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Reportaje:

Más chavista que Chávez

El alcalde de Caracas quiere expropiar campos de golf en el barrio más señorial para construir 60.000 viviendas públicas

El alcalde de Caracas quiere expropiar campos de golf. Y su proyecto se ha convertido en un torneo abierto de ideología y estrategia política que ha conseguido la atención de toda Venezuela. El alcalde Juan Barreto golpeó con su mejor hierro: la lucha de clases. Argumenta que los campos son utilizados por pequeñísimos grupos sociales, en detrimento de la calidad de vida de la gran mayoría de los caraqueños. También ha dado razones urbanísticas: los elitistas clubes fueron una vez del campo pero por el desarrollo y expansión de la ciudad han ido quedando en zonas más bien céntricas.

Las medidas acordadas por la Alcaldía Metropolitana afectan a los terrenos del Caracas Country Club y el Valle Arriba Golf Club. El primero se encuentra entreverado con la urbanización más elegante de Caracas, donde residen las familias de la clase alta tradicionales y varios embajadores, incluido el de España.

El Gobierno de Chávez se ha distanciado del proyecto del regidor de la capital

El alcalde Barreto, un periodista de 45 años y figura de notable influencia en el presidente Hugo Chávez, sostiene que esos grandes espacios cubiertos de grama son un privilegio insultante para una ciudad como la capital venezolana, prisionera en un valle y cuya población de cuatro millones de habitantes se apretuja, en su mayoría, en los barrios pobres ubicados en las alturas malamente urbanizadas de los cerros.

En las aproximadamente 147 hectáreas que ocupan estos clubes, la administración municipal espera construir 60.000 viviendas, principalmente para familias de clase media.

Mientras tanto, los sectores afectados por la medida acusan al alcalde de destilar resentimiento social e instigar el odio a las personas adineradas. "Estos clubes están formados por entre 15.000 y 20.000 personas, entre socios y familiares, quienes además del golf practican otros deportes como la equitación, el tenis, la natación, las bolas criollas y otros esparcimientos de salón, amén de actividades sociales provechosas para el desarrollo de sus miembros. Ellos, todos, pertenecen a las clases A y B, que son objeto de frecuentes agresiones por parte del régimen", afirma el abogado y articulista Rafael Díaz Casanova.

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La polémica tuvo un giro inesperado con la intervención del presidente del Gobierno. La Alcaldía Metropolitana emitió el decreto de expropiación "por razones de interés público" a finales de agosto, mientras el presidente Hugo Chávez se encontraba de gira internacional. Pero eso no le impidió terciar en el asunto. Ordenó al vicepresidente José Vicente Rangel emitir una declaración marcando distancia del alcalde.

"El Gobierno nacional no comparte la decisión adoptada por el alcalde del Distrito Metropolitano de Caracas por considerar que los decretos pudieran afectar normas constitucionales y legales de la República Bolivariana de Venezuela", precisó el comunicado. "El contenido de los decretos mencionados es de la exclusiva responsabilidad de la Alcaldía", agregó.

La actitud de Chávez desconcertó a muchos de sus simpatizantes, quienes se habían apresurado a apoyar a Barreto en lo que parecía ser la cruzada definitiva hacia el socialismo del siglo XXI, objetivo estratégico de la revolución venezolana.

El asunto parece haber quedado aplazado hasta después de las elecciones presidenciales del 3 de diciembre. Si Chávez es reelegido como lo pronostican las principales encuestas, probablemente Barreto pueda retomar su partida con ventaja.

Juan Barreto, en una visita al campo de los Red Sox, el equipo de béisbol de Boston, en marzo de 2005.
Juan Barreto, en una visita al campo de los Red Sox, el equipo de béisbol de Boston, en marzo de 2005.AP

Probando a los ricos

Algunos observadores creen que toda la operación sobre los campos de golf, desde el decreto de expropiación hasta la inicial toma de distancia de Chávez y su posterior ambigüedad, fue un globo sonda, o, para decirlo en términos golfísticos, un golpe de aproximación, necesario para acercarse al hoyo donde se ha de embocar la bola.

"Queríamos saber hasta dónde están dispuestos a llegar los ricachones para defender sus privilegios. Era necesario auscultar si van a salir a la calle a impedir que les quiten los emblemas de su clase social o si se van a ir todos a Miami como hicieron los de Cuba".

Cuando se le pregunta ¿qué impresión tuvieron de la reacción?, la misma fuente asegura que "aparte del típico aspaviento de los medios de comunicación" y de la actitud que asumieron los alcaldes menores de las jurisdicciones donde se encuentran los campos "la expropiación luce manejable en un futuro".

William Sanabria, militante de la Corriente Marxista Revolucionaria, reivindica la necesidad de aplicar mano dura a la burguesía. "Estos parásitos se niegan a desarrollar la economía social y sabotean todas las medidas sociales del Gobierno revolucionario. Sólo expropiándoles podremos solucionar nuestros problemas y avanzar hacia el socialismo", concluye.

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