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Nicaragua proyecta un canal mayor que el actual de Panamá

Los ecologistas aseguran que la obra destruirá grandes áreas de selva

A un mes de las elecciones, el presidente de Nicaragua, Enrique Bolaños, ha anunciado el proyecto de construir un canal interoceánico, por el que podrían navegar buques de mayor calado que los que cruzan actualmente por el canal de Panamá. El sueño de siglos, desde que los conquistadores españoles descubrieron el potencial de la ruta marítima a las Indias orientales, podría hacerse realidad si Nicaragua consigue la financiación de los 15.700 millones de euros que costaría la megaobra de ingeniería y si los políticos locales se ponen de acuerdo.

El próximo 5 de noviembre, los nicaragüenses acudirán a las urnas para elegir nuevo presidente.

Nicaragua es una de las naciones más pobres de América Latina y su producto interior bruto (PIB) apenas cubriría el 5% del coste del canal. La financiación del proyecto, según los planes del Gobierno, procedería de grandes compañías transnacionales, incluidos bancos de China y Japón, que podrían ser los grandes beneficiados gracias a la mejora de las exportaciones hacia Occidente.

De recibir la luz verde, el proyecto conllevará más de 10 años de construcción. El presidente nicaragüense hizo este anuncio en el marco de la cumbre de ministros de Defensa que se ha celebrado esta semana en Managua. "El desarrollo acelerado de los negocios en el mundo demanda otro canal, además de la ampliación del canal de Panamá", dijo Bolaños, que aseguró que el proyecto inyectaría nueva vida económica a la región.

El nuevo canal puede rediseñar el mapa del comercio mundial, con la apertura de la Costa Este de América del Norte, Europa y Brasil al tráfico marítimo de gran calado desde los puertos del Pacífico, incluidos China y Corea del Sur. Según los promotores del proyecto, la nueva ruta acortaría y abarataría la navegación de China a Europa para grandes barcos.

Pese a las palabras tranquilizadoras de Bolaños, que aseguró que el gran canal interoceánico de Nicaragua no competiría con el de Panamá, en este último país la noticia ha caído como un jarro de agua fría. Los panameños acudirán a las urnas el próximo 22 de octubre para votar en referéndum sobre la ampliación del canal que une el Atlántico con el Pacífico, que las autoridades califican de "encrucijada histórica". El Gobierno del presidente Martín Torrijos teme que su principal fuente de ingresos se vea seriamente afectada si Nicaragua construye un nuevo canal. Los técnicos de la Autoridad del Canal de Panamá, un organismo semi independiente, sostienen que no hay suficiente tráfico marítimo para justificar económicamente dos vías marítimas en el istmo centroamericano.

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Bolaños sostiene un criterio opuesto y asegura que hay negocio para todos. "De cada 100 buques que llegan a América, sólo siete usan el canal de Panamá. Si se construye un canal en Nicaragua, Centroamérica tendrá una efervescencia económica como nunca", pronosticó. El proyecto nicaragüense tropieza con las protestas de los grupos ecologistas que advierten de que la construcción del canal y de los puertos de aguas profundas que están proyectados destruirían una gran superficie de selva, arruinarían arrecifes de coral y devastarían los fondos marinos.

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