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Reportaje:

Momias 'made in China'

Una industria siniestra y clandestina produce en el país asiático cadáveres humanos embalsamados para exhibirlos por el mundo en exposiciones sobre el hombre y su cuerpo.

Detrás de la zona industrial de Dalian, ciudad costera de China, se encuentra un sitio que sólo se puede definir como una moderna fábrica de momias. Dentro de una serie de edificios anónimos, cientos de trabajadores -algunos sentados en cadena- limpian, cortan, diseccionan, conservan y vuelven a ensamblar cadáveres humanos, con el fin de prepararlos para el mercado internacional de las exposiciones sobre el cuerpo humano.

"Destapadlo, destapadlo", dice un capataz chino mientras varios trabajadores empiezan a levantar la colcha que oculta la cabeza de un cadáver guardado en un contenedor de acero inoxidable relleno de formol. "Quiero ver el rostro; dejadlo al descubierto", añade.

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El cerebro de esta operación es Gunther von Hagens, un científico alemán de 61 años cuya exposición Mundos corporales ha atraído a 20 millones de personas en todo el mundo en los últimos 10 años y ha ingresado más de 200 millones de dólares con la exhibición de cadáveres humanos conservados, sin piel, con todos sus músculos y tejidos a la vista.

Los millones de personas que acuden a ver Mundos corporales, y otras exposiciones similares, han provocado la aparición en China de una nueva miniindustria siniestra y clandestina. Gracias a la escasa supervisión oficial, la abundancia de mano de obra barata de las facultades de Medicina y el fácil acceso a cadáveres y órganos -que parecen proceder, sobre todo, de China y Europa-, en los últimos años se han abierto al menos 10 fábricas de cuerpos. Estas empresas reciben encargos constantes con destino a exposiciones y envían cuerpos a Japón, Corea del Sur y Estados Unidos.

La feroz competencia entre los productores de exposiciones de cuerpos ha engendrado acusaciones de robo de derechos, competencia desleal y tráfico de cuerpos humanos en un país con fama de tolerar un floreciente tráfico clandestino de órganos y otras partes del cuerpo. En China no es fácil aclarar quién se dedica a este negocio ni de dónde proceden los cuerpos. Los activistas de derechos humanos han criticado las exposiciones y han dicho que son "espectáculos morbosos" y que quizá utilizan cadáveres de enfermos mentales y presos ejecutados. En junio, la policía de la ciudad de Dandong, a unos 250 kilómetros de Dalian, descubrió una decena de cadáveres en el jardín de un agricultor. Los cuerpos estaban siendo utilizados por una empresa financiada por extranjeros, dijo el Gobierno, dedicada al negocio ilegal de la conservación de cadáveres.

Preocupado por el aumento del tráfico de cuerpos ilegales, el Gobierno chino dictó en julio nuevas normas que prohibían la compra o venta de cuerpos humanos y limitan la importación y exportación de órganos humanos, salvo con fines científicos. Pero no está claro en qué medida afectarán las normas a las fábricas de momias.

Premier Exhibitions, una de las mayores empresas del mundo dedicadas a las exposiciones, es la creadora de Bodies...The Exhibition, que se muestra en la actualidad en el South Street Seaport de Manhattan. La empresa se ha negado a hacer declaraciones sobre las nuevas restricciones hasta que no las estudien. El doctor Von Hagens es su mayor competidor y dice que le parecen bien las nuevas normas, y que no le van a impedir seguir adelante con su negocio porque él dirige una institución investigadora y sus exposiciones dependen de donantes europeos, más que chinos.

Premier Exhibitions, empresa de cotización pública con sede en Atlanta responsable de las exposiciones de artefactos del Titanic que se iniciaron en los años noventa, aceptó hace poco pagar 25 millones de dólares para asegurarse un suministro constante de cuerpos conservados procedentes de China. En Premier están convencidos de que las exposiciones de cuerpos van a extenderse por todo el mundo. "Nuestras muestras de cuerpos superarán seguramente a las del Titanic, que fueron contempladas por 17 millones de personas en todo el mundo", dice Arnie Geller, presidente de Premier. Según los expertos, las exposiciones de cuerpos son una de las atracciones más populares en los museos de ciencias e historia natural de Estados Unidos. Aunque no han llegado a dos de las instituciones más respetadas -la Smithsonian y el Museo de Historia Natural de Nueva York-, sí se han visto en grandes museos de Chicago, Houston y Los Ángeles. "Tienen un éxito tremendo", dice Robert West, que hace el seguimiento del negocio de las exposiciones para Informal Learning Experiences, una consultora de Washington. "No hemos visto nada semejante desde que aparecieron los dinosaurios robóticos en los ochenta".

Pero el negocio está en tela de juicio por los interrogantes sobre el origen de los cadáveres. Premier dice que su exposición utiliza cuerpos chinos sin reclamar, que la policía ha donado a las facultades de Medicina. Ninguno de los cuerpos, aseguran, pertenece a presos ejecutados ni a gente fallecida por causas no naturales. "Queremos hacer las cosas bien desde el punto de vista moral y legal", asegura Geller. "Hemos seguido la pista de todo el proceso. Ninguno de los cuerpos es de un preso ejecutado".

