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Cuatro países bloquean la negociación de la UE con Turquía

División sobre la discusión de temas políticos no previstos en la fase actual de contactos

Andreu Missé

Las negociaciones de adhesión de Turquía y Croacia a la UE se encuentran bloqueadas por la pretensión de varios Estados miembros de introducir en las discusiones el debate sobre criterios políticos que no estaban previstos en la fase actual. La crisis se registró, en el caso de Turquía, cuando, en la última reunión de embajadores, Francia, Dinamarca, Grecia y Chipre pretendieron incorporar determinados aspectos políticos no previstos, tales como la discriminación en la educación de las mujeres, la diversidad cultural y el acceso igualitario de las niñas a las escuelas.

Francia, Dinamarca, Grecia y Chipre piden que se trate la situación educativa de las niñas

Las relaciones con la UE también se ven afectadas por la escalada de protestas de la población kurda de Turquía reclamando una mayor autonomía. El viernes unos 5.000 kurdos se manifestaron en Bruselas exigiendo una mayor implicación de la UE, con sus peticiones de autonomía.

La iniciativa de estos países fue respaldada por la presidencia de Austria, que presentó un escrito interno en el que admitía que otros aspectos políticos relacionados con la Educación y la Cultura pueden ser suscitados en el contexto de este capítulo. La propuesta de la presidencia provocó el rechazo inmediato de otros Estados miembros, como España, Finlandia, Reino Unido, Polonia, Lituania, Estonia, Bélgica y Suecia. Estos países estiman que los criterios políticos deben cumplirse en el momento final de la adhesión y no deben constituir el núcleo fundamental de los debates en cada uno de los 35 capítulos en que se han organizado las negociaciones.

Los aspectos políticos están previstos en otro capítulo dedicado específicamente a Justicia y Derechos Fundamentales, que se discutirán cuando estén más avanzadas las negociaciones y Turquía haya dispuesto de más tiempo para adaptar su legislación. Hay que recordar que las negociaciones con Ankara podrían durar más de 10 años. Tras la apertura de las negociaciones de adhesión, acordada el 3 de octubre de 2005, se estableció un total de 35 capítulos para examinar el grado de cumplimiento del acervo comunitario en las distintas materias. Se acordó también que las negociaciones empezarían por tres capítulos, de contenido más bien técnico y poco conflictivos políticamente, para facilitar el arranque de las conversaciones: Investigación y Ciencia; Educación y Cultura y Transparencia, Competencia y Adjudicación de Obras Públicas.

En marzo se inició el examen del primer capítulo, Investigación y Ciencia, y al no existir apenas problemas de acervo, se comunicó a Turquía que ya estaba preparada para poder enviar su posición sobre esta materia. Los problemas surgieron cuando en el capítulo siguiente, Educación y Cultura, varios países quisieron incorporar cuestiones más políticas en las discusiones. Fuentes diplomáticas señalaron el riesgo que supone para la buena marcha de las negociaciones plantear de entrada estas cuestiones políticas.

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Francia y los países que insisten en discutir ahora los problemas políticos son los mismos que nunca han visto con simpatía la incorporación de Turquía a la UE. Responsabilizan a la ampliación europea, y sobre todo a la posible entrada de Turquía, del rechazo a la Constitución el pasado mayo. El propósito más o menos oculto es conseguir que el Gobierno turco tire la toalla y abandone sus aspiraciones ante el cúmulo de obstáculos. La posición de la Comisión es sin embargo claramente favorable a la entrada de Turquía.

Grecia, por su parte, tiene sus problemas específicos derivados de la falta de libertad religiosa. La Iglesia ortodoxa no puede ejercer, ni puede tener propiedades ni seminarios en Turquía. Sin embargo, Atenas se encuentra en una situación contradictoria porque también aspira a alcanzar cuanto antes un acuerdo para resolver sus problemas de fronteras territoriales y marítimas.

Chipre, por otro lado, se encuentra en una situación desairada. Estado miembro de la UE desde mayo de 2004, todavía no ha sido reconocido por las autoridades de Ankara y sus buques aún no pueden recalar en los puertos turcos. En julio de 2005, la UE exigió a Ankara la firma de un protocolo adicional que ampliaba el acuerdo aduanero histórico con la UE, de 1963, a los 10 nuevos Estados miembros. Era una manera de obligar a las autoridades de Ankara a reconocer indirectamente a Chipre. Pero inmediatamente su ministro de Exteriores, Abdullah Gul, añadió a la declaración una nota adjunta que especificaba que la ampliación del acuerdo aduanero no significaba ningún tipo de reconocimiento de Chipre. Declaración a la que la UE quitó relevancia.

La apertura del tercer capítulo que examina el grado de transparencia y competencia, sobre todo en las adjudicaciones de obras y servicios públicos, se presenta mucho más problemática aún. En este caso existe un importante acervo comunitario, lo que exigirá un mayor esfuerzo de adaptación de la legislación turca.

El bloqueo de las negociaciones con Turquía ha dejado en una situación embarazosa a la presidencia austriaca, que ha visto volatilizadas sus expectativas de aprobar seis capítulos en las negociaciones con su protegida Croacia. Las negociaciones de los capítulos se realizan de manera paralela con ambos países. El inicio de negociaciones con Zagreb fue la condición puesta por el canciller austriaco, Wolfgang Schüssel, el pasado 3 de octubre para aceptar el comienzo de conversaciones con Turquía.

De todas formas, con Croacia las cosas van mejor. El pasado jueves, el presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, subrayó "los importantes progresos realizados por Croacia después de la apertura de las negociaciones". Pero advirtió a las autoridades croatas de que "aunque Croacia ya está claramente en la vía de la adhesión, le falta realizar esfuerzos complementarios para concretar las reformas emprendidas". Sin duda, uno de los progresos más significativos ha sido su colaboración para la detención del general Ante Gotovina, implicado en crímenes de guerra, el pasado 8 de diciembre en Canarias.

El ministro de Exteriores austriaco, Wolfang Schüssel, en una foto de 2001.
El ministro de Exteriores austriaco, Wolfang Schüssel, en una foto de 2001.AP

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