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Un pionero de la globalización

Ingvar Kampras, este empresario fuera de serie, pionero de la globalización, ha tenido una vida intensa no exenta de tragedias familiares de las que poco habla en sus entrevistas. Ha recibido muchos premios por su condición de empresario exitoso, el título de doctor honoris causa en Economía otorgado por la Universidad de Lund, pero también muchas críticas. Se le acusó siempre de tacañería, porque cuando visitaba el local de Estocolmo viajaba en metro y autobús. No se ofende por ello. Dice que un empresario deber dar ejemplo y ser consciente de la importancia de los costos.

Se le ha acusado con pruebas irrefutables de su pasado nazi, lo que admitió y atribuyó a "errores de juventud". El primer ministro noruego, Kjell Maagne Bondevik, lo acusó recientemente de ser cómplice de la opresión de la mujer en los países musulmanes donde se ha establecido. Se le ha cuestionado tener proveedores de países con mano de obra barata que violan los derechos humanos. Pero no ha deslocalizado sus fábricas suecas hacia esos países. Siempre procura responder a las críticas. Tuvo problemas de alcohol, que pudo superar. No tiene soberbia y muestra respeto por sus colaboradores. La historia dará finalmente su veredicto sobre este singular empresario.

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