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MAR DE COPAS
Columna
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Mejor que antes, peor que después

La frase se suele escuchar muy tarde, cuando los bares deberían empezar a vaciarse y, sin embargo, parecen atraer a todos los sedientos del mundo. Alguien que ya tendría que estar pensando en retirarse levanta la mano y pide otra copa mientras los que le acompañan le fulminan con una mirada que significa "vale ya" y que tiene el cariño de un ruego más que la severidad de una reprimenda. Es entonces cuando, activado por la bebida ingerida, el interfecto pronuncia la frase que, como un fantasma, recorre todos los planetas desde hace siglos: "Estoy bien". A veces el interfecto está tan mal que ni siquiera se le entiende. Otras, en cambio, no miente, pero se pondrá mal después de cruzar la frontera que separa la copa del "estoy bien" de la copa del "me parece que no me encuentro muy bien". Lo escribió Eduardo Chamorro en su indispensable libro Galería de borrachos: "La borrachera puede ser la lógica consecuencia del beber, pero no tiene por qué serlo. Al estar borracho se pierde la posibilidad de seguir bebiendo y de extraer el debido placer de lo que se bebe. De hecho, pocas cosas irritan tanto al buen bebedor como emborracharse".

Conviene, pues, regular la capacidad de aguante, programar el cuerpo en función de la resistencia y elegir metas alcanzables, ajenas a los fundamentalismos de la abstemia o la autodestrucción. También es necesario no confundir la calidad con la cantidad: lo uno puede ser enemigo de lo otro. Eso, sin embargo, no siempre es posible. En ocasiones nos marcamos objetivos más que prudentes y somos víctimas de terribles emboscadas hoteleras: asaltos a garrafón armado, pócimas de contrabando impunes a cualquier normativa o respeto por la tradición. En cuanto a la afirmación-mantra del "Estoy bien" tiene, como casi todo, diversas lecturas. Puede decir mucho a favor de quien la pronuncia si es una forma de tranquilizar a quienes temen un desenlace irreversible. Puede ser una burda maniobra para ganar tiempo si de lo que se trata es de continuar la fiesta a cualquier precio. Lo más curioso es que cuando alguien no bebe también le interrogamos con la mirada y pensamos que le ocurre algo malo. Al que habitualmente tenía un saque prodigioso y se contiene, le intimidamos con preguntas sobre su salud hasta que le arrancamos un "estoy bien" que nos tranquiliza hasta cierto punto. Estar bien o mal, pues, es subjetivo, como ya demostró una de nuestras mejores poetas muertas, Gloria Fuertes, en su poema Estoy más bien mal. Disfrútenlo: "Estoy más bien mal / como pájaro en la mano de un niño,/ como pez en la playa/ como huérfano en asilo. Estoy mal sin amor,/ Sin buen amor,/ porque cerveza tengo/ cuando lo quiera yo".

Cóctel del día: White Lady. 1 parte de ginebra, 1/2 parte de Cointreau, el zumo de medio limón y 1 chorrito de clara de huevo. Mezclar la ginebra, el Cointreau y el zumo de limón con la clara de huevo y verterlo todo en una copa de cóctel helada. Saúde! (¡Salud! En portugués).

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