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Reportaje:

España esquilma los bancos de tiburón

La flota española es la mayor depredadora europea de escualos, peces en riesgo de extinción por su preciada aleta

Los inquietantes acordes de la banda sonora de John Williams para la película Tiburón (1975) persiguen desde hace unos años a los propios escualos. Pero ahora el depredador es el hombre, y tiene cara de español.

España es la mayor amenaza en Europa para estos animales. Ya se ha convertido en el primer proveedor europeo para el mercado de Asia, continente donde la sopa de aleta de tiburón es una exquisitez en los restaurantes. Un tercio de la población europea de tiburones se encuentra ya en extinción y un 20% en riesgo inmediato, según denuncian la Asociación Europea de Elasmobranquios y varias ONG como la organización española Oceana. En 2004, España copó casi la mitad de las capturas europeas, 51.071 toneladas sobre un total de 114.981. El siguiente país en la lista, Francia, pescó ese año 21.163 toneladas.

Más datos facilitados por las mismas organizaciones, que hoy celebran un congreso sobre este asunto en la ciudad alemana de Hamburgo, demuestran que las capturas españolas han aumentado por la demanda de los países asiáticos. España es el mayor proveedor mundial de Hong Kong y de 1990 a 2003 pasó de pescar un 2% de la población mundial de tiburones al 7,2%.

Los expertos apuntan que el principal problema que causa la extinción de muchas especies de tiburón como la tintorera (tiburón azul), el marrajo, el tiburón de puntas blancas, el cazón y la mielga se debe a la permisividad con los pescadores que cortan las aletas de tiburón. Algo parecido a lo que ocurría con los elefantes, cazados únicamente para obtener los preciados colmillos. "Aunque separar la aleta y arrojar el cadáver o el pez moribundo al agua es ilegal en muchos países, se sigue haciendo", señala el biólogo Ricardo Aguilar, de Oceana. "Las aletas son un 2% del tiburón, así que ocupan poco espacio en los barcos y permiten que los pescadores sigan faenando y acumulen más capturas", señala.

Aguilar recurre a una metáfora para explicar la gravedad de la situación: "Cuando se quitan animales de un océano es como si se quitaran ladrillos de un muro". Aunque el efecto de la desaparición de estas especies en los mares es impredecible, los científicos coinciden en que son unos ladrillos demasiado esenciales y temen que el muro entero se venga abajo.

Los grandes predadores como estos escualos, según explican los expertos, mantienen el equilibrio de los océanos gracias a su control sobre la población de las especies que devoran. "Son como doctores del mar. Se comen a las especies más enfermas o débiles y eso regula la salud del mar", señala Aguilar. Otra experta, la científica marina Rebecca Greenberg, añade: "Si desaparecen estas especies aumentan las de aquellas que les sirven de alimentos. Eso causa un aumento de las poblaciones de otros peces y el equilibrio se destruye".

Los expertos reunidos en el congreso de Hamburgo pedirán a la Unión Europea la prohibición total del corte de aletas y que establezca cuotas de pesca para estas especies como lo hace con otros como la anchoa, el bacalao, la merluza o la cigala.

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