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El avión que se estrelló ayer en Kentucky despegó de una pista equivocada

El aparato siniestrado necesitaría al menos 1,3 kilómetros para despegar, y la pista utilizada no tiene más que uno.- El único superviviente de las 50 personas a bordo permanece en estado crítico

El avión que ayer se estrelló en Kentucky que costó la vida a 49 de los 50 pasajeros que viajaban en él despegó de una pista equivocada, según ha informado en rueda de prensa un portavoz de la Asociación Nacional de Seguridad en el Transporte (NSTB). Datos preliminares de la caja negra del avión y pruebas recogidas en el lugar de los hechos indican que el aparato despegó de la pista más corta, la número 26 -de sólo un kilómetro de longitud-, en lugar de hacerlo de la pista 22, que tiene la longitud suficiente para haber alcanzado la velocidad necesaria para el despegue, según ha declarado Debbie Hersman, portavoz de la Asociación Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB). Varios expertos en aviación consideran que el aparato siniestrado, un CRJ-200, necesita entre 1,3 y 1,5 kilómetros de pista para despegar. La principal pista del aeropuerto de Blue grass mide 2,1 kilómetros. Las autoridades habían descartado que el tiempo -ligeramente lluvioso en el momento del suceso- hubiese provocado el accidente.

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Lexington, Kentucky

No está claro cómo acabó el avión en esa pista, aunque la escasa visibilidad a primera hora de la mañana, cuando se produjo el siniestro, y las lluvias intermitentes con las que amaneció el día pudieron contribuir al error.

El accidente agrava la crisis de la aviación y se suma a los complóts desarticulados, los vuelos desviados y la intensificación de las medidas de seguridad de los últimos meses. El siniestro se produjo alrededor de las seis de la mañana (mediodía, hora peninsular española), poco después del despegue del vuelo 5191 de Comair, una aerolínea regional filial de Delta Airlines, desde el aeropuerto de Bluegrass, en el estado sureño de Kentucky.

El CRJ-200, un pequeño aparato de motores gemelos fabricado por la canadiense Bombardier, se dirigía hacia Atlanta (Georgia) con 50 personas a bordo: 47 pasajeros y tres miembros de la tripulación. Sólo uno de los miembros de la tripulación, el primer oficial James Polehinke, ha logrado sobrevivir a la tragedia. Polehinke se encuentra hospitalizado en estado "crítico" en el Hospital de la Universidad de Kentucky. Un policía logró sacarlo del avión a través de la cabina del piloto, pero el fuego impidió rescatar al resto de pasajeros.

El directivo de Comair ha explicado que la compañía, que cuenta con 6.400 empleados y opera 850 vuelos diarios a 108 ciudades, había realizado el mantenimiento obligatorio del avión y que la última inspección tuvo lugar el sábado. El CRJ-200, adquirido por la filial de Delta en el 2001, tenía 14.500 horas de vuelo, "en línea con un aparato de esa antigüedad", dijo el ejecutivo de la aerolínea, que se mostró visiblemente emocionado durante su comparecencia ante los medios.

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Fin de una época

Este último accidente pone fin al período bautizado como "el más seguro en la historia de la aviación estadounidense". Desde el 12 de noviembre del 2001, cuando un avión de American Airlines se estrelló en el barrio neoyorquino de Queens y ocasionó la muerte a 265 personas cinco de ellas transeúntes, no se había producido un siniestro de envergadura en EE UU.

El número de víctimas en los escasos accidentes aéreos ocurridos desde esa fecha ha sido muy inferior. Veintiuna personas murieron en enero del 2003 en un avión de Air Midwest que se estrelló poco después del despegue en el aeropuerto Charlotte/Douglas (Carolina del Norte). En diciembre del año pasado, un hidroavión operado por Ocean Airways se estrelló en Miami Beach, lo que ocasionó la muerte a los 18 ocupantes del aparato.

Pese a que los accidentes son escasos, las aerolíneas viven en un estado de alerta permanente ante la omnipresente amenaza terrorista. El compló para atentar contra aerolíneas estadounidenses que desarticuló la policía británica en fase avanzada en Londres el pasado mes de julio es una de las pruebas más palpables de los riesgos que afronta el sector.

La operación se tradujo en medidas extraordinarias de seguridad y ha llevado a las autoridades aéreas a desviar varios vuelos desde entonces ante sospechas que no se han materializado. El viernes, sin ir más lejos, las autoridades federales desviaron varios vuelos y aumentaron las medidas de seguridad en varios aeropuertos debido a siete incidentes separados. Uno de ellos revolucionó el aeropuerto internacional de Houston (Texas), después de que un perro detectase residuos de material explosivo en la maleta de un pasajero que había volado desde Argentina.

Dos sacerdotes salen de la Capilla del aeropuerto de Atlanta para reunirse con los posibles familiares de las víctimas del accidente aéreo.
Dos sacerdotes salen de la Capilla del aeropuerto de Atlanta para reunirse con los posibles familiares de las víctimas del accidente aéreo.EFE

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