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Desde el Pacífico
Columna
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Gracias a los 'hippies' llegaron los PC

POR CULPA DE los espectaculares avatares de la burbuja tendemos a asociar el nacimiento de la computadora personal y de Internet con algunos capitanes de industria y sus historias de dinero. Los izquierdosos tecnófobos recuerdan, con razón, el papel del Pentágono. Y con esto tendemos a olvidarnos de que los hippies pacifistas y consumidores de LSD ejercieron un papel central que nos interesa hoy en la medida en que nos permite entender algunas de las tensiones claves alrededor de la propiedad intelectual, por ejemplo.

Un libro recién publicado bajo el título What the Dormouse Said (editorial Viking), explica cómo todo ocurrió durante los años sesenta en un círculo de ocho kilómetros de radio alrededor de Kepler Bookstore, una librería cercana a la Universidad de Stanford y a dos instituciones de donde salieron los conceptos y experimentos más importantes: Stanford Research Institute (SRI) y Palo Alto Research Center (PARC) de Xerox.

Bill Gates mandó en 1975 una carta en la que les acusaba de ser "ladrones" por haber compartido una versión de BASIC, el programa escrito con Paul Allen.
Todo ocurrió durante los años 60 en un círculo de 8 kilómetros de radio alrededor de una librería cercana al Stanford Research Institute y a Palo Alto Research Cente.

John Markoff, el autor, cubre las tecnologías de la información para el New York Times. Es el joven decano de todos los periodistas que siguen lo que pasa en Silicon Valley. Habla en su libro de los contratos con el Pentágono y de los hombres de negocios, por supuesto, pero ilustra principalmente y de manera convincente un artículo publicado en 1995 por la revista Time según el cual, "todo se lo debemos a los hippies".

Cuenta de manera muy amena los grandes y pequeños momentos de la creación de la computadora personal, desde el primer experimento con LSD de Stewart Brand (autor del artículo de Time) hasta una histórica conferencia del 9 de diciembre de 1968 en el Brooks Hall de San Francisco considerada la primera demo de informática personal. Ese día, Doug Engelbaert, el inventor del ratón, mostró cómo su On Line System permitía editar textos sobre una pantalla -una revolución en los tiempos de las tarjetas perforadas- poner hipervínculos entre dos documentos y mezclar texto, gráficas y hasta vídeo. También evocó ARPAnet, la red experimental de computadoras de la cual surgió Internet. Todos los aspectos importantes del mundo informático de hoy fueron expuestos durante esa presentación que Markoff y muchos otros consideran "la demostración informática más notable de todos los tiempos".

Notable también era el hecho de que Engelbaert y su equipo representaban uno de los polos de una confrontación casi ideológica que los oponían al Stanford Artificial Intelligence Laboratory (SAIL). Según Markoff: "Un grupo buscaba aumentar la mente humana, mientras el otro trataba de sustituirla."

La idea del libro partió de una cena con Engelbaert que fascinó a Markoff, porque las historias evocadas "no se referían a la tecnología sino a las vidas de los investigadores, sus relaciones personales, las drogas que tomaban, los placeres sexuales a los cuales se entregaban, el rock and roll que escuchaban y las protestas políticas en las que participaban".

La experimentación con el LSD no tenía otro objetivo, para quienes lo hacían, que el de aumentar, de otra manera, la mente humana. Por esto, muchos individuos -el más famoso sigue siendo Steve Jobs, fundador de Apple- participaron en ambas aventuras.

Este libro nos permite entender las redes de la contracultura y los vínculos que van de Engelbaert y Brand a, por ejemplo, Alan Kay, creador de Alto, el primer PC; Ted Nelson, padrino del hipertexto, y Fred Moore, pacifista convencido que lanzó los movimientos de protesta contra la guerra de Vietnam en la Universidad de Berkeley. Moore fundó el Homebrew Computer Club con la misión de compartir la información empezando por los programas informáticos. Bill Gates les mandó en 1975 una carta (ahora famosa) en la que los acusa de ser "ladrones" por haber compartido una versión de BASIC, el programa que había escrito con Paul Allen.

Sabemos hoy de la guerra de Microsoft, las discográficas y Hollywood contra Linux y los partidarios del software libre. Resulta fascinante descubrir cómo nació hace 30 años en un ambiente muy alejado de las obsesiones empresariales de hoy.

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