Sin embargo, tanto los funcionarios de Aduanas en Dalian, como el portavoz de su Facultad de Medicina, Meng Xianzhi, dicen que no existen documentos que demuestren que Premier compró cuerpos y luego los trasladó para exposiciones. El doctor Von Hagens, que abrió la primera fábrica de conservación de cuerpos de Dalian en 1999, asegura que él se atiene a la ley. La feroz rivalidad entre Premier y la compañía del doctor Von Hagens, The Institute of Plastination, ha llevado a juicio desde los derechos de propiedad intelectual hasta el derecho a utilizar el nombre Body Worlds. Cada empresa ha insinuado que su rival tiene un comportamiento poco ético. "Todas las exposiciones que nos imitan vienen de China", dice el doctor Von Hagens. "Y todas usan cuerpos sin reclamar".

El único proveedor de cuerpos que tiene Premier es el doctor Sui Hongjin, antiguo director general de las operaciones del doctor Von Hagens, quien asegura que, mientras trabajaba para él, Sui llevaba a cabo sus actividades en secreto, por lo que le despidió. El doctor Sui, que dirige su propia fábrica de cuerpos también en Dalian, se ha negado a ser entrevistado. Von Hagens dice que ahora sigue la pista de sus competidores en China porque su instituto, como otras empresas extranjeras establecidas en ese país, ha sido víctima de empresarios chinos deshonestos, que han creado muestras "de imitación" y han llenado el mercado de cuerpos no tan bien conservados.

Para respaldar sus alegaciones, el doctor Von Hagens invitó a dos periodistas a visitar sus instalaciones en Dalian, que, según él, fueron el primer centro dedicado en China a la conservación de cadáveres. Aprovechó para contar cómo llegó a este negocio: Tras haberse educado en Alemania del Este, Von Hagens fue detenido por intentar desertar cuando tenía veintitantos años. Posteriormente, logró pasar a Alemania Occidental y allí obtuvo el título de médico.

En los años setenta, relata, creó un proceso que le permitía conservar cadáveres a base de eliminar los fluidos y sustituirlos por polímeros químicos, o plástico, un proceso que denomina plastinación. Empezó a recorrer el mundo con sus cuerpos plastinados y, en 1995, celebró su primera exposición en Japón, que atrajo a tres millones de personas. Al principio le resultó difícil mostrar sus cuerpos en Europa, donde le llamaban Doctor Muerte y Doctor Frankenstein. La prensa europea llegó a compararle con Josef Mengele, el médico de los campos de la muerte nazis. Entonces se trasladó a China, donde encontró mano de obra barata, estudiantes dispuestos, pocas restricciones oficiales y facilidad de acceso a unos cuerpos chinos que, según dice, utiliza sobre todo para experimentos e investigación médica, no para sus exposiciones.

El doctor Von Hagens insiste en que gran parte del mundo ha empezado a aceptar el valor educativo y científico de la producción de cuerpos conservados. Dice que su tarea es un esfuerzo para "democratizar la anatomía" y permitir que la gente normal vea las maravillas del cuerpo humano. Por eso, en su gran planta de Dalian, el doctor Von Hagens, que es profesor visitante en la Facultad de Odontología de la Universidad de Nueva York, produce también vídeos animados, libros, DVD y animales de juguete con unas solapas que se abren para dejar ver unos órganos internos fáciles de separar. Su empresa se está diversificando y ha empezado a producir animales plastinados, que ya se han exhibido en diversas muestras.

Durante la visita al campus, señala un gran contenedor situado en el patio que contiene el cuerpo de un elefante recién llegado de un zoo alemán. Después entra en una nave y ordena a los trabajadores que saquen un gran oso de un tanque de alcohol. "Cada especie es un tesoro anatómico", dice.

En Dalian hay alrededor de 260 trabajadores que procesan unos 30 cuerpos al año. Suelen ganar entre 200 y 400 dólares mensuales, empiezan por diseccionar los cuerpos y eliminar la piel y la grasa, y luego los ponen en unas máquinas que sustituyen los fluidos humanos por unos polímeros químicos blandos.

En un gran taller, unos 50 licenciados en Medicina trabajan con los muertos: sacan la grasa de los cadáveres, los colocan en posiciones sentadas o de pie y les obligan a hacer cosas como si estuvieran vivos, como sostener una guitarra o adoptar una postura de ballet. El doctor Von Hagens reconoce que estas posturas son objeto de polémica. "Hasta mi antiguo gerente me decía: ¿de verdad cree que se puede colocar a un hombre muerto sobre un caballo?".

Uno de los cuerpos expuestos en <i>Bodies... The Exhibition</i>, en la que se pueden ver 22 cuerpos humanos completos además de 260 órganos vitales.
Uno de los cuerpos expuestos en Bodies... The Exhibition, en la que se pueden ver 22 cuerpos humanos completos además de 260 órganos vitales.ASSOCIATED PRESS
Gunther von Hagens, en la exposición Body Worlds en Londres en 2002.
Gunther von Hagens, en la exposición Body Worlds en Londres en 2002.ASSOCIATED PRESS

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