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Mernissi retrata la supervivencia de las tejedoras de alfombras

Aurora Intxausti

"He tardado 20 años en descubrir la magia que existe tras cada alfombra diseñada por mujeres que habitan en Marruecos, mujeres que han sido capaces de adaptarse a los nuevos sistemas de comunicación y que están viviendo una verdadera revolución debido a las tecnologías digitales y a los 200 canales árabes de televisión que se emiten vía satélite", afirma Fátima Mernissi (Fez, 1940) durante la presentación en Madrid de El hilo de Penélope (Lumen).

La escritora analiza en su libro la labor de los hombres y mujeres de su país que aprenden de forma autodidacta idiomas escuchando las televisiones extranjeras, informática para vender sus productos artesanales a través de Internet o emprenden negocios que crean ellos mismos. Mernissi propone un viaje por su país para descubrir los modos en que la tradición milenaria se entremezclan con las nuevas conquistas tecnológicas, y "frente a la cultura del cowboy, que defiende una visión egocéntrica y territorial del mundo, propongo la cultura de Simbad, de quien respeta al extranjero y sabe escuchar, honrando la tradición y caminando hacia el futuro sin abandonar el pasado".

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Hija y nieta de mujeres analfabetas, Mernissi vivió su infancia y adolescencia en un harén marroquí. "Mi madre pasó muchos años de su vida bordando y ahora sé que sus ansias de libertad se reflejaban en esos pájaros con amplias alas que dibujaba sobre las telas". La escritora logró traspasar las férreas tradiciones islámicas, se doctoró en Sociología y es profesora de la Universidad Mohamed V de Rabat.

Fátima Mernissi participa junto a un grupo de intelectuales en un proyecto que fomenta el trabajo de las mujeres que tejen alfombras en las montañas del Atlas, en Marruecos. En El hilo de Penélope, la escritora analiza la historia de algunas de las artesanas que están marcando lentamente el futuro de su país. Por ejemplo, la de Fátima Mellal, que nació en 1968 a 600 kilómetros de Rabat y que desde niña acarreó leña, colaboró en las tareas agrícolas y tejió alfombras. No fue nunca a la escuela y a pesar de ello en sus tejidos está reflejado el alfabeto. A los 30 años comenzó a pintar y hoy sus trabajos se cotizan en miles de dólares.

"Las nuevas tecnologías permiten a las mujeres dedicadas a tejer alfombras crear una infraestructura que favorezca en el futuro a sus hijos y nietos. Asentar el tejido económico puede ayudar también a retener a los jóvenes marroquíes, al no tener que buscar su futuro en otro país. Uno de los fines del proyecto que hemos puesto en marcha es tratar de poner freno a la emigración. Abandonar tu país por razones económicas es una de las mayores tragedias que le puede acontecer al ser humano", asegura Mernissi.

La escritora está promoviendo una exposición de los trabajos de las tejedoras del Alto Atlas para el próximo mes de octubre en Oviedo (Mernissi fue premio Príncipe de Asturias en 2003). "Espero que algunas de ellas puedan viajar a España para hablar de su arte", afirmó.

Fátima Mernissi, ayer en Madrid.
Fátima Mernissi, ayer en Madrid.BERNARDO PÉREZ
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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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