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Reportaje:GENTE

¿Es Bush idiota?

Yolanda Monge

La pregunta era directa: "¿Es Bush idiota?". La respuesta tuvo algunos matices más y, contra muchos pronósticos, no fue tan contundente como parecía deducirse tras visionar una serie de ridículas comparecencias del presidente del llamado país más poderoso del mundo: "No". Durante 10 minutos que debieron resultar larguísimos para la Casa Blanca estuvo sobreimpresa en la pantalla de televisión la cuestión "¿Es Bush idiota?". Y de nuevo, contra toda presunción, la incógnita no la lanzaba un liberal recalcitrante (izquierdista para Europa). La ponía en el aire Joe Scarborough, antiguo congresista republicano reconvertido en experto político para la cadena MSNBC.

El mayor regalo que un político puede recibir de sus enemigos es ser infravalorado. Los demócratas siempre han calificado a los presidentes republicanos como burros e idiotas que llegaron a esta poderosa posición sin saber muy bien cómo. Eisenhower era un zopenco que malgastaba el tiempo en jugar al golf. Gerald Ford era ridiculizado como un torpe comandante en jefe en el programa Saturday Night Live. Y Ronald Reagan, el actor al que la democracia llevó a la presidencia, era descrito en la biografía de Tip O'Neill como un viejo loco confundido.

Tanto amigos como enemigos coinciden en que el presidente ha empeorado con los años como figura política
La incógnita no la lanzó un liberal, sino un ex congresista republicano que hace análisis político en la cadena MSNBC

Bush ha provocado la pregunta con méritos propios. Se la ha ganado a pulso. Durante los últimos seis años, desde que llegó a la presidencia en unas elecciones que de por sí ya han dado para muchas bromas, George W. Bush ha sido blanco directo de los círculos liberales. Scarborough preguntó: "¿Está la debilidad mental de George W. Bush dañando la credibilidad de América tanto dentro como fuera de casa?". Y a continuación pasó una cinta de vídeo. En ella se veía a Bush trabarse hasta el infinito a la hora de pronunciar palabras; quedarse atascado en medio de un discurso sobre terrorismo; hacer circunloquios -aunque puede que no conozca la palabra- imposibles; reírse cuando no toca reírse...

Días duros para el presidente. Con los índices de aprobación en la treintena y el enemigo en casa. Y la sombra sangrienta de Irak extendiéndose sin límite. Rich Lowry, director de la revista National Review, estuvo en un tiempo no muy lejano guardando las espaldas del presidente. "Sin lugar a dudas, estamos ganando en Irak", escribía en abril de 2005. Este mes sugería en una columna de opinión que EE UU "estaba perdiendo, o al menos no ganando, la guerra". Y se preguntaba: "¿Es Irak el Vietnam de Bush?".

Tanto amigos como enemigos están de acuerdo en que el presidente ha empeorado con los años como figura política. Como Gobernador de Tejas, al que no le temblaba nada el pulso a la hora de firmar decenas de penas de muerte, lucía una extrema confianza en sí mismo. "Inspiraba confianza", asegura Lawrence O'Donnell, comentarista dentro del programa de Scarborough. "Con Reagan también se cambió de opinión con el tiempo, aunque la ridiculización de Reagan venía por su faceta de actor, no por su incapacidad intelectual", puntualiza O'Donnell.

John Fund, columnista del diario The Wall Street Journal, lideró la corriente de opinión que aseguraba que "Bush no es idiota". "Es inarticulado, carece de capacidad para expresarse", dijo Fund, pero concluyó: "No ser consistente a la hora de hablar, tener un déficit lingüístico no significa que se sea estúpido". El presentador dijo: "Y ésta es la pregunta del millón, si George W. Bush tiene la curiosidad intelectual -si ésa es la palabra- necesaria para continuar liderando este país en los próximos dos años". Preguntado sobre la reacción de su programa, declaró: "La Casa Blanca no está muy contenta que digamos".

Hablar mal del presidente estadounidense aporta también prestigio en círculos políticos británicos, informa Lourdes Gómez. Así le ocurrió al viceprimer ministro John Prescott cuando el diario The Independent le atribuyó en la portada del jueves pasado una opinión escasamente diplomática: "Bush es un mierda, dice Prescott". El sustituto de Tony Blair durante las vacaciones soltó el insulto en una conversación privada sobre política exterior. "La Administración Bush es una cagada", había dicho refiriéndose a la hoja de ruta sobre Oriente Próximo.

Testigos de la reunión señalan que Prescott bromeó acerca del "vaquero con su [sombrero] Stetson", pero la divulgación de sus comentarios le ha beneficiado más que perjudicado. La izquierda laborista le congratuló por "decir la verdad" y marcar distancias con Blair. El portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, restó importancia al incidente: "Cosas peores han llamado al presidente".

George W. Bush empuña un serrucho en el parque nacional de las Montañas Rocosas (Colorado).
George W. Bush empuña un serrucho en el parque nacional de las Montañas Rocosas (Colorado).REUTERS

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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