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Las hospitalizaciones por el daño mental de la droga aumentan un 56% en 5 años

Las tres cuartas partes de los enfermos ingresados son hombres, y su edad media va en aumento

Un total de 20.029 personas ingresaron en un hospital en 2004 por trastornos mentales debidos a la droga, según la Encuesta de Morbilidad Hospitalaria del Instituto Nacional de Estadística (INE). La cifra representa un aumento del 56% frente a los 12.800 hospitalizados en 2000, de acuerdo con la encuesta de ese año. Tres cuartas partes de los tratados son hombres (15.752), una proporción que se ha mantenido estable en los últimos cinco años. Lo que ha cambiado es la edad media de los enfermos: si se descuenta a los consumidores de alcohol, ha pasado de 33 a 36 años en cinco años.

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Los datos de los ingresados por "trastornos mentales y del comportamiento" muestran un aumento muy superior al del total de la población en el mismo periodo. Si sólo se toman los datos de 2003 y 2004, el incremento de hospitalizados es del 1,38%, frente al 1,13% de subida de la población.

Ello se debe por un lado al aumento del número total de consumidores de las distintas sustancias, y, por otro, al efecto acumulativo del deterioro que causan. "Es un proceso parecido al que ocurre con la exposición al sol y la aparición de los cánceres de piel. El resultado de la exposición al sol se va acumulando en la piel desde pequeño, y el melanoma suele aparecer en adultos", explicó una portavoz del Plan Nacional sobre Drogas.

La comparación de los datos con los de 2000 es un poco más complicada, porque los criterios para registrar las enfermedades no eran similares. Si se toman como base los epígrafes "síndrome de dependencia del alcohol" y "adición a las [otras] drogas" -los más similares- de la encuesta del INE de ese año, el aumento entre 2000 y 2004 resulta de un 56%.

Aun descontando las posibles desviaciones por la diferencia en los métodos de medición, este porcentaje es muy superior al 6,66% que se incrementó la población según los datos de los padrones a 1 de enero de 2004 y 2000 [la cifra del padrón se considera bastante ajustada para los cálculos sanitarios ya que incluso los inmigrantes ilegales se empadronan para tener derecho a la tarjeta sanitaria y a escolarizar a sus hijos].

El total de ingresos hospitalarios por problemas mentales fue en 2004 -último año con datos- de 117.000, lo que quiere decir que uno de cada ocho se debía al consumo de drogas. Estos problemas sanitarios son sólo una parte de los ocasionados por las drogas. Se incluyen sólo los trastornos mentales que han requerido hospitalización. Ello quiere decir que no se tienen en cuenta otros efectos de los estupefacientes, como los problemas cardiovasculares, pulmonares, hepáticos, la deshidratación, o los accidentes de tráfico.

El INE no distingue entre los distintos tipos de droga. Sólo trata bajo un epígrafe diferente el alcohol. Esta sustancia es causa de más de la mitad de los ingresos hospitalarios (el 52,4%). En 2000, la proporción era del 59%. Ello indica que los efectos nocivos de los otros estupefacientes crecen más deprisa, probablemente como consecuencia de los años en que se ha bajado la guardia ante alguna de estas sustancias, como el cannabis y la cocaína, de las que se creía -erróneamente- que tenían un efecto a corto plazo, pero que una vez pasado el subidón no dejaban secuelas. Así, mientras los ingresos por consumo de alcohol han aumentado un 38,8% en cinco años, los debidos a otros productos han crecido un 81,2%.

Por sexos, la variación en los casos en mujeres debidos al alcohol suben menos que en los hombres. Lo contrario ocurre en las otras drogas, lo que muestra la incorporación de las mujeres a su consumo.

Los datos del INE también permiten establecer una clasificación por comunidades. Si se atiende sólo a los datos absolutos, las que más efectos adversos recogen son las más pobladas, aunque con un orden diferente (Cataluña, con 800.000 habitantes menos que Andalucía, ocupa el primer puesto). Pero ese orden se altera cuando se tiene en cuenta su población. Entonces, la primera de este listado es Asturias (70 personas por cada 100.000 habitantes), seguida por Cataluña, Extremadura y Canarias (más de 63). En el extremo opuesto están Andalucía (20), La Rioja (29,3), y Aragón (33,13).

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