_
_
_
_
_
Reportaje:Elecciones en Italia

"Todos somos 'coglioni"

El insulto "gilipollas" lanzado por Il Cavaliere aglutina al centro-izquierda

Hasta un señor tan respetable como Furio Colombo, uno de los grandes periodistas italianos y candidato por los Demócratas de la Izquierda (DS) al Senado, no para de recibir mensajes en su teléfono móvil del tipo: "Saludos, gilipollas. El domingo todos a votar". O: "Soy un gilipollas y estoy orgulloso de ello". O: "Todos los gilipollas a votar contra Berlusconi". "Este insulto se ha convertido en un boomerang y ha unido a la izquierda más que nunca durante toda la campaña; ha creado una red ciudadana que crece cada hora", dice Colombo.

El martes, el primer ministro, Silvio Berlusconi, llevó la campaña italiana a su momento cumbre al llamar "coglioni" -término que significa cojones, pero que en italiano se utiliza como sinónimo de gilipollas- a aquellos que no voten por él. La respuesta airada del candidato de la izquierda, Romano Prodi -"ha perdido la dignidad para gobernar este país", dijo- quedó ahogada a las pocas horas por la irrupción del movimiento de los coglioni, que el martes por la tarde ya convocó sus primeras manifestaciones en Roma y en varias ciudades italianas a través de la página de Internet www.sonouncoglione.splinder.com.

Más información
Berlusconi denuncia una gran conspiración de empresarios y jueces
Promesas difíciles de cumplir

Esta web ha hecho un llamamiento para que todos los gilipollas lleven chapas y camisetas, que se pueden conseguir a través de Internet por 15,9 euros con lemas como "Felici e coglioni senza Berlusconi" "Mr. Berlusconi io sono un coglioni" y convocado a cenas de gilipollas, el sábado por la noche, para festejar el principio de las votaciones, que se celebrarán el domingo y lunes. Incluso el presentador de un programa de radio ha sugerido que el lema se convierta en una sintonía para el móvil.

"295.000 gilipollas han pasado por aquí", decía ayer por la tarde la página de Internet, cuyos contenidos circulan a una velocidad enorme entre los jóvenes italianos. "En 24 horas hemos demostrado que la comunicación política puede ser un espacio para el encuentro, un espacio en el que no sólo se escucha, sino que se participa", señalan los creadores de la página, unos estudiantes de ciencias políticas que utilizan el seudónimo de Mr. Pol. Los comentarios en el blog superaban ayer ampliamente los 2.000.

"Al final nos gusta. Estamos muy contentos de ser unos gilipollas", explica Valerio, de 29 años, que reparte en el centro de Roma propaganda electoral de Los Verdes, uno de los partidos más pequeños que forman La Unión, la coalición de centro-izquierda que lidera Romano Prodi. "Este insulto ha representado un doble boomerang, porque ha conseguido unificar a la izquierda y avergonzar a sus propios aliados de la derecha", agrega.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Varios jóvenes, que colaboran en la preparación de un mitin de los radicales en la plaza Navona de Roma, también se muestran entusiasmados por el insulto y creen que aumentará la participación entre los indecisos de izquierdas. "Se ha convertido en un grito de guerra contra la derecha, la gente vocea en los mítines 'somos gilipollas' entre carcajadas", afirma uno de ellos. Aunque una militante cree que ha dado un tono demasiado delirante a la campaña: "Lo dijo para que no se hablase de los temas serios, de las cosas que de verdad deberían preocuparnos y lo ha conseguido".

Seguidores de Prodi sostienen carteles con la leyenda "Soy un gilipollas", ayer en Turín.
Seguidores de Prodi sostienen carteles con la leyenda "Soy un gilipollas", ayer en Turín.ASSOCIATED PRESS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_