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Reportaje:

Nadia sueña con ver de nuevo su rostro

Una mujer afgana espera en Barcelona poder operar su cara, que quedó desfigurada por una bomba, tras hacerse pasar por su hermano muerto durante diez años

Nadia Ghulan, la joven afgana a la que la explosión de una bomba le desfiguró la cara y que durante once años ha vivido con la identidad de su hermano muerto, ayer en Barcelona.
Nadia Ghulan, la joven afgana a la que la explosión de una bomba le desfiguró la cara y que durante once años ha vivido con la identidad de su hermano muerto, ayer en Barcelona.CARLES RIBAS

Nadia tenía ocho años cuando una bomba le desfiguró la cara y diez cuando asumió la identidad de su hermano muerto para poder trabajar y mantener a su familia en un barrio periférico de Kabul, la capital de Afganistán. Ahora, con 21 años y tras once escondiéndose de las miradas ajenas, se encuentra en Barcelona para someterse a una operación de cirugía estética que le permita recobrar su identidad femenina sin que nadie la reconozca y pueda "castigarla" por su osadía de haberse hecho pasar por un hombre.

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Este es un breve resumen de la historia de esta joven que sólo dos días después de llegar a la capital catalana, se ha enfrentado a la curiosidad de los periodistas para ofrecer su testimonio coincidiendo con una de las sesiones de las jornadas Violencia de género en Afganistán, cinco años después de la caída de los talibanes, organizada por la Asociación por los Derechos Humanos en Afganistán (ASDHA).

Un sueño hecho realidad

"Sé que cuando vuelva a mi país, como una mujer, no tendré tantos derechos como siendo un hombre, pero yo soy una chica y quiero llevar ropa de chica. Es lo que tengo que hacer. No quiero continuar caminando como un chico porque no lo soy", ha asegurado Nadia, ataviada con una ancha cazadora negra de piel y un pañuelo sobre la cabeza que le cubría parte de la cara.

La ONG ASDHA, con la colaboración de la Fundación Cirujanos Plásticos Mundi y el Hospital Clínic de Barcelona, harán realidad sus deseos, para lo que se someterá a una serie de intervenciones de cirugía plástica que eliminarán las señales que le dejó la bomba que le desfiguró el rostro.

Nadia cree que si puede volver a su país con su aspecto original recuperado y se viste de mujer nadie la podrá relacionar con el adolescente y el hombre que ha sido de puertas para fuera durante los últimos diez años, y evitará así posibles represalias. La joven, que ha rememorado unos años anteriores a la llegada de los talibanes en los que "yo y mi familia vivíamos una vida pacífica", dice estar cansada de ser un hombre y de ocultarse con el riesgo que ello suponía. "Cada vez que iba a comprar ropa corría un gran riesgo", ha recordado.

Cambio de identidad

Si todo evoluciona como esperan los médicos, esta joven con un rostro prematuramente envejecido podrá reunirse con su familia en Afganistán dentro de cinco meses y empezar una nueva vida de la mano de la asociación de apoyo a las mujeres para la que trabaja ya desde hace un tiempo en Kabul. Pese a que los costes del tratamiento quirúrgico y médico que recibirá serán sufragados por completo por el Hospital Clínic, la presidente de ASHDA, Mónica Bernabé, ha informado de que han abierto un número de cuenta en La Caixa para financiar la estancia de Nadia en Barcelona.

Tras dos años en centros sanitarios recuperándose de las heridas que le ocasionó la bomba que cayó sobre su casa, Nadia tuvo que cambiar de identidad en 1996 al morir su hermano mayor asesinado en plena calle. Durante los años de gobierno talibán, que prohibió a las mujeres trabajar fuera de casa, Nadia tuvo que adoptar la identidad de su hermano para poder trabajar (construyendo pozos, cavando zanjas o reparando bicicletas) y mantener a una madre enferma del corazón, un padre con trastornos mentales como consecuencia de la muerte del hijo, y dos hermanas de 2 y 5 años.

Tras la caída del régimen, la asociación ASDHA sufragó estudios de inglés e informática para Nadia y asumió los gastos de su familia para que ella pudiera formarse, lo que le ha permitido trabajar ahora para una ONG de mujeres afganas y estudiar la carrera de Económicas en la universidad.

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