_
_
_
_
_
Reportaje:

Una televisión invisible

Cuba boicotea una cadena anticastrista financiada por EE UU

En algunas avenidas de La Habana hasta hace poco hubo vallas de propaganda que decían: "No sé TV" (pronúnciese Nosetevé) . Era la respuesta oficial cubana a la anticastrista TV Martí, creada y financiada por el Gobierno de EE UU con el objetivo declarado de "fomentar la democracia en Cuba". Tras 20 años y 100 millones de dólares invertidos en tal propósito, que las autoridades de la isla consideran sencillamente subversión, los poquísimos cubanos que han visto alguna vez la señal de marras no pasan de describir una especie de llovizna amorfa y sin voz en la pantalla. "Eso es lo que hay: o alguien en Miami se está haciendo rico, o son bastante bobos", asegura Jesús Valdés, habanero de a pie y sin militancia política que hace su resumen de lo que piensa la calle.

"Están gastando sumas millonarias para conseguir el resultado de siempre", señala Raúl Castro

Pese a los fondos millonarios, desde que TV Martí arrancó el Gobierno cubano la ha interferido con éxito; raramente, por no decir nunca, la señal es nítida. La tecnología estadounidense no ha podido de momento con los ingenieros de la revolución, y eso que en su afán democrático Washington hasta lo ha intentado con un globo aerostático anclado en Cayo Cudjoe, en Florida.

El dirigible tenía el nombre de Fat Albert (Alberto el Gordo), y hace algunos años, al azotar la región el huracán Georges, Alberto el Gordo desapareció en la estratosfera sin que nadie se percatara de su pérdida hasta días después. En aquel momento, hasta el ex dirigente de la organización del exilio Fundación Nacional Cubano-Americana, Joe García, admitió que "si se destroza un dirigible de TV Martí y nadie se da cuenta en semanas, ello habla de su nulo impacto".

Tras la desaparición del globo, durante un tiempo TV Martí trató de transmitir su verdad a la isla desde un avión militar C-130 de la Fuerza Aérea estadounidense que volaba a gran altura sobre territorio estadounidense, pero nada. En eso estalló la guerra de Irak y el avión hizo falta, por lo que en 2004 Washington aprobó 10 millones de dólares para la adquisición de otro avión militar, dentro de una partida de 38 millones destinada a financiar Radio y TV Martí. Pero tampoco: el resultado fue más neblina en televisión.

El pasado 10 de julio, días antes de informar Fidel Castro al mundo de su grave intervención quirúrgica y de delegar funciones en un equipo de siete personas, el Gobierno de Bush dio a conocer un nuevo paquete de medidas para recrudecer el embargo económico. Entre ellas, concedió 80 millones de dólares para apoyar a los grupos de la disidencia y el exilio, e incrementar la propaganda contra el régimen cubano. Veinticuatro de esos millones fueron para TV Martí.

Con la enfermedad de Castro todo se aceleró. En una reciente entrevista, el jefe del Ejército y presidente en funciones de Cuba, Raúl Castro, denunció que desde el 5 de agosto, apenas una semana después de ser operado su hermano, el Gobierno de EE UU comenzó a utilizar el nuevo avión y que incluso éste llegó a transmitir desde aguas internacionales, lo que Washington niega, y violaría los acuerdos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.

Cubanos consultados por este diario en La Habana y en otras ciudades del interior aseguran que, hasta el momento, sombras nada más. O en palabras de Raúl Castro: "Están gastando sumas millonarias del contribuyente norteamericano para lograr el mismo resultado de siempre: una televisión que no se ve".

Escena de <i>La oficina del jefe, </i>emisión de la cadena TV Martí, con sede en Miami.
Escena de La oficina del jefe, emisión de la cadena TV Martí, con sede en Miami.ASSOCIATED PRESS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_