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El Consejo Europeo acoge por primera vez a los líderes de los 13 países candidatos

El presidente de la Eurocámara dice que los Quince no deben valorar la adhesión sólo en cifras

Los países candidatos a la adhesión participaron ayer en Barcelona, por primera vez, en una sesión de trabajo del Consejo Europeo. La iniciativa tenía como fin el ir implicándolos poco a poco en la dinámica de la política comunitaria, yendo más allá de los actos puramente simbólicos. El tema escogido para la reunión entre los 15 líderes de la UE y los 13 del Este fue la estrategia de reformas económicas, sociales y medioambientales que lanzó la UE hace dos años en la cumbre de Lisboa. Los candidatos valoraron positivamente esta iniciativa y se comprometieron a seguir la misma línea.

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La sesión de trabajo de los 28 mandatarios europeos duró algo más de dos horas. Empezó a mediodía. En paralelo se reunían en salas distintas, por un lado, sus respectivos ministros de Exteriores y, por otro, los de Economía y Finanzas. Los encuentros, primeros de esta naturaleza en un Consejo Europeo, sirvieron para que los líderes de la UE y de los países candidatos intercambiaran experiencias sobre la estrategia lanzada en Lisboa para convertir a Europa en la economía más competitiva del mundo en 2010. Para convertirse en Estado miembro de la Unión, los candidatos deben asumir la legislación y los grandes proyectos de la UE, difíciles de cumplir por parte de todos los socios, incluso antes de formar parte de la familia comunitaria.

La Comisión Europea considera que el proceso de Lisboa no puede servir de freno en los preparativos que se están llevando a cabo para su integración en la UE en 2004. Todo lo contrario. Ayer, los actuales 15 socios trataron de incentivarlos para que se sumen a la estrategia que está desarrollando la Unión, más que de someterlos a obligaciones adicionales.

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, dijo que 'hay buenas razones' para que estos países de la antigua esfera comunista se integren en esta estrategia. El ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, declaró que 'esas reformas son muy importantes en sus propios países para ir adaptando sus estructuras a lo que son las exigencias de eso que se denomina la globalización'.

Los países candidatos agradecieron la iniciativa, porque la consideran una fórmula que permitirá reforzar la cooperación ahora y una Unión ampliada. El primer ministro polaco, Leszek Miller, mostró su pleno compromiso con el proceso de Lisboa porque tendrá 'un efecto positivo en la modernización y la liberalización de la economía'. Su colega esloveno, Janez Drnovsek, se felicitó porque muchos líderes de la UE ven a su país como un igual y dijo que en 2010 'habrá alcanzado' el nivel de desarrollo económico y social acordado en Lisboa. Fue, en definitiva, una forma de prepararlos para lo que se encontrarán cuando sean miembros de pleno de derecho de la Unión.

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La reunión se celebró en el momento más delicado del proceso de la ampliación. La presidencia española debe dar durante este semestre el último empujón a la negociación de los capítulos más conflictivos del paquete: la financiación de la agricultura y los fondos de cohesión, es decir, el 80% del presupuesto comunitario. El coste de la ampliación es la cuestión más controvertida. Pero en la sesión de trabajo de ayer no se trató este tema, que será uno de los puntos clave de la cumbre de Sevilla, como aclaró Piqué.

El presidente del Parlamento Europeo, Pat Cox, sin embargo, aprovechó el tradicional discurso de apertura de la cumbre para pedir a los Quince que no se centren exclusivamente en calcular las consecuencias presupuestarias de la adhesión de nuevos países a la UE y dijo que 'la aritmética es una parte del aceite que engrasa la maquinaria, pero los puntos esenciales son mucho más importantes y suponen un desafío mucho más serio'.

Las negociaciones deberían concluir antes de final de año con los países más adelantados con el objetivo de que puedan convertirse en miembros de pleno derecho en 2004, para que puedan participar en las próximas elecciones europeas.

Invitación con rapapolvos

El gesto político de los Quince de acoger en parte de sus debates a los 13 aspirantes a entrar en el club no evitó que el comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, les leyera la cartilla. Tras un guiño inicial sobre 'el gran avance' conseguido por los candidatos del Este en su travesía hacia una economía de mercado y hacia la estabilidad macroeconómica, Solbes incidió en lo que queda por hacer.

El balance de las privatizaciones y las reestructuraciones es 'limitado' y está yendo 'despacio' en los sectores propicios a las situaciones de monopolio o duopolio como la energía o las telecomunicaciones, y ahí se echa en falta en los candidatos la existencia de órganos reguladores que arbitren la situación. Tampoco en materia de productividad salen muy bien parados los Trece si se les compara con la media comunitaria.

Si la UE sufre un claro retraso transatlántico en lo que gasta en investigación y desarrollo (I+D), equivalente a un 1,9% del PIB comunitario, los candidatos no pasan del 0,8%. El peso del sector agrícola es excesivo, cuatro veces más que el de la Unión si en el cálculo se incluye a Turquía. La intermediación financiera es muy baja y obstaculiza las reformas estructurales, mientras el empleo completa el cuadro como clara asignatura pendiente.

Entre los años 1995 y 2000 el empleo cayó en los países aspirantes un 1,5%, en contraste con el crecimiento del 6% experimentado dentro del club comunitario.

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