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Reportaje:

Los grandes simios piensan en el futuro

Bonobos y orangutanes guardan herramientas de un día para otro para lograr comerse unas uvas

Clemente Álvarez

Los grandes simios también pueden pensar en el futuro. En contra de la idea, muy extendida, de que ésta es una facultad exclusiva del ser humano, el primatólogo español Josep Call, ha demostrado que bonobos y orangutanes son capaces de trasladar y guardar herramientas en el laboratorio en previsión de que las necesiten al día siguiente. Lo ha hecho junto con su colega Nick Mulcahy en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania) y los resultados se publican hoy en la revista Science.

Se trata de una conducta que, según asegura Call desde Leipzig, nunca se ha observado en ninguna otra especie o en antropoides en su hábitat natural y que está detrás de avances tan importantes para la humanidad como la agricultura. "Muchos psicólogos cognitivos han postulado que una de las cosas que nos hace humanos es justamente la capacidad de viajar mentalmente en el tiempo hacia atrás o hacia delante", señala el primatólogo. "A principios del siglo XX todavía se pensaba que los animales sólo vivían en el presente, pero fue entonces cuando se descubrió que podían recordar el pasado. Ahora, 100 años después, podemos decir que también son capaces de planificar lo que van a hacer mañana".

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Para poner a prueba esta hipótesis, los investigadores realizaron cuatro pruebas diferentes con cinco bonobos y cinco orangutanes. En el primer caso, se les enseñaba a seis de ellos que si introducían un tubo de plástico específico por el orificio de un mecanismo obtenían un racimo de uvas. Luego se mezclaba esta herramienta con otras no adecuadas, se daba la oportunidad de coger alguna a los simios y se sacaba a éstos durante una hora de la sala. De las 16 veces que se llevó a cabo este proceso con cada uno de los antropoides, en una media de siete el animal regresó a la habitación con la herramienta y consiguió las uvas. Curiosamente, dos orangutanes, Dokana y Toba, volvieron en cuatro ocasiones con una herramienta inadecuada, un plato de plástico, pero se las apañaron para recortar una tira alargada y extraer la recompensa. Aún así, estas tentativas fueron consideradas fallidas.

La segunda prueba consistió en ampliar el tiempo de espera de una a 14 horas, con la noche de por medio. Un orangután y un bonobo eran llevados a sus jaulas para dormir y a la mañana siguiente volvían a ser conducidos a la sala de pruebas. Ninguno de los dos regresó en el primer intento con la herramienta, pero sí en ocho y siete, respectivamente, de las siguientes 11 oportunidades, en las que se comieron las uvas.

Esta conducta no tiene nada que ver con la hormiga que almacena comida para el invierno o con el pájaro que construye un nido en previsión de la puesta de huevos. Como detalla Call, "las hormigas o los pájaros están predispuestos para esa conducta. Cuando se produce un input hormonal o unos estímulos exteriores, el pájaro está obligado a nidificar y, si no lo hace, muere". Tampoco es lo mismo que cuando un chimpancé quiere cascar una nuez y va a buscar una piedra. "La diferencia aquí es que coge la piedra porque la necesita en ese momento. En cambio, en el estudio los simios transportan y guardan una herramienta, que en sí misma no les vale para nada, porque les puede servir en el futuro", matiza.

Para complicar más el experimento, en la tercera prueba los investigadores cambiaron el tubo de plástico por un gancho necesario para alcanzar un bote de zumo de uva y, a diferencia de las pruebas anteriores, escondieron el mecanismo para que los simios no lo tuvieran delante cuando escogieran la herramienta. Así, se descartaría que cogiesen el gancho por asociarlo con la máquina o el hambre de ese momento. Y volvió a funcionar: en una media de 6,5 veces de 16 intentos, los antropoides regresaron con el utensilio tras una hora de espera y atraparon el bote con zumo.

Por último, en la cuarta prueba, al retornar de su tiempo de espera, cuatro nuevos simios entrenados al igual que el resto se encontraban con que la herramienta que habían transportado no les valía para nada porque no había máquina, pero que, aún así, se les daba una recompensa si la traían. Los sujetos perdieron entonces el interés por el gancho. Los dos bonobos no cargaron con él en ninguno de los 16 ensayos y los dos orangutanes, aunque sí lo trajeron las primeras veces, dejaron de hacerlo en las siguientes. De este modo, se verificó que no sólo cargaban con la herramienta porque fuesen recompensados, sino porque la necesitaban para solucionar una situación futura.

"La hipótesis sería que dado que los orangutanes y los bonobos, que son los antropoides con mayor y menor parentesco con los humanos, son capaces de solucionar esta tarea, resultaría sorprendente que los gorilas y los chimpancés no lo hicieran", incide el primatólogo. Recalca además que esto significa que esta capacidad estaría ya en el ancestro común de todos los grandes simios, incluido los humanos, hace 14 millones de años, mucho antes de lo que se pensaba. "Cuando nosotros presentamos estos resultados no estamos diciendo que los simios piensen en el futuro como si fueran humanos, sino que estas capacidades o al menos los precursores para viajar con la mente en el tiempo ya existían en el ancestro común, aunque no hay ninguna duda de que luego se han desarrollado y sofisticado en los humanos".

Un bonobo hembra con su cría transporta unos objetos.
Un bonobo hembra con su cría transporta unos objetos.MPI-EVA

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Sobre la firma

Clemente Álvarez
Es el coordinador de la sección de Clima y Medio Ambiente de EL PAÍS y está especializado en información ambiental, cambio climático y energía. Ha trabajado para distintos medios en España y EE UU, como Univision, Soitu.es, la Huella en La2 de TVE... Fue también uno de los fundadores de la revista Ballena Blanca.

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