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Revuelta en Oaxaca

Fox intenta evitar un baño de sangre

El Gobierno de México lanza un ultimátum a los rebeldes para que levanten las barricadas

Las armas entraron en acción y Oaxaca se convirtió en un infierno. Parapetado detrás de un camión, un grupo de militantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y de reporteros gráficos intentaba localizar la casa de donde procedían los disparos. El tiroteo cesó unos segundos. Varios pistoleros con armas largas aparecieron por un costado de la calle. Todo el mundo se tiró al suelo. Menos Bradley Roland Will, un neoyorquino de 36 años, que seguía grabando con su cámara. Dos balazos le derribaron. La ciudad era un campo de batalla la tarde del viernes, con violentos enfrentamientos en distintos barrios que dejaron cuatro muertos y una veintena de heridos. Después de 198 días de conflicto, Oaxaca ha estallado, y el presidente Vicente Fox anunció ayer el envío de tropas federales para poner orden. El Gobierno federal lanzó anoche un ultimátum a los rebeldes para que "entreguen inmediatamente las barricadas y los edificios ocupados para que las autoridades puedan restablecer el orden público", aseguraba un comunicado del Ministerio del Interior.

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El aeropuerto internacional de Oaxaca registraba ayer un intenso movimiento aéreo. Seis aviones de la Policía Federal (PFP) y varios helicópteros ligeros con equipos antimotines aterrizaron durante la mañana. El tráfico aéreo estuvo cerrado durante el desembarco de las fuerzas.

El baño de sangre estaba cantado. La APPO había convocado para el viernes un paro en todo el Estado de Oaxaca y levantó barricadas en carreteras y provocó un auténtico caos de tráfico en la capital, con el cierre de calles con troncos, piedras, clavos y palos. Era un intento desesperado para acentuar la presión contra el gobernador Ulises Ruiz y lograr su salida. Los maestros habían acordado el día anterior la vuelta a clases a partir de este lunes, poniendo fin así a una huelga de cinco meses que ha mantenido cerradas 14.000 escuelas de enseñanza primaria.

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Frente a la presión de la APPO, una nueva emisora pirata nacida esta semana, Radio Ciudadana, pedía a gritos liberar la ciudad. "¡Adelante pueblo! Recuperemos Oaxaca", instigaba el locutor. La versión del Gobierno de Ulises Ruiz señala que vecinos hastiados de un conflicto interminable decidieron levantar las barricadas. Las primeras escaramuzas se produjeron por la mañana, cuando un grupo de provocadores incendió las oficinas de la dirección de la facultad de Derecho y Ciencias Sociales, en la Ciudad Universitaria. Hubo varios disparos junto a las instalaciones de Radio Universidad, que está tomada por la APPO, cuando un grupo de 50 personas trató de recuperar la emisora. En una barricada cercana, varios individuos armados que viajaban en una camioneta abrieron fuego y secuestraron a Gerardo Sánchez, cuyo paradero se desconoce.

Los incidentes de la mañana dieron paso por la tarde a tiroteos constantes como resultado de una serie de ataques armados simultáneos contra barricadas y campamentos de la APPO y el sindicato de maestros. El enfrentamiento más violento se registró en el barrio de Santa Lucía del Camino, en la periferia de la capital, donde individuos con fusiles R-15 y pistolas dispararon contra quienes resguardaban las barricadas. Los miembros de la APPO contraatacaban con cócteles molotov, bazookas artesanales y piedras, aunque en algunos puntos esgrimieron también pistolas.

En Santa Lucía del Camino cayó herido de muerte el cámara estadounidense Bradley Will, de la red alternativa Indymedia. El fotógrafo Oswaldo Ramírez, del diario Milenio, fue herido en una pierna, así como otras tres personas.

A la misma hora, en el municipio de Santa María Coyotepec, un numeroso grupo de personas encabezadas por autoridades municipales y policías, desalojaron por la fuerza a los maestros que ocupan los accesos de la Casa de Gobierno. Los ocupantes de dos camionetas con vidrios polarizados dispararon contra el campamento. El maestro Emilio Alonso Fabián murió de tres impactos de bala.

Frente a la sede de la Procuraduría (Fiscalía) de Justicia, en el municipio de San Antonio de la Cal, se registró otro tiroteo que dejó seis heridos. Según la procuradora de justicia, Lizbeth Caña Cadeza, en el lugar falleció Esteban Zurita López, vecino de Coyotepec. La cuarta víctima de la jornada sangrienta fue Eudocia Olivera, que era trasladada de urgencia en una ambulancia que quedó atrapada en una barricada. Ante la embestida de grupos armados, la APPO reforzó las barricadas.

La respuesta del Gobierno de Vicente Fox se dio en un escueto comunicado, en el que la Presidencia informó de que "en respuesta a los acontecimientos ocurridos el día de ayer (viernes) en la ciudad de Oaxaca, los cuales atentan contra el orden y la paz de los ciudadanos del lugar, el Presidente de la República, Vicente Fox Quezada, ordenó la movilización de fuerzas federales a esa ciudad... Estos cuerpos se irán concentrando en la capital del Estado en el transcurso del día de hoy (sábado)".

La nota, a la que no se agregó ningún comentario, no detallaba el día en que se pondría en marcha la operación para desalojar a los radicales, apostados en las calles de Oaxaca desde el 22 de mayo, ni el número de miembros de la PFP que entrarían en acción. Fuentes extraoficiales consideran que en la acción de desalojo podrían participar entre 5.000 y 9.000 federales, ya que se cree que en los plantones de la APPO hay unos 3.000 activistas, informa Antonio O. Ávila.

Por la noche, el Ministerio del Interior federal difundió un comunicado en el que lanzaba un ultimátum a los rebeldes al exigir "la entrega inmediata de las calles, plazas, edificios públicos y bienes de propiedad privada" que mantienen bajo su control.

El gobernador Ulises Ruiz y el secretario (ministro) de Gobernación, Carlos Abascal, estaban reunidos ayer en la Ciudad de México para discutir sobre la coordinación entre las fuerzas federales y las locales. En las conversaciones también intervienen los secretarios de la Defensa Nacional, Clemente Vega, y Marina, Marco Antonio Pierrot, y de Seguridad Pública, Eduardo Medina Mora.

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