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Los gemelos Kaczynski purgarán Polonia de su pasado comunista

Los ex colaboradores de los servicios secretos podrán ser despedidos

Los gemelos Kaczynski, Lech, presidente, y Jaroslaw, primer ministro de Polonia, han dado un paso adelante para cumplir con las promesas electorales de su partido Ley y Justicia (PiS): perseguir a los que colaboraron con los servicios secretos del régimen comunista, desaparecido hace 17 años. La cámara baja del Parlamento polaco (Sejm) aprobó el viernes una nueva ley que endurece y amplía las normativas vigentes sobre la llamada lustración que pretende limpiar los altos cargos de Polonia de ex colaboradores de la policía política comunista.

La llegada de Jaroslaw, el más radical y considerado el cerebro de los gemelos, a la jefatura de Gobierno ha tenido consecuencias inmediatas. El PiS y los Kaczynski hicieron bandera en su campaña electoral de la lucha contra la corrupción y prometieron limpiar el aparato estatal y los cargos directivos en Polonia de ex colaboradores de los servicios secretos. Para llevar adelante la purga, el Sejm aprobó la nueva ley que tendrá que pasar por el Senado y la firma del presidente. En el Sejm, la ley quedó aprobada por amplia mayoría: 372 votos favorables contra 44 de los diputados de los poscomunistas de la Alianza de la Izquierda Democrática (SLD).

El nuevo texto legal aumenta la presión sobre los que colaboraron con la policía secreta del régimen comunista. Hasta ahora, la ley preveía que sólo los aspirantes a cargos públicos, unas 27.000 personas, tenían que someterse a la lustración. Sólo los que mentían y no reconocían haber colaborado sufrían una sanción que los obligaba a dimitir y excluía 10 años de ejercer cargos públicos.

Certificados de limpieza

Con la nueva ley, los nacidos antes del 1 de agosto de 1972 que ocupen cargos públicos, más los maestros, abogados, notarios, diplomáticos, periodistas y directivos de las empresas públicas, más de 100.000 personas, tendrán que presentar un certificado de limpieza que emitirá el Instituto Nacional de la Memoria (IPN). Este organismo tiene bajo su custodia los archivos de los servicios secretos de los días del comunismo. Los colaboracionistas de los servicios secretos podrán ser despedidos. Los afectados de semejante acusación podrán acudir a un tribunal para intentar demostrar su inocencia. También podrán ser despedidos los que se nieguen a solicitar el certificado o los superiores que en las empresas no denuncien a los subordinados que no hayan presentado su prueba de limpieza expedida por el IPN. Además, se prevé la publicación en Internet de los nombres de los que figuran en las listas del IPN como miembros de la policía secreta y sus colaboradores en los días del comunismo.

Llama la atención que la ley aprobada por el Sejm no incluye a los sacerdotes. Se trata sin duda de una concesión de los Kaczynski a la Iglesia católica y a sus aliados de la ultramontana Liga de las Familias Polacas. Hace pocos días un destacado sacerdote polaco con un alto cargo tuvo que reconocer de forma pública que había sido colaborador de los servicios secretos e incluso uno de sus jefes estuvo implicado en el asesinato del sacerdote Jerzy Popieluszko en octubre de 1984. El IPN informó de que por lo menos un 10% del clero polaco colaboraba con la policía comunista.

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La infiltración de los antiguos miembros de los servicios en el aparato estatal y las empresas públicas ha sido un caballo de batalla constante en Polonia desde la caída del comunismo hace 17 años. Hasta el líder del movimiento sindical y ex presidente de Polonia Lech Walesa tuvo que pasar por el bochorno de la lustración por las acusaciones de que había sido colaborador de los servicios secretos. La Fundación Helsinki, defensora de los derechos humanos, criticó la nueva ley y advierte contra un enfrentamiento con el pasado. Un portavoz, Zbigniew Holda, dijo: "Es absurdo. Aunque uno hubiese sido agente, han pasado ya 20 o 30 años".

Lech (izquierda) y Jaroslaw Kaczynski, en Varsovia.
Lech (izquierda) y Jaroslaw Kaczynski, en Varsovia.EFE

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