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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El no a Annan

Difícil viaje el que está realizando Kofi Annan por Oriente Próximo, que presagia problemas futuros. El secretario general de la ONU tuvo que salir como pudo el lunes tras ser abucheado en el barrio más destruido de Beirut. Y ayer, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, rechazó la idea de empezar a retirar sus tropas del sur de Líbano y levantar el bloqueo marítimo y aéreo sobre el país invadido. Tiene razón Annan al considerar que tal paso no sólo tendría efectos económicos positivos, sino que reforzaría al Gobierno de Beirut.

Olmert exige que se cumpla antes íntegramente la resolución 1701 del Consejo de Seguridad, lo que implica garantizar que Hezbolá no volverá a atacar y que no le llegarán armas desde Siria. Sin embargo, la resolución exhorta a Israel a retirar "todas sus fuerzas" una vez "iniciado" -no habla de completado- el despliegue de la fuerza internacional. Annan pedía la retirada cuando 2.500 soldados internacionales hubieran llegado para reforzar a los otros tantos que tiene actualmente la FINUL, lo cual puede lograrse en cuestión de días. La desconfianza israelí puede agravar la situación. Olmert puede tener otros planes. No los ha desvelado, pero ayer aviones israelíes sobrevolaron Beirut en otra violación del alto el fuego.

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Las nuevas fuerzas internacionales han comenzado ya a llegar. Los primeros 24 soldados españoles para preparar el despliegue del contingente que aún ha de aprobar el Gobierno mañana y el Parlamento la semana próxima llegaron ayer a la capital libanesa. Pero hará falta tiempo para que la fuerza multinacional alcance los niveles comprometidos por varios países, por no hablar del objetivo de los 15.000 soldados fijado por la ONU. Los malos ratos que está pasando Annan en una de las últimas grandes misiones de su mandato presagian las dificultades que tiene el contingente militar que debe garantizar el alto el fuego.

Hezbolá ha actuado con rapidez y, tras la guerra, ha tomado la iniciativa en la reconstrucción de las zonas destruidas, con dinero que se sospecha viene de Irán. Los libaneses que han visto sus hogares arrasados no preguntan de dónde vienen los dólares. Con ello, Hezbolá gana puntos frente a una comunidad internacional que, como es habitual, llega más tarde. El jueves próximo se celebrará una conferencia de donantes en Estocolmo que debe reunir al menos 500 millones de euros. Hay que esperar que así sea, para intentar reconstruir Líbano y recuperar los 20 años que el país ha retrocedido con esta destructiva guerra.

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