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Reportaje:CENTENARIO DE USLAR PIETRI

La erudición elegante

Cuando Borges declaró que Uslar Pietri (1906-2001) podía "decir como Walt Whitman: soy amplio y contengo muchedumbres" no se refería solamente a lo prolífico de su obra, compuesta de siete novelas, cinco piezas teatrales, tres libros de poemas y multitud de ensayos de asunto histórico y literario (como Godos, insurgentes y visionarios o La invención de la América mestiza). También abarcaba, en esa definición entre reverencial e impertinente -como casi siempre en Borges- la larga e intensa vida pública de Uslar: fue ministro de Educación de Venezuela con poco más de treinta años, ocupó diversos cargos diplomáticos y en 1968 llegó a ser candidato a presidente de la República. En 1948, exiliado en Nueva York, empezó a escribir en El Nacional de Caracas una columna que mantendría a lo largo de cincuenta años; el título, Pizarrón, muestra el carácter didáctico de buena parte de la obra de Uslar. Tras regresar a Caracas presentó uno de los primeros programas culturales de la televisión hispanoamericana, Valores humanos, después transcrito en libro. Una de sus consignas políticas, "sembrar el petróleo" -acerca de la necesidad de manejar con inteligencia y provecho los recursos naturales del país- forma parte del acervo cultural venezolano.

Estaba convencido de que el único proyecto válido residía en representar la peculiaridad de lo propio
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Su novela más famosa, Las lanzas coloradas (1931), escrita en París y publicada en Madrid, evoca un heroico episodio de la guerra de independencia contra la Corona española, en el llano venezolano. Casi medio siglo más tarde, en 1976, publicó Oficio de difuntos, sobre la figura del dictador Juan Vicente Gómez, dentro del poblado paradigma de novelas sobre tiranos de América: El otoño del patriarca, de García Márquez, es sólo un año anterior.

Hijo y nieto de próceres de la patria, emparentado con altos mandatarios del Estado y descendiente de un edecán de Simón Bolívar, Uslar fue, en efecto, el último representante de una figura de escritor latinoamericano cuya labor intelectual es indisoluble de un proyecto de cultura nacional o continental, como en Sarmiento o en José Enrique Rodó, en Vasconcelos o Mariátegui; o como en su compatriota Rómulo Gallegos, autor de uno de los clásicos de la novela americana, Doña Bárbara, y efímero presidente del país durante 1948. El guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el cubano Alejo Carpentier fueron amigos de Uslar y compañeros de años parisinos, a principios de la década de los treinta. Como ellos, Uslar se fue a París atraído por las luces de la vanguardia europea y años más tarde volvió a su tierra convencido de que el único proyecto válido residía en representar la peculiaridad de lo propio. A partir de entonces, las escenas del interior y del campo venezolano -que Uslar había conocido en sus años de infancia, pasados en Aragua- pueblan sus novelas y cuentos. Como lo habían hecho antes los modernistas -el Lugones de La guerra gaucha, por ejemplo-, Uslar quiso sustraer al costumbrismo la representación de los hechos centrales de la historia y la vida nacional. En 1948 fue el primero en utilizar la expresión "realismo mágico": "Una adivinación poética o una negación poética de la realidad. Lo que a falta de otra palabra podría llamarse un realismo mágico".

La longevidad le permitió reco-

ger en vida el reconocimiento a su obra y su labor, en numerosas condecoraciones académicas y oficiales, como el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, que ganó en 1990. Fue una de esas figuras acaso más respetadas que influyentes; la erudición y la elegancia caracterizaron hasta el final su labor literaria y sus intervenciones públicas. Sus colaboraciones en la prensa sólo se interrumpieron pocos días antes de su muerte, cuando tenía 94 años.

Arturo Uslar Pietri obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 1990.
Arturo Uslar Pietri obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 1990.GORKA LEJARCEGI

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