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Eusko Ikaskuntza edita un facsímil del Estatuto que impulsó en 1931

Retegui destaca el valor del único texto que logró el apoyo unánime de los partidos

La Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza presentó ayer en Bilbao la edición facsímil que ha editado del anteproyecto del Estatuto General del Estado Vasco, que hoy cumple su 75 aniversario. Su presidente, JaVier Retegui, destacó el "hito" que representó la consecución del único texto estatutario que ha logrado el apoyo unánime de las distintas corrientes políticas, "sin visceralidad ni sectarismos, algo que se echa de menos en la actualidad".

El texto ahora reproducido fue obra de una comisión de expertos de distintas tendencias, como Julián Elorza, Ramón Madariaga, Javier de Landaburu o Ángel de Apraiz, que trató de ofrecer una alternativa "plural, por encima de partidos y de territorios" al encaje del País Vasco en España. Concluido el 31 de mayo de 1931, mes y medio después de la instauración de la II República, establecía un la creación de un Estado vasco, formado por Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra, integrado dentro de una República federal española.

Su carácter federal se combinaba con una defensa a ultranza del sistema foral. De hecho, los órganos legislativo y ejecutivo se elegían por sufragio indirecto a través de las Juntas Generales y las Diputaciones forales. El ámbito de competencias que marcaba para la entidad autónoma era muy alto y, para la solución de posibles diferencias con el Gobierno de la República, diseñaba una relación concertada, a través de una comisión mixta.

El documento recibió, según destacó ayer el catedrático José Manuel Castells, el respaldo de todos los partidos presentes en el País Vasco, desde los tradicionalistas a los nacionalistas, pasando por socialistas y republicanos. Sirvió de base para el Estatuto de Estella de 1931, un proyecto auspiciado por los ayuntamientos nacionalistas y tradicionalistas, que fracasó, entre otras razones, por su exigencia de un concordato propio con el Vaticano, lo que rompía con el espíritu laico de la propuesta de Eusko Ikaskuntza y con el de la República.

Ese mismo año, las comisiones de las gestoras provinciales (diputaciones provisionales) retomaron el texto de la Sociedad de Estudios Vascos, y con el impulso fundamental del PNV, en 1933 lo sometieron a referéndum, ya con Navarra desvinculada del proyecto. Obtuvo una amplísima mayoría en Vizcaya y Guipúzcoa, aunque la participación no superó el 50% en Álava. Sin embargo, quedó varado en las Cortes por la oposición del lerrouxismo y de la CEDA, entonces en el Gobierno. Su influjo, no obstante, se extendió también al Estatuto de 1936, aprobado ya iniciada la guerra gracias a la colaboración del PNV y el PSOE.

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