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15ª CUMBRE IBEROAMERICANA

Los Andes, la región más turbulenta

El agravamiento de los conflictos abiertos en la zona preocupa a los participantes en la reunión

Fernando Gualdoni

El escaso peso político y la posible ausencia de los presidentes ecuatoriano, Alfredo Palacio, y boliviano, Eduardo Rodríguez; la distante relación entre el colombiano Álvaro Uribe y el venezolano Hugo Chávez, y la tardía llegada del peruano Alejandro Toledo a Salamanca dificultarán mucho un debate a fondo de las crisis que han azotado a la región andina en el último año, especialmente graves en Ecuador y Bolivia. En la cumbre iberoamericana de Salamanca nadie niega que los distintos focos de conflicto abiertos en la región preocupan mucho y no sólo porque se mantienen activos, sino porque se agudizan.

Por Quito han pasado siete presidentes en ocho años y la inestabilidad y la tensión es cada vez mayor. La salida de Lucio Gutiérrez el pasado abril fue especialmente violenta y quien le sucedió en el cargo, el ex vicepresidente Alfredo Palacio, ya ha perdido en pocos meses el apoyo popular que le encumbró. En La Paz, la inestabilidad política no ha dado tregua al país. En octubre de 2003, la presión popular acabó con el Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. Fue reemplazado por su segundo, Carlos Mesa, y éste también se vio forzado a renunciar a principios de junio tras otra revuelta. Es tal la falta de credibilidad de los políticos bolivianos que hubo que pedirle al presidente de la Corte Suprema que se convirtiese en el presidente Eduardo Rodríguez y éste aceptó con la condición de que se celebraran elecciones generales lo antes posible.

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En las afueras del histórico Colegio Fonseca de la Universidad de Salamanca, donde los técnicos de las distintas delegaciones negocian el texto final de la cumbre, un representante brasileño reconocía: "Los Andes turbulentos es un tema clave, pero en este tipo de cumbre es muy difícil tratar a fondo asuntos tan complejos". "No es la declaración final la que ayuda en estos casos, sino las reuniones bilaterales que estas cumbres propician", añade la misma fuente.

La declaración final de Salamanca esta prácticamente consensuada en su totalidad. En el borrador sólo faltaban ayer tres puntos: el referido a la situación socioeconómica, el de la inmigración y el concerniente a la proyección internacional de la región. No había ninguna mención específica a temas espinosos como el andino.

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Los delegados latinoamericanos y algunos asesores del Gobierno español que ya están en Salamanca reconocen la "preocupación" que hay por la inestabilidad en los países andinos. La sola idea de que las elecciones bolivianas previstas para el 4 de diciembre se aplacen pone los pelos de punta a los Gobiernos suramericanos. El fallo del Tribunal Supremo boliviano, que a finales de septiembre ordenó la redistribución de los escaños en la Cámara de Diputados, ha reabierto las disputas regionales y amenaza directamente la celebración de los comicios. El fallo favorece a la provincia de Santa Cruz de la Sierra, lo que puede llegar a perjudicar al candidato favorito, el indigenista Evo Morales, en detrimento del conservador Jorge Quiroga.

El estancamiento político que hay en Ecuador también provoca malestar entre los presidentes latinoamericanos. La ausencia del jefe del Ejecutivo ecuatoriano, Alfredo Palacio, se debe a los problemas que está teniendo para poner en marcha la consulta popular para reformar el sistema político, una de las cuestiones que prometió abordar cuando asumió el mandato. Está resultando difícil consensuar el texto de la consulta y el martes hubo un pequeño seísmo político en el Gobierno de Palacio que no sólo lo obligó a quedarse en Quito, sino que rebajó aún más su desgastada popularidad.

No obstante, si se habla de supervivientes sin apoyo social, la palma se la lleva el presidente de Perú, Alejandro Toledo. A pesar de que la economía peruana puede mostrar sólidos indicadores macroeconómicos, la corrupción que forma parte del día a día y el desempleo rampante continúan siendo el flagelo que estimula el descontento de los peruanos. El actual Gobierno de Lima se sustenta sólo en la figura del primer ministro, Pedro Pablo Kuczynski, que cuenta con credibilidad dentro y fuera de Perú. Kuczynski era hasta agosto el ministro de Economía y su ascenso se decidió para poner fin a la crisis política desatada tras el nombramiento de Fernando Olivera, uno de los políticos más impopulares del país, como titular de Exteriores, lo que desencadenó la dimisión del anterior primer ministro y de otros miembros del Gabinete. Este escándalo agudizó la impopularidad de Toledo, del que a estas alturas sólo se espera que acabe su mandato el año próximo.

En los últimos tres años, el conflicto bélico que desangra a Colombia desde hace cuatro décadas ha estado haciendo mella en la relación entre Bogotá y Caracas. El Gobierno colombiano de Uribe y el venezolano de Chávez tienen dos motivos muy claros para estar enfrentados: el primero es la relación con EE UU, en la que Colombia juega el papel de principal aliado en Suramérica y Venezuela hace justamente lo opuesto. El segundo, las sospechas de Uribe de que su homólogo venezolano protege a los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Ambos países se miran con recelo y la tensión ha llegado a escalas peligrosas en momentos como el secuestro y traslado de Rodrigo Granda, conocido como "el canciller" de las FARC, perpetrado por presuntos militares colombianos en Caracas a finales del año pasado. Fue un momento muy agrio en el que Chávez amenazó con romper relaciones con la vecina Colombia. Uribe viajó a Caracas para desactivar la crisis y aunque lo logró, las suspicacias entre ambos mandatarios estarán presentes en la cumbre.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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