención del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, el primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsány, y la presidenta del Parlamento, Katalin Szili. Ante unas 500 personalidades, Barroso ha dicho que la respuesta a la revolución húngara fue "la mentira y la opresión", en alusión al aplastamiento de este movimiento popular a cargo de las tropas del Ejército soviético hace medio siglo. Barroso ha apuntado también que las dictaduras de izquierda y derecha en Europa imposibilitaron la unificación del continente, tras repasar la reciente historia de Hungría y su ingreso en la Unión Europea en 2004.

En los actos de hoy también se ha divulgado la llamada Declaración de la Libertad para honrar a los héroes de la revolución del 56. "Un segundo histórico bastó para desarticular la dictadura soviética y un pueblo pudo superarse a sí mismo en su lucha por la libertad y dio un ejemplo al mundo", reza el texto del documento. Agrega que "el mensaje de la revolución es que la libertad es invencible y la humanidad nació para vivir en libertad".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Himno simbólico

Los actos oficiales del 50 aniversario del más sangriento enfrentamiento entre un país de la esfera comunista y Moscú comenzaron ayer con un concierto en la Opera de Budapest. Asistieron anoche al concierto el rey de España Juan Carlos I, el rey de Noruega Harald V, los presidentes de Alemania, Horst Koehler, y de Austria, Heinz Fischer, y el primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, entre otras personalidades. Allí se interpretó la Obertura Egmont de Beethoven, que se empleó como himno simbólico durante las manifestaciones políticas del 56 en Hungría a favor de la independencia nacional y contra el sistema impuesto por la Unión Soviética.

Esta histórica conmemoración coincide con un fuerte descontento popular contra el actual gobierno socialdemócrata presidido por Gyurcsány, después de que se filtrara a la prensa que había mentido sobre la difícil situación económica del país para ganar las elecciones generales del pasado abril.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_