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Reportaje:El vertido tóxico de Costa de Marfil

La fosa séptica de la globalización

Ante el pánico y la furia de la población, la lluvia reactiva el vertido venenoso que llegó a Costa de Marfil en el 'Probo Koala'

Un olor nauseabundo a ajo y gasolina lo inunda todo. Es mediodía, hace calor, y la peste va en aumento a medida que los hombres de los monos blancos, las decenas de cisternas apiladas y los cientos de sacos blancos llenos de chapapote sólido se acercan a la vista. Al poco rato, los ojos empiezan a picar, la garganta se seca, la fetidez se hace insufrible. "¡Bienvenidos!", dice quitándose la máscara antigás y con un deje de ironía muy francés uno de los hombres de blanco.

Su empresa, especializada en el tratamiento de tóxicos, vino a Abiyán desde Francia hace 22 días para retirar el veneno que llegó de Europa el pasado 19 de agosto a bordo del barco Probo Koala. Desde entonces, según las muy moderadas cifras oficiales, han muerto ocho personas, 66 han sido hospitalizadas y 8.000 más han requerido atención en los 36 centros de salud de la capital política y comercial de Costa de Marfil.

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Los números son dramáticos, pero suenan escasos para resumir la gigantesca crisis social que han producido los vertidos en esta ciudad conocida como La perla de las lagunas y que hoy ostenta un título mucho menos turístico. Abiyán es hoy la fosa séptica de la globalización, el lugar maldito en el que una gran empresa petrolera, llamada Trafigura, decidió descargar el pasado 19 de agosto una carga altamente tóxica, compuesta por una mezcla de restos de gasolina, sosa cáustica y sulfuro de hidrógeno.

Su decisiónha provocado el pánico y la ira de la población, ha hecho tambalearse al Gobierno (aunque volvió al poder dos semanas después de dimitir en pleno, con un par de cambios mínimos), ha provocado la apertura de tres comisiones de investigación, ha sacado a la calle a decenas de miles de personas para exigir la verdad y de momento tiene a siete personas en la cárcel de Maca. La basura negra y letal procedía de un barco de construcción coreana, bandera panameña y armador griego que llevaba un flete alquilado por una empresa inglesa cuyo cuartel general está en Suiza con domicilio fiscal en Holanda.

Ayer mismo, las protestas volvieron a la calle. Tres centenares de policías, antidisturbios y soldados sofocaron la revuelta con tiros al aire y gases lacrimógenos.

El affaire de los vertidos tóxicos parece haber unido en la rabia, la violencia y el dolor a este país golpeado por una guerra civil larvada, relativamente próspero (es el primer productor mundial de café y cacao), algo más pequeño que España, situado al norte del Golfo de Guinea y cuyos 17,5 millones de habitantes viven escindidos y en medio de una enorme incertidumbre política y económica.

Pero ahora lo que importa es la salud y el miedo. Los marfileños quieren que los culpables paguen. "No vamos a dejar que nadie quede fuera de la ley", dice Gilbert Gonni, secretario general de la Liga Marfileña de los Derechos del Hombre (LIDHO).

Las víctimas saben que no será fácil determinar la verdad. "Es una catástrofe brutal, y lo peor es que nadie sabe cuáles van a ser las consecuencias en el futuro", dice Fadika Nagnalé, presidenta de la asociación de afectados por el vertido. "Mucha gente cogió deshechos líquidos y los metió en bidones y palanganas, creían que era gasolina y la guardaron para venderla. Al darse cuenta de que era peligrosa, tiraron el líquido. La pregunta es dónde. ¿A las lagunas, a las alcantarillas? Probablemente a los dos sitios".

La perla de las lagunas. Incluso el vertedero donde trabajan los franceses tiene la suya, aunque es pequeña y huele horriblemente. La noche del 19 de agosto, 19 camiones alquilados por la empresa local Tommy empezaron a llevar allí el chapapote del Probo Koala. Cuando apareció aquel olor a huevos podridos, gasolina y ajo, y la gente empezó a sentirse mal, los vecinos se movilizaron y los conductores huyeron a diseminar la carga en otros lugares de la ciudad.

La empresa francesa Trédi, contratada ahora por el Gobierno marfileño para recuperar y devolver a Europa las más de 400 toneladas tóxicas que Trafigura confesó haber dejado en Abiyán, lleva 22 días limpiando residuos en 18 puntos distintos de la ciudad. Los vertidos líquidos son almacenados en cisternas para camión; los sólidos se depositan en sacos de plástico y contenedores especiales. La empresa ha reunido ya más de 1.000 toneladas.

Fatu Kané, una guapa niña de 13 años, es una de las víctimas del vertido. Tímida, cuenta que se despertó muy nerviosa la madrugada del 28 de agosto. "Me dolía mucho la cabeza, me levanté y no veía bien, todo turbio. La garganta me quemaba. Empecé a marearme, a toser, y vomité. Mis padres me llevaron al hospital. Perdí el conocimiento". Su hermana, de siete años, que vive al otro lado del vertedero de Akouedo, vomitó sangre hace unos días.

Como ella, muchos de los cinco millones de habitantes de Abiyán han sentido en los últimos días los efectos venenosos. Aquella tarde del sábado 19, Madame Kedia estaba viendo la televisión con su familia en Akouedo. "Leyeron un aviso del Gobernador diciendo que había muchos mosquitos en la ciudad y que iban a fumigar. Y unas horas después llegó este olor terrible y empezamos a sangrar por la nariz, a vomitar, a marearnos".

El señor y la señora Goh también tienen su casa en Lourier 8, este barrio residencial de las afueras de Abiyán que tiene la única desventaja de estar a 400 metros del vertedero. Siete de las diez personas de la familia enfermaron, relata el señor Goh.

Ahora, las excavadoras y las bombas no dejan de remover tierra, agua y materia negra. El ingeniero jefe, Jean Loup Queru, va de un lado a otro: "Llueve todas las noches y eso libera los agentes tóxicos, así que cada día es una sorpresa", cuenta. "Esa masa se mueve como si estuviera viva".

Especialistas en el tratamiento de tóxicos protegidos con máscara antigás limpian el lugar contaminado en las afueras de Abiyán.
Especialistas en el tratamiento de tóxicos protegidos con máscara antigás limpian el lugar contaminado en las afueras de Abiyán.JOAO PINA

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