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Reportaje:

Voces genuinas

El cine en versión original se consolida en las pantallas madrileñas y ya representa el 25% de las proyecciones en la capital

Una tarde de sábado cualquiera el vestíbulo del cine Ideal, a dos pasos de la Puerta del Sol, es un caos de gente y acentos. Como muchos otros cines, el Ideal fue reconvertido hace casi una década en un centro multisalas que ofrece a los espectadores la oportunidad de elegir entre los últimos estrenos españoles y extranjeros. La peculiaridad que le hace destacar entre las muchas otras salas que pueblan esta zona centro es que aquí todas las películas se ven, o más bien se oyen, tal cual se hicieron, es decir, en versión original.

La creciente popularidad del cine en versión original entre los madrileños queda reflejada en el número de pantallas en las que el castellano más neutro (aquel sin ceceos, seseos o voseos garantizado por el doblaje) ha ido dando paso al cine en el que los actores hablan con su voz y en su lengua materna, sea ésta castellana, inglesa o china. Si a principios de la década de los ochenta era imposible ver películas grabadas en una lengua extranjera sin doblar fuera de los cines de arte y ensayo, hoy día, según Enrique González Macho, dueño de los cines Renoir, algo menos del 25% de las 242 pantallas de Madrid ofrece cine en versión original.

Más revelador incluso es el hecho de que en 2005 la sala 9 de los Ideal Yelmo Cineplex se convirtiese en la primera pantalla de versión original en colarse en la lista de salas con mayor recaudación, según datos del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales. El año pasado, esta sala -que proyecta tanto películas en versión original como españolas- ocupaba el puesto 13º en cuanto a recaudación nacional y el octavo en Madrid. En 2006 se ha colocado en sexto lugar en el ámbito nacional y en cuarto lugar en Madrid.

Nacho, de 32 años, es uno de los muchos madrileños asiduos al cine en versión original. Él va siempre a los Ideal por comodidad -"puedo ir andando"- y porque desde que vivió un año en Escocia ya no se "vuelve a acostumbrar" al doblaje. "Noto mucho que la voz del que está hablando no es la del actor original", dice. Como él, Cristina y Antonio, profesora de instituto y abogado jubilado, van siempre a ver películas en versión original. "Una película doblada es una película distinta", dicen.

Los detractores del doblaje son muchos, desde cinéfilos que no soportan ver obras cinematográficas adulteradas por el doblaje hasta extranjeros en España que no llegan a acostumbrarse a eso de oír a Tom Cruise o Denzel Washington hablar en perfecto castellano. El presentador de televisión venezolano Boris Izaguirre ha llegado a reclamar la creación de una plataforma contra el doblaje, al que, según dijo en un foro de Internet, considera "una institución que mantiene a España en el subdesarrollo".

Para González Macho, que en 1982 fue el primero en organizar en Madrid un pase en versión original de una película que ya había sido doblada, la diferencia entre el doblaje y la versión original está clara: "Es como si vas a un concierto y es play back".

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Este pionero de la versión original subtitulada abrió su primera sala Renoir en Madrid en 1986 "por necesidad", porque ningún exhibidor se animaba a proyectar películas sin doblar. Desde entonces ha abierto salas en otras ciudades como Barcelona y Palma.

Los argumentos de González Macho a favor de la versión original van más allá de consideraciones artísticas. Según él, el doblaje "es el gran enemigo del cine español", ya que otorga una ventaja comparativa a las superproducciones de Hollywood en el mercado nacional. Con presupuestos de producción y promoción mucho mayores que los de cualquier película española, una vez doblado el cine americano copa el espacio de pantalla español y contribuye a frenar las inversiones en la industria local, al fin y al cabo es más barato doblar que rodar una

Para aquellos involucrados en la industria del doblaje éste es un debate estéril. "La industria americana es potente pero no tanto, simplemente se está usando como chivo expiatorio de las carencias del cine español", dice Lorenzo Beteta, la voz española del agente Mulder en la serie Expediente X.

El doblaje ha estado omnipresente en las pantallas españolas desde que Franco decretó en 1941 que todas las películas en lengua extranjera debían ser traducidas. Esta medida garantizaba la homogeneidad del castellano y servía como vehículo para la censura, que a través de la traducción cambiaba contenidos. En la versión española de Casablanca, por ejemplo, Humphrey Bogart era un opositor a la anexión de Austria por Alemania en lugar de un defensor de la República española.

60 años de historia

Pero el oscuro pasado del doblaje ha quedado enterrado en sus 60 años de historia. "Si se traducen los libros por qué no se van a doblar las películas", dice Beteta con la seguridad del que sabe que el suyo es un trabajo bien hecho y apoyado por la mayoría.

A pesar de sus esfuerzos, González Macho reconoce que "quitar el doblaje sería una animalada", porque ya es una cuestión "de hábito y generacional". El público de la versión original "es una minoría, aunque una minoría grande". Según él, con sus 50 pantallas el mercado madrileño de la versión original está saturado. De hecho, los Renoir Majadahonda, una de sus últimas adquisiciones, proyecta mayoritariamente películas dobladas ofreciendo sólo pases esporádicos en versión original "para complacer a esa minoría". La asistencia de público a estas sesiones es aproximadamente de un 80%. En Madrid, "ya no caben más salas", concluye.

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