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Reportaje:CATÁSTROFE EN EE UU | La situación en Misisipi

Misisipi intenta recuperar el pulso

El regreso de la luz, el teléfono y el tráfico aéreo dan un respiro a las ciudades golpeadas

Si la cadena de hamburguesas McDonald's es uno de los símbolos de la vida estadounidense, la cola de coches que había ayer frente al McDonald's de Ocean Springs, en la costa del Golfo de Misisipi, más larga que la de las gasolineras cercanas, podría considerarse una señal significativa de que la normalidad trataba de volver a instalarse en la zona tras el paso del Katrina.

"Nosotros preferimos la Waffle House [una cadena de restaurantes típicamente sureños] que consiguió abrir hace ya una semana con un menú de emergencia. Pero a los vecinos les ha hecho mucha ilusión que el miércoles McDonald's volviera a vender hamburguesas.Creo que la gente que más se queja es la que no estuvo aquí durante el huracán Camille. Entonces tardaron tres semanas en devolvernos la luz y esta vez han tardado sólo 10 días", aseguran Fay y Ralph Balius, jubilados de Saint Martin, un pueblo limítrofe entre Ocean Springs y Biloxi.

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En su casa se alojan sus cinco hijos y 12 nietos, que han perdido sus hogares. Aunque el suyo haya sobrevivido al huracán, la mitad de su pueblo ha desaparecido, "pero al menos ayer tenía luz", dicen, como un tercio de las áreas metropolitanas de Biloxi y Gulfport.

Quizá con excesivo optimismo, Haley Barbour, gobernador de Misisipi, aseguró ayer que el lunes esperaba que la electricidad se hubiera restablecido en todo el Estado. Los pocos semáforos que quedaban en pie en las áreas más afectadas comenzaron a iluminarse hace tres días, pero los accidentes seguían siendo una constante. Apenas hay guardias que ponen orden en calles o carreteras.

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El fuerte tráfico de vehículos de emergencia y cooperación que circulan ahora por la costa, con conductores agotados por las largas jornadas de trabajo, y la llegada de la esperada gasolina a muchas estaciones de servicio han disparado la situación de anarquía circulatoria que se vive en la costa de Misisipi. No obstante, el tráfico aéreo comercial se restableció ayer de forma limitada en el Gulfport-Biloxi International Airport.

En cuanto a las telecomunicaciones, en esas dos ciudades los móviles parecían haber recuperado la cobertura y en algunas calles se habían restablecido las líneas telefónicas. "Sí, hay señal, pero siempre te sale un contestador diciendo que el sistema está colapsado y que lo intente más tarde", se queja una vecina de Biloxi.

No obstante, esos indicios de recuperación tienen poco que ver con lo que se vive en áreas más pequeñas alrededor de la Bahía de Saint Louis como Diamondhead o Pass Christian, donde es casi imposible encontrar una casa en pie o ver una farola con luz. En las zonas del interior del condado de Jackson ocurre lo mismo y en algunos pueblos limítrofes con el Estado de Luisiana los servicios de emergencia llegaron hace apenas dos días.

"No hay ningún indicio de normalidad, sólo hay tráfico. Yo sigo llevándole comida a mis amigos atrapados sin transporte en Biloxi, y tuve que sacar a mi vecina de 89 años de su casa dos días después de la tormenta porque nadie vino a rescatarla. La llevé a Mobile y la metí en un hotel. Pagué por ella durante un mes. Yo tengo suerte porque tengo dinero y vivo en una caravana, pero la reacción del Gobierno fue lamentable. Ha abandonado a los pobres y a los desamparados", se queja Scott, un capitán retirado de las Fuerzas Aéreas.

El recuento oficial de víctimas alcanzaba ayer los 201 en Misisipi, donde el cólera fue la causa de cuatro de las muertes. "Los cuatro tenían heridas abiertas y sufrían alguna deficiencia", dijo el gobernador Barbour, sin especificar dónde habían sido encontrados los cadáveres. "Lo que ha matado a nuestros vecinos ha sido el Camille, no el Katrina. La gente se fio demasiado porque aquel huracán causó pocas víctimas y ahora vamos a tener que lamentar muchas pérdidas", asegura Vincente Creele, portavoz del Ayuntamiento de Biloxi.

El Disaster Mortuory Operational Response Team (el equipo que confirmará la identidad de los muertos) ha montado cuatro oficinas a lo largo de la costa para que la gente tenga un sitio al que acudir a denunciar la desaparición de sus familiares y así se pueda ayudar a confirmar la identidad de los fallecidos. Dos días después de su creación y pese a las dificultades de que la población se entere de su existencia -las radios locales son la única fuente de información, al menos para quien tiene equipos a pilas- el número de desaparecidos se acercaba al centenar.

En cuanto al balance de los daños, sólo Biloxi y Gulfport han sido capaces de dar datos concretos sobre el nivel de destrucción dejado por el Katrina: el 20% de las casas de ambas ciudades (11.000 de un total de 60.000) han desaparecido, confirmaron el miércoles sus alcaldes, y muchas otras "aún sin cuantificar", según Creele, "tendrán que ser derribadas".

Más de 60.000 personas han acudido ya a la Administración Federal para la Gestión de Urgencias (FEMA) a solicitar ayuda, según confirmó Barbour. Muchas escuelas anunciaron su tentativa de reapertura para el 1 de octubre, aunque parece una misión imposible teniendo en cuenta que muchas se han transformado en refugios y otras están muy dañadas.

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