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Un médico de la sanidad pública pedía dinero a sus pacientes en la consulta

Un juez sanciona al facultativo con dos años de suspensión de empleo y sueldo

Oriol Güell

Un médico de familia del centro de salud Nuestra Señora de Fátima, en Carabanchel, ha sido apartado del servicio por dos años tras haber pedido dinero a varios pacientes. El facultativo solicitaba que le prestaran cantidades de entre 400 y 1.000 euros, que luego no devolvía, a personas mayores que atendía en su consulta. Los hijos de uno de los afectados denunciaron el caso ante la Consejería de Sanidad, que en julio de 2005 le suspendió por dos años de empleo y sueldo. El médico recurrió y ahora el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 19 ha confirmado la sanción.

"Lo que ha ocurrido es muy grave y una lástima, porque parecía buena persona", explica la hija de un paciente de 80 años al que el facultativo sancionado pidió 750 euros. "Nosotros lo hemos tenido como médico durante 20 años y siempre nos atendió muy bien. Nos han explicado que se había metido en problemas de dinero y que empezó a pedírselo a sus enfermos", añade.

M. C. B. elegía siempre a personas mayores para hacer sus peticiones. "En el centro de salud se sabía lo que estaba ocurriendo. La gente lo comentaba y los pacientes se avisaban de que tuvieran cuidado, de que no le dejaran dinero porque luego no lo devolvía. Pero claro, las víctimas tenían miedo, eran mayores y casi ninguna lo quería denunciar", relata la hija del paciente afectado.

Éste recibió una llamada de M. C. B. en su domicilio el 2 de febrero de 2004. El médico le explicó que tenía que pagar un dinero a Hacienda y que necesitaba 750 euros. "Mi padre me llamó muy preocupado. A mí me extrañó lo ocurrido y llamé personalmente al médico. A mí me pidió aún más, 900 euros. Jamás se lo dimos y alertamos de lo que ocurría en el centro de salud".

400 euros

Dos meses más tarde, el 5 de abril, el médico sancionado repitió la jugada con otro paciente. En este caso se trataba de una mujer, también mayor, a la que en la consulta le solicitó 400 euros. La paciente, en este caso, sí accedió a entregarle el dinero, que jamás recuperó.

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Tras recibir la primera queja, la Consejería de Sanidad inició una investigación en la que logró demostrar estos dos casos. El médico admitió ante los inspectores de Sanidad que había pedido dinero a algunos pacientes, pero explicó que lo había hecho por la relación personal de amistad que mantenía con ellos y porque tenía problemas para hacer frente a una deuda con Hacienda.

Los inspectores de Sanidad no le creyeron, como tampoco lo ha hecho ahora el juez, que ha confirmado la sanción. Ambos consideran que en ningún caso ha quedado acreditada la relación de amistad entre el médico y sus pacientes "fuera del ámbito sanitario", y que el facultativo "se aprovechó e hizo valer la circunstancia de ser médico personal de ambos para solicitar una prestación de carácter económico".

Los hechos constituyen, según el tribunal, una "falta muy grave" de la ley 55/2003, de 16 de diciembre, del Estatuto Marco de los trabajadores de la sanidad pública y que prohíbe expresamente a los trabajadores de la sanidad pública pedir cualquier compensación a los usuarios del servicio.

La sanción impuesta al facultativo, sin embargo, es la mínima contemplada para las faltas muy graves, que prevén la separación del servicio por periodos de hasta seis años.

Hipotecas y coches

EL PAÍS ha intentado, sin éxito, contactar con el médico sancionado. En el domicilio de una persona que tiene los mismos apellidos que el facultativo afirmaron "estar hartos" de recibir peticiones de dinero por deudas pendientes del facultativo sancionado.

"Aquí han llamado desde un banco para pedir el pago de una hipoteca hasta concesionarios de coches para exigir el pago de una letra. Siempre contestamos lo mismo: que aquí no sabemos ni queremos saber nada de él", explicó una mujer. Ésta no quiso informar de si tiene relación de parentesco con él sanitario.

La hija de uno de los afectados explicó que el médico les llamó "varias veces después de que empezara la investigación para pedir perdón". "Siempre nos rogaba que no fuéramos a declarar en su contra y que no le denunciáramos. Al final tuvimos que ir al centro de salud y exigirle que nos dejara en paz, que bastante mal nos había hecho. La que peor lo pasó fue mi madre, que sufre del corazón y de los nervios. Tiene 80 años y se hundió al ver lo que había hecho el médico, que ella decía que era 'el de toda la vida".

Fachada del centro de salud Nuestra Señora de Fátima.
Fachada del centro de salud Nuestra Señora de Fátima.PAULA VILLAR

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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