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Reportaje:

Avicultura, bajo la sombra de la crisis

El sector factura más de 3.000 millones y ocupa a más de 100.000 trabajadores

La sombra de la crisis se ha vuelto a levantar sobre el sector avícola. Un año después de que el grupo Sada tuviera que retirar del mercado partidas de pollos precocinados defectuosos, y cuando el sector ya se había recuperado de la caída de la demanda del pasado otoño por las noticias sobre la gripe aviar que supuso unas pérdidas de 18 millones, los ganaderos temen ahora una nueva crisis coincidiendo con el periodo de mayor demanda. El hallazgo de un somormujo con la enfermedad cerca de Vitoria ha disparado las alarmas.

La última crisis se produjo en otoño. Hubo una caída de la demanda del 5% y unas pérdidas de 18 millones de euros
España es el tercer productor de huevos en la UE, con 1.100 millones de docenas, y el segundo en pollos, con 1,2 millones de toneladas

Con una facturación superior a los 3.000 millones de euros y más de 100.000 empleos directos e indirectos, la avicultura es una actividad clave en el sector agroalimentario. España es el tercer país productor comunitario de huevos, con una cuota del 15% y 1.100 millones de docenas de las que un 15% se coloca en los mercados exteriores. En pollos, con una producción de 1,2 millones de toneladas, España es segundo país productor por detrás del Reino Unido y al mismo nivel que Francia.

Frente a unas ayudas totales para el sector agrario español de unos 6.000 millones de euros para compensar bajadas de los precios institucionales, la avicultura es uno de los pocos sectores donde las ayudas comunitarias han sido casi inexistentes. Los únicos apoyos se han concretado solamente en restituciones para la exportación de excedentes. Esta circunstancia pone de manifiesto la existencia de un sector avícola español competitivo, aunque en las últimas dos décadas se han producido caídas de diferentes grupos empresariales consecuencia de las crisis periódicas que han afectado al sector por los desajustes entre la oferta y la demanda.

En la avicultura para la producción de carne, en su mayor parte de pollos, funcionan en España unas 6.000 explotaciones de todo tipo, pero dominan las grandes empresas. En la cría de pollos, al margen de los modelos cooperativos como Coren, se ha impuesto el llamado sistema de integración vertical donde los grandes grupos aportan animales y piensos, y los ganaderos, trabajo y sus instalaciones a cambio de una compensación por animal engordado, una media de 1,5 kilos en un periodo de algo más de 40 días. Este modelo de contrato se halla en la actualidad a debate en el marco de la Administración para concretar una serie de condiciones iguales para todos, ante la existencia de muchos desacuerdos entre las partes.

Frente a esta estructura en la avicultura de carne, en la de puesta, la producción de huevos, funcionan unas 2.000 empresas. El modelo es sin embargo muy distinto. Hay casos de integración, pero en la mayor parte de estos casos funcionan dos modelos de producción. Por un lado se hallan los grandes grupos productores en sus propias instalaciones. En la parte opuesta están las granjas de tamaño medio propiedad de los ganaderos, que suelen operar en mercados regionales.

Aunque en ambas actividades productivas es preciso llevar a cabo importantes procesos de modernización, fundamentalmente en una parte de las granjas productoras de huevos, se trata de una actividad con instalaciones modernas y competitivas. Con vistas a la prevención de la enfermedad de la gripe aviar, las granjas productoras de pollos tienen el común denominador de ser en un 98% instalaciones cerradas donde los animales no salen a espacios abiertos al aire libre y donde, en consecuencia, es imposible cualquier contacto con aves salvajes como posibles transmisores de la enfermedad.

El pollo, con una demanda media de más de 30 kilos por persona y año, y los huevos, con una media de 240 unidades, constituyen dos ofertas básicas en el conjunto de la oferta alimentaria barata, tanto hoy como en el pasado.

Crisis de precios

Al margen de los problemas actuales derivados de las noticias sobre la enfermedad de la gripe aviar en las aves -con posibilidad de pasar a las personas cuando hay una convivencia directa y permanente con animales enfermos-, el sector de la avicultura de carne ha sufrido históricamente crisis de precios y hundimiento de mercados consecuencia de desajustes entre la oferta y la demanda y las batallas en el propio sector.

La última crisis en el sector del pollo se produjo el pasado otoño, consecuencia de la psicosis provocada por el desarrollo de la gripe aviar. En España esa situación se tradujo en mercados sin precios durante varios meses, con una caída de la demanda en una media del 5% y unas pérdidas estimadas por el sector en otros 18 millones de euros.

Para atajar el problema, las empresas pusieron en marcha diferentes mecanismos para reducir la oferta con la eliminación o destino a otros usos de huevos para incubar, el sacrificio de animales reproductores y la retirada, almacenamiento y congelación de unas 8.000 toneladas de canales de pollos.

Frente a los problemas provocados por la crisis de la gripe aviar en el conjunto de la UE, Bruselas procedió en los últimos meses a modificar la Organización Común de Mercado para abrir la posibilidad de dar ayudas además de las restituciones a la exportación, siempre que cada país aporte una cantidad igual a la concedida por Bruselas. En el caso de España, la primera ayuda ha sido de 2,5 millones de euros para compensar por la destrucción de 7,8 millones de huevos para incubar, el destino a otros usos de 1,8 millones de huevos, el sacrificio de 151.000 reproductoras así como para compensar a los ganaderos por la no crianza en esos meses de 15 millones de pollos.

Superada la crisis, el sector volvió a los beneficios y recuperación de la demanda, situación que hoy teme perder de nuevo.

Los avicultores temen una nueva crisis justo en la temporada de mayor demanda potencial.
Los avicultores temen una nueva crisis justo en la temporada de mayor demanda potencial.GARCÍA CORDERO

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