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La policía investiga el fallecimiento de un pentapléjico que reivindicaba el derecho a morir

Jorge León remitió una carta a EL PAÍS en la que decía que "disponer sobre nuestra propia muerte ha de llegar a ser un derecho tan fundamental como el derecho a vivir nuestra propia vida"

La policía investiga la muerte de Jorge León, un hombre de 53 años pentapléjico cuyo cadáver fue hallado el jueves en su domicilio de Valladolid desconectado del respirador que le mantenía con vida. León había manifestado en varias ocasiones su deseo de morir. Hace algo más de un año escribió una carta a EL PAÍS en la que decía: "Disponer sobre nuestra propia muerte ha de llegar a ser un derecho tan fundamental como el derecho a vivir nuestra propia vida".

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Hablemos de eutanasia
"No debería estar aquí"

"Es un caso muy delicado porque se trata de un pentapléjico fallecido por la desconexión de la máquina que le mantenía con vida y puede surgir un nuevo debate social, como el originado a raíz de la muerte de Ramón Sampedro" en enero de 1998, ha señalado el subdelegado del gobierno, Cecilio Vadillo, que insiste en la prudencia como principal recomendación.

El cadáver fue encontrado sin signos de violencia por una patrulla policial previo aviso de una vecina. Ante la posibilidad de que se trate de una muerte no natural, el Juzgado de Instrucción Número 6 de Valladolid ha decretado secreto de sumario y la policía investiga cómo pudo desconectarse del respirador. León sólo podía mover los labios a causa de un accidente doméstico que sufrió hace seis años.

"Hablemos de eutanasia"

El 16 de enero de 2005, EL PAÍS publicó en la sección de Cartas al Director una misiva de León titulada Hablemos de eutanasia en la que, a raíz de un programa de televisión sobre Ramón Sampedro, decía que la muerte asistida "ha dejado de ser sólo una cuestión ética en reflexiones minoritarias para convertirse en un problema perentorio para un número de personas en constante aumento".

En el texto pedía que se estableciera "a efectos legales y médicos por dónde debe estar el límite de la terapia sin encarnizamiento" y reivindicaba que "médicos y legisladores han de aceptar que la capacidad de una voluntad libre, consciente y respetuosa socialmente de cada uno de nosotros a disponer sobre nuestra propia muerte ha de llegar a ser un derecho tan fundamental como el derecho a vivir nuestra propia vida".

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