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El director Miguel Narros crea una Salomé "lúbrica, adolescente y maleducada"

La obra de Oscar Wilde se estrena en el Albéniz, con María Adánez y Millán Salcedo

El gran director Miguel Narros nunca busca textos fáciles. Ahora se enfrenta a una obra que nació polémica y que siempre que se pone en pie causa, como mínimo, expectación. Salomé, de Oscar Wilde, con una respetuosa y solvente versión de Mauro Armiño, la música de José Nieto, la coreografía de Víctor Ullate y la escenografía del también productor Andrea d'Odorico, un creador italiano que ha conseguido llegar a ser uno de los hombres más interesantes del teatro español.

Narros, que siempre da el gran protagonismo de sus montajes a los actores, cuenta en esta ocasión con el humorista Millán Salcedo en el papel de Herodes, "un personaje histriónico para el que necesitaba un actor como él", dice el director.

El actor, que no reniega de ser popular y famoso "gracias a una empanadilla hecha en Móstoles", dice con humor: "No sé dónde me he metido, pero lo que está claro es que el día en que Narros me lo propuso, él no se había tomado la pastilla". Y añade: "Yo vengo del camarote de los Hermanos Marx y aquí me han puesto en un camarote de lujo y gran tamaño".

Tres símbolos

Para Salomé, el director ha elegido a María Adánez, ya que piensa que este personaje siempre lo han abordado actrices mayores, "cuando en realidad Salomé tiene algo de Lolita lúbrica caprichosa y maleducada, capaz de vengarse de un hombre porque la ha rechazado, y eso es lo que he querido destacar", señala el director, que ha situado la obra en Oriente Próximo y en los palacios de los grandes ricos.

"En Salomé se hacen patentes tres símbolos: la Luna, la sangre y la muerte. Todas las escenas transcurren de noche; distintas facetas de una noche, en la que la Luna juega un papel importante", explica el director a propósito de la ambientación de su obra. Según su planteamiento, hay "lunas, blancas y frías; otras, extrañas; otras, blancas y diminutas como una moneda de plata; una luna ausente; una luna roja, apocalíptica y amenazante, y una luna negra, escondida, para impedirnos ver la última danza, la muerte de Salomé".

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El papel de Yokanaán ha recaído en el joven Chema León. Un personaje que Narros trata como un fanático: "Es todo lo contrario de lo que debería ser un santo piadoso", dice de su personaje de Juan el Bautista en esta obra. Completan el reparto Elisa Matilla y 11 actores más.

Son muy pocas las Salomés que se han visto por escenarios españoles en los últimos años, sobre todo teniendo en cuenta lo conocida que es esta obra que internacionalizó Oscar Wilde, quien la escribió especialmente para la famosa actriz Sarah Bernard. El público de Madrid recuerda algunas como la operística de Emilio Sagi con Monserrat Caballé, la coreografiada por Lindsay Kemp y la versionada por el escritor Terenci Moix, con el protagonismo de Núria Espert y Mario Gas. La primera Salomé no se pudo estrenar en Inglaterra y su primera representación fue en Francia, mientras su autor, Oscar Wilde, estaba en la cárcel.

"Supuso un escándalo, porque el personaje de Salomé sobrepasa a todas las mujeres fatales de la escena: Judith, María Estuardo, Lucrecia Borgia...; ésta toca lo sagrado y a alguien que está muy cercano a la figura de Dios; además, queda muy claro que la niña inocente se convierte en alguien de una lubricidad enorme", comenta Armiño.

Salomé. Teatro Albéniz (Paz, 11; 91 531 83 11). Hasta el 5 de marzo. De martes a viernes, a las 20.30; sábado, 19.00 y 22.00; domingo, 19.00.

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