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Guerra en Oriente Próximo

Zapatero consulta el envío de 700 soldados

Francia e Italia ofrecen tropas para la misión de la ONU en Líbano y Alemania lo estudia

Miguel González

El jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, abrió ayer una ronda de consultas con los portavoces de la oposición para recabar su apoyo ante un probable envío de tropas españolas a Líbano. En las conversaciones con sus interlocutores (Mariano Rajoy, del PP, y Gaspar Llamazares, de IU), Zapatero se mostró partidario de contribuir con un batallón, unos 700 soldados, al reforzamiento de la Fuerza Interina de la ONU en Líbano (FINUL), que pasará de 2.000 a 15.000 efectivos. El jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, aseguró ayer en Jerusalén que la UE podría contribuir con unos 4.000 soldados a la fuerza de paz. Francia e Italia son otros países europeos que han mostrado una mayor disponibilidad.

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Zapatero inició su ronda de contactos con los portavoces parlamentarios tras recibir una llamada telefónica del primer ministro libanés, Fuad Siniora, quien le agradeció las gestiones realizadas por España para lograr un final negociado. Siniora le pidió una participación española en la fuerza de interposición que debe desplegarse en los próximos días en el sur del país, informó el Ministerio de la Presidencia. Fuentes oficiales no quisieron revelar qué respuesta dio Zapatero, alegando que primero hay que comprobar sobre el terreno si se cumple el alto el fuego que debe entrar en vigor a las 05.00 GMT de hoy (siete de la mañana en Madrid).

En las conversaciones con Rajoy y Llamazares, Zapatero se mostró partidario de que España participe con un batallón (700 efectivos). La resolución 1701, adoptada el viernes por unanimidad en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, eleva hasta 15.000 los 2.000 efectivos actuales de la FINUL, prorroga su misión hasta el 31 de agosto de 2007 y expresa su intención de "considerar, en una resolución posterior, un reforzamiento de su mandato".

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Según las fuentes consultadas por EL PAÍS, a finales de la pasada semana se celebró en Nueva York una primera reunión, en el marco del departamento de operaciones de paz de Naciones Unidas, que dirige el francés Jean-Marie Guéhenno, entre los países dispuestos a participar en la fuerza de interposición. Dichas fuentes indicaron que este primer encuentro, al que España acudió a través de su representación militar ante Naciones Unidas, fue exploratorio y que en esta semana están previstas nuevas reuniones para concretar las contribuciones de los países.

Francia, que tendrá el mando, desea que el despliegue tenga "una dimensión europea". Lo ha dicho el primer ministro, Dominique de Villepin, y lo había anticipado el titular de Exteriores, Philippe Douste-Blazy, para quien "es indispensable que numerosos países puedan contribuir al refuerzo de la FINUL, cuestión que examinaremos con nuestros socios europeos para determinar la importancia del respaldo suplementario que estaremos en disposición de aportar". Para Villepin la participación gala depende "de los medios de acción que se den a las tropas de la FINUL y a la existencia de un justo reparto entre los países que contribuyen a ellas", informa Octavi Martí desde París.

Italia, por boca de su subsecretario de Defensa, Lorenzo Forcieri, ha sugerido que podría enviar entre 2.000 y 3.000 soldados y aspira por ello a situar uno de sus militares como vicejefe de la fuerza.

El Alto Representante de Política Exterior y de Seguridad de la UE, Javier Solana anunció en Jerusalén que Los Veinticinco están preparados para contribuir con unos 4.000 soldados. Solana dijo también que las tropas europeas podrían desplegarse "muy, muy rápido" en el sur de Líbano. "He estado hablando con varios países europeos y pienso que seremos capaces de garantizar que la fuerza, en lo que a los europeos se refiere, será robusta".

En relación con la liberación de los dos soldados israelíes capturados por Hezbolá el 12 de julio, y que fue el desencadenante de la guerra, Solana manifestó que estaba trabajando para lograr su liberación. El ministro de Defensa israelí, Amir Peretz, que ayer por la mañana se entrevistó con Solana, solicitó la colaboración de la UE para encontrar una solución y lograr la liberación de los soldados detenidos. Solana añadió que "quizá sería necesario una nueva Resolución o una Declaración del Consejo de Seguridad", para aclarar este punto. Por la tarde se entrevistó con el primer ministro israelí Ehud Olmert, informa Andreu Missé desde Jerusalén.

