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15ª CUMBRE IBEROAMERICANA

Buen cine para escapar de los discursos

Fernando Gualdoni

Los salmantinos están decididos a que la cumbre iberoamericana del viernes y el sábado no se ciña sólo al debate político y económico. Por ello, la ciudad ofrece estos días exposiciones y espectáculos para el disfrute de la gente que no está relacionada con las actividades de la reunión de jefes de Estado. De entre todas las propuestas destaca un ciclo de cine iberoamericano de calidad y a buen precio. La entrada de la filmoteca castellano-leonesa, subvencionada, es más barata que el top manta: 1,20 euros por película.

El ciclo, organizado por Ibermedia y patrocinado por la Junta de Castilla y León, arrancó el lunes con El Bonaerense, la cruda película del argentino Pablo Trapero que narra la formación y la vida de un policía de la provincia de Buenos Aires, el cuerpo de seguridad con peor fama de Argentina. Para muchos críticos, este filme es el mejor de Trapero hasta el momento. Hoy es el turno de Machuca, una película chilena muy reconocida, que estuvo meses en cartelera en su país y que en España tal vez no se exhibió tanto tiempo como merecía. El largometraje de Andrés Wood, de 2004, narra a través de dos niños, uno pobre y el otro de buena posición económica, los días previos al golpe de Estado de Augusto Pinochet de 1973.

Películas recientes

Hay 10 títulos, coproducidos con España y todos latinoamericanos menos la portuguesa Capitanes de abril, la película sobre la Revolución de los Claveles de 1974. La selección incluye un filme de cada país y en algunos casos son cintas nuevas, como la colombiana Perder es cuestión de método (2005), de Sergio Cabrera, un buen director que hacía tiempo que no se dedicaba al cine puesto que estuvo detrás de las cámaras en varios capítulos de la serie de televisión Cuéntame.

Entre los títulos más recientes también están la boliviana El atraco y la mexicana Nicotina, que se mezclan con dos producciones más antiguas, como la comedia cubana Lista de espera, de Juan Carlos Tabío y la peruana Tinta roja, dirigida por Francisco Lombardi.

El ciclo, que dura hasta el viernes 21, cierra con dos trabajos magníficos. Uno es el filme uruguayo El último tren, protagonizado por tres consagrados actores argentinos: Héctor Alterio, Federico Luppi y Pepe Soriano. El broche de oro lo pone la película venezolana Punto y Raya, de Elia Schneider. Es una pena que para entonces ni el presidente colombiano, Álvaro Uribe, ni el venezolano, Hugo Chávez, estén en Salamanca para ver juntos esta película que construye la relación de dos soldados, uno de Venezuela y el otro de Colombia, destacados en la zona fronteriza del río Morón, donde conviven los Ejércitos de ambos países, la guerrilla colombiana y los narcotraficantes.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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