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Reportaje:ESCAPADAS

Lágrimas de amor en Coimbra

Historia y leyenda se funden en una romántica ruta portuguesa

Desenterrar a doña Inés / vestir de soberana sus despojos, / cubrir con el manto púrpura los gusanos, / posar sobre el cráneo de la dama la corona / y calzarle en los húmeros enguantados las rutilantes gemas del poder". Con estos versos resume la poetisa argentina Luisa Futoransky el trágico desenlace del idilio de don Pedro y doña Inés de Castro, coronado en muerte, que tanto ha nutrido el imaginario colectivo rosa desde mediados del siglo XIV. Uno de los sucesos más románticos y escabrosos de la Edad Media, agua de la que bebieron también las plumas de Camões, Antonio Ferreira, Lope de Vega, Voltaire, Víctor Hugo y Stendhal. Hoy, la Quinta de las Lágrimas de Coimbra, convertida en un hotel singular de lujo; el convento de Santa Clara, en plena excavación, y una ruta por la región central de Portugal rememoran esta historia que se confunde con la leyenda.

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Gótico salvado de las aguas

Resulta que Pedro, hijo del rey Afonso IV de Portugal y a la sazón príncipe heredero, conoció a la bella Inés de Castro, hija bastarda de Pedro Fernández de Castro de Galicia, a su vez nieto de Sancho IV, rey de Castilla. Este último, como en el mejor relato de enredos ibéricos, era también abuelo de Pedro, lo que convierte a nuestros personajes en primos. Huelga decir que a pesar de estar casado con doña Constancia de Castilla, Pedro se enamoró locamente de la dama del "cuello de garza y los cabellos de fuego". Este romance apasionado fue aprovechado por un hermano de Inés, que la instó influenciar al infante para que tomara parte en las guerras intestinas castellanas en contra de su propio padre, Alfonso IV. El monarca, aprovechando una ausencia de Pedro -razones de Estado obligan-, mandó matar a Inés en un acto de crueldad que habría de pagar caro. Pedro, al conocer la noticia, enloqueció y arrasó medio país, alfanje en mano.

Cuenta la leyenda que era en la Quinta de las Lágrimas (así llamada por este suceso, y entonces finca de recreo de la familia real) donde Inés y Pedro se encontraban a escondidas y alimentaban su amor. De la fuente de los Amores parte una acequia hasta el palacio de Santa Clara, por la que Pedro enviaba misivas a su amada en barquitos de madera, y junto al estanque de piedra fue degollada a manos de Álvaro Gonçalves, Diego Lopes Pacheco y Pedro Coelho. Allí, a los pies del manantial, unas manchas rojas en la roca (en realidad, causadas por un alga microscópica) rememoran el atroz suceso. Hoy el lugar es un romántico enclave junto al jardín del hotel por el que corren las aguas, rodeado de plátanos centenarios, dos secuoyas plantadas por Wellington y un bosquete de bambú en el que algún enamorado anónimo ha dejado marcada su pasión a golpe de navaja. A dos pasos se sitúa el jardín del hotel, un palacio del siglo XVIII convertido en relais & châteaux, que, además de sus estancias con olor a cera y crujir de maderas, su restaurante estrellado por la guía Michelin y su exquisito salón de té, ofrece spa y otras instalaciones en un edificio contemporáneo de líneas blancas y limpias, proyectado por Gonçalo Byrne.

Pero el asesinato no debió de perpetrarse allí, por mucho que la estampa se nos ofrezca idílica, sino en el propio palacio de Santa Clara, a poca distancia de la Quinta, donde Inés residía junto con otras damas de la corte de la reina santa Isabel de Portugal, viuda de don Dinis, que se había recluido en el convento homónimo. Hoy, Santa Clara-a-Velha se alza junto al Mondego, a salvo de las aguas que durante más de cuatro siglos la anegaron debido a sucesivos desbordamientos del río. El Instituto Portugués de Patrimonio Arquitectónico iniciaba en los noventa una ingente labor de bombeo, drenaje y excavación del yacimiento. Su maciza y algo triste silueta, propia del gótico primitivo, contrasta con un peculiar interior de tres naves de una sola altura abovedadas en piedra, cuyo misterio se ve acrecentado por la sensación de abandono secular. "Éste es un monumento enteramente condicionado por el agua; sin ella no se explica su historia", nos dice Alexandra Gonçalves, guía erudita y apasionada. "Se ve cómo las clarisas, obligadas a desalojar los bajos del mismo a medida que el templo se inunda, van construyendo sus dependencias en altillos que parten su verticalidad".

