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Reportaje:

Aquellos aventureros geniales

Los profesionales de TVE celebran su 50º aniversario con un homenaje a los pioneros

Rosario G. Gómez

"Eran tiempos heroicos". Laura Valenzuela recuerda así la época en la que TVE echaba a andar, hace 50 años, en un pequeño chalet del madrileño paseo de La Habana. Las emisiones se recibían sólo en 70 kilómetros a la redonda. Suficiente, teniendo en cuenta que el parque de receptores rondaba los 600 y estaban gravados con un impuesto de lujo. Las señales tardarían casi tres años en llegar a Barcelona, y en 1966 nacería La 2, conocida entonces como UHF (Ultra High Frequency). El color no se generalizó hasta mediados de los setenta.

La primera parrilla de programación cubría sólo tres horas. Los lunes se cerraba por descanso del personal, y en agosto y Semana Santa se apagaba la pantalla. "La técnica era muy pobrecita. No sabíamos lo que estábamos haciendo. A mí me decían que hablara, y hablaba", rememoró ayer Valenzuela, una de las pioneras de la televisión, que participó en la multitudinaria celebración del medio siglo de TVE en el Estudio 1 de Prado del Rey, escenario en su día de históricas grabaciones de dramáticos como Doce hombres sin piedad, Calígula o Crimen y castigo.

Hermida: "Las conexiones con EE UU había que pedirlas con tres días de antelación"
"A mí me decían que hablara, y hablaba", recuerda la locutora Laura Valenzuela

En el día del cumpleaños de TVE, su directora general, Carmen Caffarel, elogió el trabajo realizado por los pioneros, "aventureros geniales" como Chicho Ibáñez Serrador, Antonio Mercero, Félix Rodríguez de la Fuente, Jesús Álvarez, Pedro Erquicia o Joaquín Soler Serrano. Lanzó un guiño al "humor surrealista" de Tip y Coll, a las "empanadillas" de Martes y Trece y evocó "el coraje" de Pilar Miró, directora general "en tiempos difíciles" (de 1986 a 1988).

Desde el 28 de octubre de 1956, cuando se encendió oficialmente la pequeña pantalla, TVE ha experimentado una gigantesca transformación. La televisión era entonces "más artesanal", opina Valerio Lazarov, que trajo a España el zoom y una manera distinta de hacer los musicales. "Había más tiempo para experimentar, más ilusión y pasión. Ahora, la televisión está más industrializada, y lo importante es hacerlo todo deprisa", sostuvo el creador de programas como El irreal Madrid (1969) o La última moda, premiados en los festivales de Montecarlo y Montreux.

Sin embargo, el mayor premio para TVE fue el Emmy que conquistó La cabina (1972). Su director, Antonio Mercero, aseguró que en aquellos tiempos "se trabajaba de otra manera. Se rodaba con afán de perfección. Ahora se impone la rapidez y hay más preocupación por las cuestiones económicas". Mercero firmó también la simbólica Verano azul, "una serie familiar que llegó al corazón".

La televisión en blanco y negro produjo piezas que marcaron una época: desde las Historias para no dormir, de Chicho Ibáñez Serrador, hasta el Don Juan Tenorio, de Gustavo Pérez Puig, pasando por el emblemático concurso Un, dos tres... o el infantil Los chiripitifláuticos. Después llegarían las series Curro Jiménez, Anillos de oro o Juncal. Y documentales arriesgados como Al filo de lo imposible. Todos ellos aparecen retratados en el libro Las cosas que hemos visto, coordinado por Manuel Palacios, que ayer se presentó oficialmente.

Los informativos se abrían paso entre la censura del régimen. Jesús Hermida recordó ayer los tiempos de los telediarios de autor. "Yo hacía las entradillas a mi manera. En aquella época te dejaban hacer, aunque había que estar pendiente de que no se rompiera nada. Las conexiones de Estados Unidos con España había que pedirlas con tres días de antelación. Pero los informativos eran más originales y creativos; tenían estilo y personalidad. Ahora todos utilizan la misma fórmula, aunque técnicamente son maravillosos". En la misma línea, Manuel Campo Vidal sostuvo que los noticiarios están en una fase de transición, y "es probable que se vuelva a los telediarios de autor, como los que hacía Felipe Mellizo, al menos en horarios nocturnos".

Ana Blanco, uno de los puntales de los telediarios del siglo XXI, afirmó que ahora los satélites permiten una mayor rapidez informativa. "Las noticias llegan a todas las televisiones en las mismas condiciones, por efecto de las agencias, pero en TVE la red de corresponsales permite diferenciarnos". Miguel de la Quadra-Salcedo, que a sus espaldas tiene arriesgadas crónicas como reportero, enfatizó la labor de los camarógrafos, que personalizó en la figura de Luis Tomás Melgar. "Ellos son los protagonistas, no los que estamos delante de la cámara".

Con la vista puesta en el futuro, Caffarel dijo que este año se cierra un ciclo en la historia de TVE. "Comienza la andadura hacia un futuro sin deudas ni hipotecas y sin servidumbres y con el compromiso de hacer una programación inspirada en la calidad y en la pluralidad".

A la fiesta de aniversario, que reunió a profesionales de todas las categorías (productores, realizadores, iluminadores, decoradores), se adhirieron ex directivos como Rafael Anson, Fernando López Amor, Luis Buceta, Ramón Colom y Juan Menor.

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