_
_
_
_
_
Reportaje:

"Hoy nos manifestamos, mañana votamos"

El debate sobre la inmigración da fuerza a la comunidad hispana en EE UU

Las grandes manifestaciones hispanas han sorprendido a los estadounidenses por la movilización y la sensibilidad política que han demostrado tener los latinos. Más de cuarenta años después de que se dieran en las calles las batallas de los derechos civiles de los negros, las marchas en Los Ángeles y Chicago, o la de Washington de ayer, representan la fuerza que hasta ahora los hispanos, a pesar de ser la minoría que más crece, no habían sabido organizar. Esa fuerza no será monolítica, como la de los afroamericanos, porque los latinos tienen mayor diversidad y más contradicciones, pero la marea a favor de una ley que abra la vía de las soluciones a los 12 millones de indocumentados y regule la inmigración lo ha cambiado todo, y el grito de los estudiantes -"Hoy nos manifestamos, mañana votaremos"- llega a oídos demócratas y republicanos.

Más información
Marchas multitudinarias en defensa de los inmigrantes

La realidad está aún lejos de la ficción. En la ficción, el domingo por la noche las elecciones presidenciales las ganó por primera vez un candidato latino. Pero no era ni Antonio Villarraigosa, alcalde de Los Ángeles, ni Bill Richardson, gobernador de Nuevo México. Era el actor Jimmy Smits, un puertorriqueño de Brooklyn que encarna al candidato demócrata Matt Santos en la serie El ala oeste de la Casa Blanca.

En la realidad está aún lejos ese día. Aunque el peso político es creciente -y eso lo sabe bien George W. Bush, que recibió en 2000 el 33% del voto latino, y el 44% en 2004- su repercusión real está condicionada por dos factores, señala Gabriel Escobar, del Pew Hispanic Center: "Primero, es una comunidad en la que hay muchos inmigrantes, y no todos son ciudadanos; si es uno ilegal, debe legalizarse, y luego naturalizarse, y luego inscribirse, antes de poder votar; segundo, es la minoría de EE UU con mayor porcentaje de gente joven, y muchos aún no tienen edad de voto, aunque sí son ciudadanos, porque han nacido acá".

A pesar de que los hispanos representaron la mitad del crecimiento de la población de EE UU entre 2000 y 2004, eso no se tradujo en un aumento de su peso electoral, según el Pew Hispanic Center. Sólo el 18% de los latinos fueron a las urnas en 2004, frente al 51% de los blancos y el 39% de los negros.

Capacidad de movilización

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Pero "hay pruebas muy claras de que la comunidad ha crecido en número, que es mucho más activa y que tiene posiciones más claras, que ha madurado en liderazgo y en capacidad de movilización en los temas que le tocan muy de cerca", afirma Pedro Cavallero, del Consejo Nacional de La Raza, el principal grupo de presión hispano de EE UU. Y aunque esa comunidad no tiene aún, continúa Cavallero, "la capacidad de influencia que se corresponda con su número", sí cuenta con datos importantes: "Las manifestaciones, que es lo más visible; el que haya dos senadores hispanos, uno por partido; la mayor participación electoral, el incremento en el registro...". En cuanto al poder, "los líderes latinos", dice Cavallero, que acaba de llegar de un viaje a Israel con un grupo de dirigentes, "decían a sus interlocutores que no se engañan, que aún no están donde quisieran, pero que sí están claramente en la senda del crecimiento".

En esa senda intervienen factores diversos. El papel de la Iglesia católica es clave: el cardenal Roger Mahoney, de Los Ángeles, se ha convertido en uno de los motores de la exigencia de "una reforma de la inmigración humana y justa"; los maestros y enseñantes, muchos de ellos hispanos, han contribuido a la movilización estudiantil; y la repercusión de los medios en español -televisiones, emisoras de radio, prensa- han acabado de fraguar y catapultar el movimiento.

"La pregunta es si lo que vemos en la calle se va a traducir en fuerza política, en movimientos a escala local. Cada vez contará más, pero hay que tener en cuenta la diversidad: los dominicanos de Nueva York votarán por dominicanos, pero no es fácil que lo hagan por un candidato puertorriqueño. Los puertorriqueños no tienen problemas con la inmigración. El voto cubano de la Florida no tiene nada que ver con el voto mexicano. En Chicago es otra cosa, en Phoenix es otra...", dice Escobar.

El debate sobre la inmigración -bloqueado en el Senado porque los demócratas tuvieron miedo de regalar un triunfo legislativo a sus adversarios, y porque los republicanos están divididos- es capital para la orientación política de los jóvenes latinos, añade: "Esos jóvenes, los que dicen que votarán mañana y que hoy se manifiestan, están ahora forjando su conciencia política, y si ven que un partido está contra ellos, será muy importante para el futuro".

A corto plazo, será importante también que esos jóvenes reciban consejos de sus líderes: la aparición, hace tres semanas, de abundantes banderas mexicanas y centroamericanas no fue bien recibida por muchos estadounidenses. En las marchas de ayer predominaban las camisetas blancas y las banderas con las barras y las estrellas.

Miles de personas marchan por las calles de Omaha, en el Estado de Nebraska, a favor de la campaña por la dignidad de los inmigrantes.
Miles de personas marchan por las calles de Omaha, en el Estado de Nebraska, a favor de la campaña por la dignidad de los inmigrantes.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_