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Los expertos aseguran que el mejillón cebra invadirá los ríos de toda España

La cuenca del Ebro pedirá ayuda a Medio Ambiente ante la extensión de la plaga

En cinco años, el mejillón cebra ha colonizado todo el curso del Ebro. Este avance fue calificado ayer como un "problema nacional" por los expertos de la Comisión Nacional de Protección de la Naturaleza que estudiaron la situación en la cuenca fluvial. Los últimos hallazgos se han producido en la cabecera del río, en el embalse de Sobrón (Burgos). Es seguro que el molusco invasor no se quedará ahí. Los demás ríos de España están amenazados por esta especie, que desplaza a las autóctonas y causa graves daños en las conducciones de agua, advirtieron los expertos.

Las hidroeléctricas pierden dos millones de euros al año por los daños del molusco

La reunión del grupo que trabaja sobre el mejillón cebra en el seno de la Comisión Nacional de Protección de la Naturaleza (organismo consultivo formado por representantes del Ministerio de Medio Ambiente y las comunidades autónomas) acordó que Aragón y Cataluña presenten el próximo jueves en el seno de la Comisión Nacional de Protección de la Naturaleza del Ministerio de Medio Ambiente una estrategia común para paliar los efectos de la plaga. Al encuentro acudieron representantes de todas las comunidades ribereñas. El mejillón cebra daña conducciones y abastecimientos de agua, afecta a la producción hidroeléctrica y termina con las especies autóctonas, como la Margaritifera auricularia, un molusco de agua dulce en peligro de extinción.

La Conferencia Hidrográfica del Ebro anunció que realizará un estudio del estado de toda la cuenca, pero el comisario de Aguas, Rafael Romeo, reconoció que el problema es muy grave, que la plaga se extenderá tarde o temprano a todo el país y que se necesita la implicación del Ministerio de Medio Ambiente para abordarlo.

La voz de alarma se desató el jueves cuando se confirmó la presencia de larvas del molusco en el meandro de Ranillas, en la ciudad de Zaragoza. El viernes, la confederación confirmó que había ejemplares de mejillón adulto río arriba, en el embalse de Sobrón, entre Burgos y Vitoria. También los hay en el Júcar, en el embalse de Sichar (Castellón), según el comisario de Aguas de Aragón.

Desde el año 2001 las larvas del mejillón cebra (Dreissena polymorpha, un molusco de entre dos y tres centímetros en estado adulto) se encontraban en la parte baja del Ebro. Según Romeo, las larvas de Zaragoza procedían de ejemplares adultos de la cabecera. "Es imparable. Debemos aprender a convivir con él. La comunidad científica no ha encontrado la forma de frenarlo", añadió. La especie se reproduce a gran velocidad. Un ejemplar adulto produce un millón de larvas al año. Proviene de los mares Caspio y Aral, y llegó en las quillas de los barcos.

"Contener y retrasar" son las palabras claves que emplearon ayer tanto Romeo como el director de Medio Natural del Gobierno aragonés, Manuel Contreras. Nadie supo explicar por qué el Ministerio de Medio Ambiente no había entrado en un problema que ya se padecía, muy localizado, en Aragón y Cataluña. Sí se aseguró que las medidas adoptadas en las dos comunidades servirán de pauta para el resto de España "porque a la larga llegará a todas las cuencas", insistió Romeo.

Los sistemas de control de barcas y pescadores han estado vigentes en Aragón y Cataluña desde el 2002, pero sólo han retrasado su avance. Entre las medidas tomadas figuran una mayor vigilancia de la navegación. En 2003 se sugirió vaciar los embalses de Ribarroja y Flix (lo que no se llevó a cabo). Se hizo inventario de embarcaderos y accesos; se instalaron paneles informativos; se hizo limpieza de barcas y aperos; se estudió la reproducción del animal; se colocaron testigos y se programaron jornadas informativas, como las previstas en Zaragoza para el mes de octubre. La central de Ascó constituyó un grupo de trabajo y la empresa Endesa, otro, que incluía un laboratorio experimental para trabajar sobre la especie.

También se ha hecho una primera evaluación de su impacto. Se calcula que los daños anuales en las centrales hidroeléctricas superan los dos millones de euros anuales. Estas pérdidas se centran en los trabajos de limpieza y en las mermas de producción. Aragón calcula que limpiar el cauce del Ebro costará mil millones de euros, una tarea para la que ya ha anunciado que pedirá ayuda al Gobierno central.

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