_
_
_
_
_

Una de cada cuatro personas con Alzheimer no está diagnosticada

En España viven unas 800.000 personas con Alzheimer, pero sólo 600.000 están diagnosticados, según los datos de un estudio de la Confederación Española de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias (Ceafa). Esta enfermedad es la décima causa de muerte, tiene un desarrollo de unos ocho años de media y cuesta, entre gastos directos e indirectos, unos 32.000 euros al año, que tienen que afrontar, en su mayor parte, las familias, según explicó ayer Ángeles Díaz, presidenta de la confederación.

"Tradicionalmente, el Alzheimer y otras demencias se consideran asociadas a la vejez", indicó Díaz, pero eso no es siempre así. Un 10% de los casos se diagnostica en personas con menos de 65 años. "Se dan casos hasta de 50", dijo la presidenta de la Confederación.

Más información
Los familiares de enfermos de Alzheimer piden que estos sean considerados como discapacitados
El número de enfermos de Alzheimer en España se duplicará en 20 años hasta los 1,2 millones

La extensión de la enfermedad y sus causas, todavía desconocidas, hacen que afecte a personas de todo el espectro social. Pero son las familias de ingresos intermedios las que más difícil tienen acceder a los escasos servicios sociales específicos, ya que no pueden pagar cuidadores privados, y quedan fuera de los baremos para recibir subvenciones, explicó Lorena Álvarez, coordinadora del informe.

La enfermedad es no sólo incapacitante para el enfermo. También lo es para las cuidadoras -el 95% son hijas, esposas o hermanas de los afectados-, explicó el geriatra del Hospital Clínico de Málaga Carlos de Linares. El médico distinguió tres fases en la enfermedad. En la inicial aparecen los primeros trastornos afectivos, los olvidos de palabras y de objetos. Los pacientes todavía pueden manejarse solos, aunque tienen problemas de orientación. Sufren incontinencia y trastornos de sueño. Esta fase se pasa en casa o en hospitales de día, cuestan unos 29.000 euros al año y suponen que las cuidadoras les dediquen unas ocho horas. El 35% de ellas abandona sus ocupaciones profesionales en esta fase, dijo De Linares.

En la segunda, los síntomas se agravan Hay que vestir, lavar y alimentar al enfermos. La comunicación se hace casi imposible. Dura unos 2,7 años, y las cuidadoras necesitan 11 horas diarias para atender al paciente. Otro 16% abandona su trabajo para dedicarse al enfermo.

Por último el afectado tiene que guardar cama. No habla ni conoce apenas y sufre incontinencia. Esta fase dura otros dos años, y requiere de una dedicación de hasta 12 horas. Otro 32% de las cuidadoras principales -casi siempre una mujer- tiene que dejar su trabajo.

La Confederación pide que el Alzheimer se considere, más que una dolencia de mayores, una discapacidad, independientemente de la actividad de quien lo sufra. Con ello se evitarían diferencias en el acceso a los tratamientos entre quienes lo sufren siendo trabajadores, que pueden optar a una incapacidad laboral, y los jubilados. La secretaria de Estado de Asuntos Sociales, Familia y Discapacidad, Amparo Valcarce, anunció que estudiará las demandas de los afectados para incluirlas en la ley de atención a personas dependientes prevista para el primer semestre de 2005.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_