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Reportaje:RUTAS URBANAS

Sonambulismo londinense

Paseos nocturnos y literarios desde el barrio de Acton al palacio de Hampton Court

El mapa de una ciudad de noche no coincide con el diurno. En el umbral de la vigilia, las ciudades menguan, su atmósfera se desata y ni siquiera sus visitantes somos los mismos que cuando nos llega el alba. Caído el telón, la ciudad es más teatro. El hombre, más fantasma.

El escritor galés Arthur Machen sabía bien todo esto. Por eso incluyó los paseos nocturnos como eje de su novela Un fragmento de vida, escrita en 1906. En ella narra las andanzas de un gris funcionario de la City cuya rutinaria vida se transforma cuando empieza a pasear de noche, sin rumbo fijo, en caminatas circulares de doce kilómetros. Es entonces cuando se opera el milagro: el protagonista del libro, Edward Darnell, deja de ser un aburrido escribiente y se convierte en un soñador. Todo gracias a esa extraña afición a la que se entrega con pasión de niño: caminar mientras otros duermen.

El Londres de Darnell ha cambiado muchísimo, aunque hoy todavía es posible sentir el adjetivo que más emplea Machen para la ciudad: "lúgubre". Algo de eso queda por su barrio, Acton, al oeste de la ciudad, sobre todo si se pasea de noche. Aunque hoy es una zona mayormente residencial, en tiempos de la novela el sur de Acton era aún conocido como "la isla de la espuma jabonosa" debido a sus lavanderías de agua mineral ligera, adonde las clases más pudientes del West End gustaban de enviar sus coladas. En esa época estaba habitado por irlandeses (Michael Collins vivió aquí), pero hoy la mezcla incluye británicos, hindúes, somalíes, polacos... Pertenece a ese Londres con calles que juntan casas victorianas con pisos de protección oficial. Los saltos en el nivel de vida van de esquina a esquina. Pero todo muy hermético.

El barrio es tranquilo, sin sobresaltos nocturnos. Con sólo recorrer tres calles, uno ya comprueba la veracidad de una de las mejores máximas del libro: "A esas horas, la gente tiene más miedo dentro de sus casas que fuera".

Como en el Bloomsday de Dublín, los paseos de Edward Darnell se pueden imitar (con un horario más diurno si se quiere) un siglo después de su publicación. Hay además libertad de movimiento, siempre y cuando se respete la salida y la llegada a la plaza de Shepherd's Bush, cerca de donde vivía nuestro personaje. A veces la deriva seguirá sus pasos hacia el norte atravesando prados (hoy puro asfalto) hasta encontrar una iglesia que lo domina todo desde un cerro (posiblemente St. Mary, en Harrow-on-the-Hill, una de las iglesias más rurales de Londres y bajo cuya sombra se inspiraba un joven lord Byron).

Otras veces se puede optar hacia el sur, por el curso del Támesis, hasta los jardines y el palacio de Hampton Court, donde Darnell quedó encantado ante unas pinturas eróticas (para su tiempo) y el sonido de unas campanas. El complejo, que fue residencia real hasta finales del XVIII, es famoso por su muestra anual de flores o su enorme jardín laberíntico de 1.300 metros cuadrados. De haber exisitdo el personaje de Arthur Machen, es posible que no hubiera sido el único paseante nocturno de Hampton Court, ya que el palacio también es conocido por sus apariciones fantasmales, todas ellas ligadas a la cruel figura del rey Enrique VIII. Entre sus moradores espectrales se cuentan el propio rey, y tres de sus seis esposas: Ana Bolena, Jane Seymour (que murió en Hampton Court tras dar a luz a su hijo, el futuro Eduardo VI) y Katherine Howard, a la que supuestamente aún se puede oír suplicando clemencia al rey antes de que éste ordenara su decapitación en la célebre torre de Londres.

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Afortunadamente, el viajero del siglo XXI no necesita caminar varios kilómetros para alcanzar estos destinos: basta coger el metro para ir a Harrow (está en la zona 5 tomando la Metropolitan Line) o el tren para llegar a Hampton.

Gracias al hechizo de la noche, Edward Darnell pasó a ver su tedioso barrio como un laberinto encantado y todo Londres como la ciudad del Cáliz. El paseo nocturno tenía para él una dosis de secreto y otra de tesoro: "La sensación de estar viviendo en un mundo en el que ningún otro podía entrar y en el que nadie había estado antes". Algo mágico hay seguro si tenemos en cuenta que el protagonista de otro libro, Austerlitz, de W. G. Sebald, opta también por recorrer las calles de Londres, de noche y sin rumbo, como terapia. Esta vez lo hace por la zona de Whitechapel, un lugar frecuentado por el que, sin duda, ha sido el más ilustre de los caminantes en la oscuridad londinense: Jack el Destripador. Pero ésa es otra historia.

GUÍA PRÁCTICA

Información

- Hampton Court Palace

(00 44 20 87 07 56 60 60).Todos los días, de 10.00 a 16.30.Precio: 18,40 euros (sólo jardines, 6). Desde la estación de Waterloo salen trenes directos cada media hora a Hampton Court (a dos minutos andando del palacio).- www.visitlondon.com.

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www.historicroyalpalaces.org.

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