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La ONU insta al Polisario y a Rabat a negociar cara a cara

Kofi Annan pidió ayer a Marruecos y al Frente Polisario, que reivindica la independencia del Sáhara Occidental, que se sienten de una vez a negociar. El secretario general de la ONU también instó al Consejo de Seguridad a prorrogar otros seis meses el mandato de la Minurso, los dos centenares de cascos azules desplegados en la antigua colonia española, porque si se retira hay un riesgo de que se reanuden las hostilidades.

Annan presentó ayer su último informe sobre el Sáhara, inspirado en las recomendaciones de su emisario personal para la zona, el holandés Peter van Walsum, al que los unos y los otros han hecho poco caso cuando les fue a visitar. El rey Mohamed VI no le recibió ni tampoco Mohamed Abdelaziz, el líder del Polisario.

El Consejo de Seguridad decidirá antes de fin de mes prorrogar otros seis meses la presencia de Minurso, "indispensable para el mantenimiento del alto el fuego" que en 1991 puso fin a 16 años de guerra de guerrillas. También asumirá, probablemente, la recomendación de Annan a los antiguos beligerantes de que "entablen negociaciones sin condiciones previas".

Este llamamiento será, casi con certeza, un mero brindis al sol, porque Marruecos solo acepta discutir de una solución que le otorgue la soberanía mientras que el Polisario solo pretende dialogar sobre cómo poner en práctica la autodeterminación de los saharauis.

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos se pronunció en septiembre, en un informe secreto, por esa autodeterminación del Sáhara, única manera de acabar con los abusos y exacciones allí cometidos. La Asamblea General de la ONU aprobó también, hace una semana, por una muy corta mayoría, una resolución inspirada por Argelia reiterando el derecho a la autodeterminación. Contó con el respaldo de 17 países de la UE, pero España y Francia se abstuvieron.

Frustración de los jóvenes

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Los interlocutores del Polisario explicaron a Walsum que, pese a los discursos apaciguadores que formula la dirección del movimiento independentista, "la presión [sobre Mohamed Abdelaziz] de jóvenes saharauis frustrados que quieren reanudar la lucha puede ser imposible de resistir". La guerrilla amenaza con frecuencia con desempolvar el hacha de guerra.

Annan sabe, sin embargo, que la decisión de volver a la lucha armada no se toma en los campamentos de refugiados saharauis, sino en Argel que, pese a su mala relación con Rabat, parece poco proclive a permitirlo.

El informe de Annan hace una mención, sin llegar a evaluarlo, al plan de autonomía de Rabat para el Sáhara que delegaciones ministeriales marroquíes han ido a explicar a Nueva York y a las capitales de los países miembros del Consejo de Seguridad, pero cuyo contenido no ha sido revelado. Hace casi tres años Rabat ya entregó un primer proyecto autonómico que Annan rechazó por insuficiente.

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