Esta rapidez en el despliegue de la que hablaba Solana puede ser la clave. Los expertos creen que el momento de máximo peligro comienza con la entrada en vigor del alto el fuego (hoy, a las siete de la mañana, hora peninsular española) hasta la llegada de los 15.000 previstos -a los que se sumarán 15.000 soldados libaneses-. La resolución no prohíbe a Israel llevar a cabo acciones defensivas y Hezbolá ya ha advertido de que responderá a las agresiones.

El caso de Alemania es más delicado dadas las circunstancias históricas. Sin embargo, todo apunta a que habrá algún tipo de participación, aunque ésta podría limitarse a un apoyo no militar. La misión tendría que ser aprobada por el Bundestag (Parlamento), que reanuda sus sesiones el 4 de septiembre. Según el semanario Der Spiegel, actualmente no hay una mayoría política en favor del envío.

El presidente del partido socialdemócrata SPD, Kurt Beck, fue el más optimista este fin de semana: "Seguro que no habrá un no" a una petición de tropas, y habló de ayudar en la seguridad de las costas, apoyo a la policía y refuerzo de la frontera con Siria.

"El Gobierno israelí y amplias partes de la opinión pública de su país no parecen ver problema alguno en una participación alemana. Debemos tener esto en cuenta en una posible decisión en el gabinete y en el Bundestag", declaró al Spiegel el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier.

El escritor judío y militante democristiano Michel Friedman defendió la posible misión alemana: "Si el Gobierno envía tropas a Afganistán y a Congo, ha llegado el momento histórico de que Alemania dé la cara por la seguridad de Israel y asuma responsabilidades. Ahora hay que ilustrar con hechos los discursos sobre la particular responsabilidad con respecto a Israel", dijo Friedman al dominical Bild am Sonntag, informa Cecilia Fleta desde Berlín.

Zapatero cifró la contribución española en un batallón, unos 700 soldados, aunque la petición informal de la ONU es aproximadamente del doble y España podría realizar un esfuerzo suplementario si asumiera un papel destacado en el mando de la fuerza, como sugirió el primer ministro Siniora.

El portavoz del Partido Popular la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, Gustavo de Arístegui, dijo que su partido "apoya en un principio" el envío de las tropas a Líbano, "en coherencia con su posición" sobre el conflicto, aunque indicó que Zapatero debe convocar un pleno extraordinario de la Cámara baja para explicar "las condiciones, el plazo y las reglas de enfrentamiento", pues se trata de una misión "extraordinariamente peligrosa".

Izquierda Unida, de su lado, pidió garantías de que se trata de una misión de interposición, y no de imposición de la paz, "sin vinculación directa ni indirecta de la OTAN", y con el visto bueno de todas las partes implicadas, no sólo de Israel y Líbano, sino también de la Autoridad Nacional Palestina y de Siria, según informan desde la coalición.

Las fuentes consultadas indicaron, sin embargo, que una vez aprobada la resolución de la ONU y recibida la petición expresa del país donde van a desplegarse los soldados -dos de las condiciones que ponía España- aún falta cumplimentar algunos pasos: verificar que se cumple el alto el fuego, perfilar las características de la fuerza y someter el envío de tropas al visto bueno del Parlamento, como obliga la Ley de la Defensa Nacional.

El hecho de que el Consejo de Seguridad no haya aprobado el envío de una nueva fuerza -como se preveía en los borradores iniciales de la resolución-, sino el reforzamiento y ampliación de la actual FINUL plantea además, según los expertos militares, dudas sobre cómo se encaja la misión ya existente con la nueva.

La resolución 1701 encarga a la misión de la ONU reforzada que controle el cese de hostilidades, apoye el despliegue del Ejército libanés en el sur del país, mientras se retiran las tropas israelíes; asegure el acceso de la ayuda humanitaria a la población civil; y garantice la ausencia de las milicias irregulares de Hezbolá en la zona, entre otras obligaciones.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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