Uno de los puntos más interesantes del templo son los restos del claustro puesto a descubierto tras la intervención, que es un ensamblaje de estilos ornamentales, y en el que se conservan una pila de estilo manuelino, una bella colección de capiteles y paños de azulejos mudéjares valencianos y sevillanos. Un museo levantado en el propio recinto mostrará las piezas decorativas halladas durante la excavación.

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La traza de Camões

Volvamos ahora a nuestra Inés. Para seguir su traza por Coimbra habrá que rastrear la de Camões, otro de los poetas que le dedicaron más tinta, en Os lusíadas. Al parecer, estudió en su universidad, fundada en el siglo XIII por Dinis, ampliada sucesivamente durante los siglos XVI y XVII, y en parte destrozada por la arquitectura fascista de Salazar. Aún permanece en la parte vieja, dominando un tapiz de tejados húmedos y campiñas feraces, el edificio del siglo XVIII de la Facultad de Derecho. En él se encuentra la célebre biblioteca Joanina, un espacio barroco dividido en tres salones, con soberbias maderas exóticas y pan de oro que recuerdan el arte de las chinoiseries, pero también las lucrativas gestas brasileñas. Trescientos mil volúmenes datados entre los siglos XVI y XVIII aguardan al investigador desde su algodonoso silencio. A su vera, la capilla de San Miguel ofrece uno de los más delirantes muestrarios de azulejos portugueses y un notable altar manierista.

A unos 50 kilómetros de Coimbra se alza el castillo de Montemor, de origen árabe y esbelta doble cintura almenada. Un bello enclave que se abre al verde exultante que trae consigo el cercano Atlántico, en el que se cree que se refugiaron los tres asesinos de Inés, que fueron mandados asesinar a su vez por Pedro tras la muerte de su padre. A uno le fue arrancado el corazón por el pecho; al otro, por la espalda, y el último logró escapar.

Por fin, no sabemos si la bella mojó sus pies en las aguas de Costa Nova, cerca de Aveiro, pero si no lo hizo, sin duda alguna se lo perdió. Las playas de dunas móviles al resguardo de la voracidad constructiva y la laguna de agua salada, frente a esta deliciosa población, lo convierten en uno de los lugares más atractivos del litoral. Y también uno de los más cuidados, como demuestran sus acertadísimas intervenciones urbanísticas y la conservación de sus casas populares pintadas a rayas de vivo color. Aveiro, tras las marismas y la ría, es otro ejemplo de ese Portugal central en plena efervescencia arquitectónica y urbanística. Al variado elenco de edificios art nouveau se suma una interesante intervención a modo de espacio peatonal en la ría, y la universidad, según plan de Nuno Portas, y con edificios de epidermis de ladrillo firmados por Siza Vieira, Souto de Moura y Adalberto Dias. Aportaciones contemporáneas que se añaden a sus imprescindibles: la fábrica de loza Vista Alegre y el Museo de Aveiro, en un convento de Jesús del siglo XVI y con una de las mejores colecciones de arte sacro de Portugal. Aunque la bella no esté enterrada allí, sino en Alcobaça.

En las cercanías de la localidad portuguesa de Aveiro se extienden las bellas playas de dunas móviles de Costa Nova.
En las cercanías de la localidad portuguesa de Aveiro se extienden las bellas playas de dunas móviles de Costa Nova.INÉS ELÉXPURU

GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

- Tap (www.tap.es; 901 11 67 18) tiene vuelos a directos Lisboa desde Madrid y Barcelona, a partir de 157,80 euros.- Iberia (www.iberia.com; 902 400 500) tiene vuelos directos desde Madrid a Lisboa a partir de 121,8 euros.- Coimbra se encuentra a dos horas de tren (www.co.pt) al norte de Lisboa. El trayecto ronda los 20 euros.

Dormir

- Quinta de las Lágrimas (00 351 239 80 23 80; www.quintadelaslagrimas.pt). Antonio Augusto Gonçalves, s/n. Coimbra. Dos noches con desayuno, cena o almuerzo en el restaurante gastronómico, 188 euros.- Palace Hotel do Bussaco (00 351 231 93 79 70). Mata do Buçaco. Buçaco. A 30 kilómetros de Coimbra. Espectacular y lujoso palacio del siglo XIX, con preciosos jardines. Doble con desayuno, desde 189 euros.

Información

- Oficina de turismo de Portugal en España (902 88 77 12 y www.visitportugal.com).

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